Una boda inolvidable

Capítulo IV

Daisy POV:

¿Por qué la comida es tan deliciosamente rica? Es una injusticia razono al ver el escaparate de la cafetería. Tartas. De todo tipo. Susurrándome en el oído con maldad. «Cómeme.» «Cómeme.»  Esto es una injusticia. Una que quiere hacer dieta, tener un cuerpo en forma pero los dulces no la dejan ir.

Necesito ir a un psicólogo, especialista en cómo: «Superar una relación tóxica con los dulces.»

Niego con la cabeza. Me estoy volviendo loca. Normal, voy a encontrarme con Lorian, con mi horroroso ex después de años.

Miro al cielo por instantes, rezando. Pidiendo piedad al gran Dios.

«Que no sienta nada por él que no sea asco. Que no sienta nada por él que no sea asco.» Repito una y otra vez en mi mente.

En lo oculto de mi corazón, deseo que Lorian se hubiera convertido en un hombre feo. Demasiado feo. Calvo. ¿Por qué no? Quiero que represente la fealdad. Sí, así de mala soy. 

Pero mi deseo no se cumple cuando lo veo desde lejos, moviéndose sus pies nerviosamente.

Así que está nervioso. ¡Qué adorable se ve así! Joder, ¿por qué estoy pensando en eso? Yo lo odio, lo repugno y todos los verbos que signifiquen asco.

¿Entonces por qué carajos mis manos comienzan a sudar como si fueran un pollo en el horno? Mmm, ¡qué manjar! Ahora me atoja un pollo asado en el horno acompañado con patatas fritas. ¡Viva la gordura! ¡Muerte a las dietas!

Mierda, creo que también estoy nerviosa. Siento el sudor recorriendo por mis manos.

No quiero sentirme de esta manera tan alterada. Esto es demasiado para mi gusto.

No comprendo porque estoy así de nerviosa. No hay ninguna razón lógica que lo explicara.

Por el amor de dios, soy una mujer de veintiocho años. No esa boba joven de dieciocho años.

Enderezo mi espalda caminando con un porte de seguridad hacia él.

Cuando llego a su mesa, carraspeo en voz alta, llamando su atención.

Y en cuánto los ojos de Lorian se conectan con los míos, trago saliva al notar la química que había existido antes entre nosotros vuelve a estallar como si ésta fuera una tormenta. 

¿Por qué la vida es cruel? No entiendo porque me odia tanto.

Estoy a punto de morderme el labio nerviosamente pero repongo mi postura en el último momento.

—¡Hola! ¡Cuánto tiempo!

Es lo único que puedo decirle. ¿Qué más puedo decir? «Oh, te amo tanto que me hiciste tanta falta en mi jodida vida, món cherrie» o «Eres un desgraciado que me jodiste la existencia». No, esos comentarios son de una mujer dramática. Y yo no lo soy. Bueno, solo un poquito, nada más.

—Sí —me responde sonriendo.

Lorian se pone de pie y en un cerrón de ojos, me abraza con fuerza. Mi estúpida conciencia hace que cierre los ojos aspirando esa deliciosa fragancia. Maldita seas, conciencia hormonal.

—Ha pasado mucho tiempo pero sigues siendo la misma. Aunque más guapa.

Me guiñe el ojo después de deshacerse del abrazo.

¿Guapa? ¿Acaso se fuma drogas de las fuertes? Nunca había sido la típica joven guapa, popular. Siempre he sido esa chica normalita que tiene un montón de amigos chicos porque ellos no la vean como una conquista —algo que agradezco, ya que ser el ligue de alguien me incomodaba un montón y aún me sigue agobiando—, sino más bien como una gran amiga con quién bromear y apoyarnos el uno al otro. Siempre ha sido de esa manera mi relación con los chicos hasta que lo conocí. Él me hizo sentir que yo era especial. Que yo era alguien inolvidable pero todo fueron más que mentiras piadosas que destruyeron completamente mis ilusiones románticas.

Le miro extrañada. ¿Por qué  se comporta de esa manera conmigo cuando fue él quién me dejó? ¿Y por qué me dejo de acariciar? Tengo que alejarme de él con una prudente distancia.

Odio cuando las mariposas comienzan a revoltarse como locas en mi estómago cuando percibo el calor que emana del cuerpo masculino de Lorian. Demasiado varonil. Cierro los ojos, oliendo por unos instantes su fragancia. Ole súper delicioso.

Vuelvo a tragar saliva. Maldito francés de los jabalines, ¿por qué mierda usa mi colonia favorita? ¿Y porque los hombres tienen perfumes más buenos que de las mujeres? Bueno esa es mi opinión. No me gusta el olor dulce de los perfumes femeninos cuando el de los hombres son tan ricos. Eso me hace recordar la época donde mi madre y mi hermana me regañaban por ser marimacho por utilizar los perfumes varoniles—. No es mi culpa que me fascinara ese olor especial. Ay, gimo internamente.

Todo esto es una injusticia. ¿Por qué el tiempo le ha vuelto más guapo de lo que era? Si antes era un belleza...Ahora es todo un Adonis. Más alto. Más musculoso. Oh, su traje de marca marca perfectamente su cuerpo. ¡Santos cielos! Bufo exasperada al notar que mis pensamientos se desavenían a la zona peligrosa.

La alarma en mi cerebro suena, alterándome que tengo que alejarme cuanto antes si no quiero caer rendida de nuevo en los pies de Lorian.

Fingiendo indiferencia, me separo de Lorian dedicándole una falsa sonrisa.



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En el texto hay: boda, paris, romance adulto

Editado: 29.05.2021

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