Lorian POV:
—He decidido que a partir de ahora serás el presidente, hermano —comunico mi decisión después de haberlo pensando bastante.
Durante todo este mes, llegué a la conclusión de que si quería a recuperar a Daisy, debo actuar ya. Las semamas anteriores fueron un desastre para mí. Me pasaba todo el tiempo mordiéndome las uñas, esperando la respuestas de Daisy pero he sido totalmente ignorado por ella, dejando mi corazón hecho un desorden. Ahora soy todo un hombre que irá por ella y volverá a pedirle perdón por todo el dolor que le causó en el pasado. Voy a demostrarle que siempre he estado enamorado de ella, que nunca mis sentimientos han cambiado. Desde el primer momento que la conocí, mi vida dejó de ser la misma. Solo espero que esta vez nuestra relación terminara bien. Pero estoy seguro que así será. Daisy me perdonará, me dará otra oportunidad y nos casaremos y mi madre estará feliz. ¿Qué puede salir mal? Nada.
Dean me mira como si de repente me he convertido en un loco. Tal vez lo estoy. Pero si voy a seguir como si nada en la empresa mientras ella se encuentra en Nueva York trabajando, no voy a lograr a reenamorarla. Por eso, estoy totalmente decidido que Dean se haga cargo temporalmente aunque no me importaría que fuera presidente durante toda su vida. Porque ya nada me importa. Daisy es lo único que deseo en esta vida. Puede parecer que soy dependiente a ella pero no es así. Para mí, ella es alguien que me motiva. Además, los seres humanos necesitan una alma gemela que les ayuda a seguir adelante, a demostrarles que no importa lo que pasara en la vida, siempre estarán juntos. En lo bueno y en lo malo. Eso lo que quiero tener con Daisy.
Dean no tiene más remedio que apoyarme en mi decisión.
Sintiendo la vida sonriéndome de nuevo, uso el avión privado de la familia. Después de largas y cansadas horas volando en aire, finalmente piso el suelo de New York.
Al salir del avión, directamente me voy a la mansión veraniega que solemos usar en vacaciones. Quise ir directamente a la empresa de Daisy pero después de pensarlo muy bien, me di cuenta que sería mejor que me diera una buena ducha caliente para que me quitara todo este cansancio que mi cuerpo hay acumulado durante el viaje. Voy a descansar, luego arreglarme y finalmente ir a por mi Daisy.
Sonrío ladinamente cuando me veo mi reflejo en el espejo alargado que tengo pegado en mi cuarto. Amo la decoración de mi habitación. Es simple y elegante. Nada de extravagencias ni cosas demasiadas caras. Siempre me he considerado un hombre humilde y en los pies en la tierra además de tener tanta riqueza detrás de mi espalda.
Arreglo los últimos detalles de mi ropa al mismo tiempo que canto una canción. Quiero estar perfectamente presentable para Daisy. Estoy listo para el futuro que me espera afuera.
Utilizando mis encantos como mi carisma, gano el aprecio de la secretaria de Daisy. Su nombre es Meghan. Es joven de unos veinte tantos. Es alta, rubia con unos magníficos ojos marrones. Pero no su belleza no me deja hechizado, fascinado. Eso me pasa cada vez que estoy cerca de una mujer hermosa. Puedo admirar sus rasgos bellos pero no puedo sentir naea porque solo tengo ojos para Daisy.
Toco varias veces la puerta esperando que Daisy me respondiera. Espero paciente. Pero los minutos, los segundos van tan lentos que mi corazón ya no puede soportarlo. Como un niño impaciente, abro la puerta.
He intentando no reírme cuando Daisy me ha atacaeo sarcásticamente pero no he podido controlar mis carcajadas. ¿Ahora entienden porque la amo tanto? Daisy es la diversión personificada y cada vez suelta uno de sus típicos comentarios, me siento libre, feliz. Ella es perfecta para mí y estoy seguro que estamos destinado a estar juntos para toda una eternidad. Sí, soy un hombre que cree en los cuentos de hadas. Esos que terminan con un final feliz.
Después de estar cerca de la muerte, me di cuenta que solo ella será mi alma gemela. Aún espero que aún sigo siendo su otra mitad.
Daisy POV
Ha pasado un mes desde ese encuentro con Lorian. Intenté olvidarlo todo este tiempo pero simplemente no puedo. Mi mente no deja de seguir rememorando todo sobre él. No importa lo mucho que lo negara, Lorian está metido en lo más profundo de mi alma.
Gruño intentando concentrarme en el trabajo que tengo entre en mis manos. Son las únicas clientes que a pesar de ese odioso artículo, han seguido confiando plenamente en mi talento. Qué alivio, pienso sonriente. He sentido temor cuando creí que iba a perderlo todo.
Poco a poco, mi negocio está recibiendo de nuevo clientes. En tu cara, estúpido francés pienso exclamando triunfal.
Dejo de reescribir la lista que me ha mandado Cherry —la futura novia—, cuando de repente noto mi gruñona barriga, exigiéndome comida.
Es hora de comer, sonrío levantándome de mi cómodo sillón. En unos instantes, ya estoy lista para ir a un sitio que vende comida rápida. Quería hacer dieta pero mi estómago es el quién manda y yo solo soy su súbdita. Mi deber sería siempre escuchar a sus mandatos.
Antes de que pudiera marcharme, veo como la puerta se abre de golpe apareciendo Lorian, sonriéndome con esa falsa inocencia que tanto me exaspera. De verdad, quiero tirarle algo en esa cabeza dura. Así es la única manera para que me deje vivir mi vida en paz.