Una carta al amor

Capítulo 6. Agua y Aceite

Alessandro Cooper

—¿Qué tal te fue amor? —saludo llegando junto a ella y mi suegra esperándome ambas en el restaurante para almorzar.

—Como estás Austria.

—Hola cariño —me saluda ella muy amable, podría considerarla otra madre más.

Rebeca está algo molesta y refunfuña con el teléfono en la mano. Apenas y me saludó con un beso.

—¿Qué sucedió? —ella rueda los ojos. Sé cuándo algo le molesta y algo no ha salido como ella desea.

—Mi vestido aún no está. Tenían que entregarme esta semana y hoy fui a probar y aun faltan muchas cosas.

Sonrío mirándola. Es adorable cuando está molesta.

—Mi amor, aún faltan dos semanas, te lo entregaran a tiempo. Estoy seguro.

—No Alex, tú no entiendes, eso es muy importante para una mujer, para la novia, yo debería tener todo listo, y solo debo estar preocupada por verme espléndida esa noche —se exalta.

—Con permiso, ¿Van a ordenar? —se acerca el mesero.

—A mi solo tráeme una ensalada verde y ya —pide de mala gana y la comprendo. Ella está muy nerviosa y preocupada por la boda.

Ordeno mi almuerzo entregando luego la carta al mesero emitiendo un gracias.

—Mi hija tiene razón Alessandro, esa gente debería haber tenido listo el vestido de mi niña —defiende Austria a su hija.

—Lo sé, lo sé, y les doy la razón.

—Anda amor, tú puedes exigir que me entreguen mi vestido mañana —hace un puchero con los labios de esos que siempre terminan convenciéndome de todo.

—Pero Rebeca, como… —No me digas no tú también Alex, la dueña de la tienda es amiga de tu madre, y tú puedes hablar con ella. Por favor, por favor, no me hagas sufrir así.

Suspiro profundo mirándola. La verdad siempre intento cumplir todo lo que me pide aunque a veces no estoy muy de acuerdo. Pero intento complacerla.

—A ver, déjame hablar con ella a ver qué puedo hacer —digo tomando mi teléfono y buscar su número. Sí, Amelie nos conoce y es amiga de mi madre. Veré si me puede ayudar.

Apenas me contesta exclama mi nombre, sonrío saludándole amable. Y luego termino pidiéndole el favor de apurar para que le entreguen su vestido de novia a mi prometida. Me dijo que no estaba al tanto, pero que haría lo imposible para que mañana mismo estuviera listo.

—Listo, mañana te entregarán tu vestido mi amor —ella se levanta de su silla para abrazarme y llenarme de besos. Es realmente encantadora cuando quiere ser y yo la amo más si fuera posible.

—Nada que un excelente novio no pueda resolver —comenta Austria.

Solo me dedico una pequeña sonrisa. Lo que quiero ahora mismo es llevar a Rebeca a mi penthouse y amarla. Hace días no estamos juntos y eso me tiene ansioso.

—¿Podemos pasar tiempo juntos luego? —susurro inclinando mi cuerpo hacia ella para susurrarle en el oído. Ella solo pega su mejilla a mi nariz y eso me indica que está de acuerdo.

Al terminar de comer. Rebeca va a dejar a su madre a la casa y yo la espero en mi departamento muy ansioso. En la tarde ya no volví a la empresa porque solo quería pasar tiempo con ella. Disfrutando de su compañía. Me emociona saber que dentro de muy poco tiempo ella y yo estaremos siempre juntos, dormiremos juntos.

—Bebé me comentó mi padre lo sucedido con tu padre —la abrazo acariciando su suave piel.

Suspiro profundo dejando un beso en su cabeza.

—Yo creo que es lo mejor Alex, es un poco complicado según me ha comentado mi padre. Quiero a mi suegro, pero estar hostigando todo el tiempo a mi padre sin razón alguna no me parece.

—No sé que está bien y que está mal, lo que sí estoy cansado de estúpidas peleas. No sé qué es lo que le sucede a mi padre. Pero quisiera que tu familia y mi familia se llevarán bien, después de todo pronto tú formarás parte de la mía.

Ella me acaricia mi pecho con sus delicadas manos.

—Es tu familia la que no me acepta, incluso tu hermano Álvaro, ni yo ni mi familia les hemos hecho nada.

—Lo sé mi amor, eso lo sé, créeme que mi familia está equivocada, y espero que se den cuenta pronto y termine ésta tonta pelea.

—Bueno, dejemos de lado los problemas y hablemos de cosas interesantes.

—¿Cómo qué por ejemplo? —pregunta apoyando su mentón sobre mi pecho.

—Por ejemplo, aún no me dijiste donde quieres ir de luna de miel.

—En Grecia, quiero ir allí, ya lo he decidido.

—Me encanta la idea, todo lo que a ti te gusta a mí también me gustará —es la verdad, con que ella esté feliz yo también lo soy, después de todo lo único que quiero es ser feliz a su lado, formar una familia, tener hijos con ella. Si no tengo hijos con ella no los quiero con nadie. Rebeca es la futura madre de mis hijos, la única que fue capaz de lograr que yo quisiera casarme y formar una familia. No existe otra mujer para mí.

—Sabes que lo único que quiero es casarme y vivir juntos, tener al menos dos o tres hijos.

Se levanta de la cama cubriéndose con la sábana.

—Alessandro ya hablamos de eso y sabes que la idea de tener hijos ahora mismo no está contemplado en mis planes, ambos somos muy jóvenes y yo tengo mi carrera. No destrozaré mi figura por un hijo.

Me siento en la cama suspirando hondo.

—Lo entiendo Rebeca y no te estoy presionando ni nada de eso. Pero más adelante lo haremos. Yo quiero hijos, lo sabes.

—Mmm bebé —se acerca tomándome del rostro.

—No pensemos ahora en eso. Mejor pensemos en nosotros en disfrutar de nuestro matrimonio y luego veremos lo demás. Ahora lo importante somos nosotros dos. Disfrutar de la vida, viajar, conocer juegos lugares.

Le regalo una sonrisa . —Por supuesto, es lo que más quiero nena.

 

Álvaro Cooper 

—Pase señor Cooper, el señor Hank lo atenderá.

Asiento firme con Mariel caminando a mi costado para ingresar a la oficina del hombre que ahora mismo vengo a persuadir.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.