Una chica adinerada de provincia

Episodio 20.1

Rompo el beso y, levantándome, me pongo de pie. Ayudo a Ilona a incorporarse y, tomándola en brazos, la llevo hasta la cama. Ella me rodea con un brazo mientras con el otro sostiene la caja redonda con el ramo de rosas de un delicado color rosa.

Después de sentarla en la cama, le quito las flores de las manos, las coloco sobre la mesita de noche y la miro fijamente.

— Ilonka, voy a hacerte una pregunta, pero, mi preciosa, no quiero que le des demasiada importancia. Es solo curiosidad, sin segundas intenciones.

Ilona sonríe y, levantándose, me mira con atención.

— Me tienes intrigada — dice con picardía, clavando su mirada en la mía —. Pregunta.

— Dime, preciosa, ¿por qué anoche no tomaste la iniciativa en cuanto a la intimidad? —pregunto directamente, porque realmente quiero su respuesta sincera.

— David, ¿acaso tenía que hacerlo? — responde ella con un tono tenso.

— No tenías que hacerlo, preciosa, pero podrías haberlo hecho...

Entrecierro los ojos, esperando su respuesta.

— Podría haberlo hecho, David, pero ¿para qué? — se me corta la respiración cuando su lengua recorre su labio inferior.

— ¿Acaso no querías...? — insisto.

Ella suelta una leve risa y me mira con una seriedad intensa.

— David, no entiendo muy bien a qué viene este interrogatorio, pero quiero que sepas algo. La intimidad no es lo más importante en una relación. Sí, es necesaria, es una parte fundamental, pero no lo es todo.

— ¿Y entonces qué es lo más importante? — pregunto, intrigado por sus palabras.

Ilona se encoge de hombros. En sus ojos hay un destello de duda y en su voz, un atisbo de inseguridad.

— Supongo que cada persona tiene sus propias prioridades.

— ¿Y cuáles son las tuyas?

No puedo contener mi curiosidad. Quiero saber qué es lo más valioso para Ilona en una relación.

Ella suelta un suspiro, pestañea y me responde:

— Para mí, lo más importante en una relación es la honestidad, la fidelidad y la conexión emocional. Una conexión tan fuerte que te haga sentir a la otra persona como una parte de ti mismo. Porque sin todo eso… — Ilona se encoge de hombros y dice en voz baja —. Eso no sería una relación, sino solo sexo y pasión. ¿Entiendes...?

Hace una pausa de unos segundos y luego continúa:

— El sexo puede existir sin amor y sin compromiso. Pero una relación no puede existir sin amor y sin un vínculo profundo.

Se humedece los labios y guarda silencio unos instantes.

— Me preguntaste por qué no tomé la iniciativa… — muerde su labio inferior de una manera que me resulta terriblemente seductora. Noto su nerviosismo, pero aun así continúa —. Primero, porque en mi forma de ver las cosas, la iniciativa suele corresponder al hombre. No siempre, pero la mayoría de las veces. Y segundo, porque anoche no estabas de humor para eso.

Cierro los ojos por un momento. Me llena de felicidad escuchar sus palabras. Esperaba algo así, pero tenía miedo de que su respuesta fuera completamente diferente. La atraigo hacia mí con más fuerza. Y me cuesta contener esas tres palabras que pugnan por salir de mis labios. Pero debo callar. Primero debo cerrar el capítulo con Nika. Luego podré confesarle todo a Ilona.

Tomo su rostro entre mis manos y le doy un beso breve, pero cargado de deseo.

— Preciosa… Eres un tesoro. Cuánto tiempo te he estado buscando…

— David…

No la dejo terminar. Me sumerjo en sus labios con un beso ardiente.

La estrecho contra mí, perdiéndome en su calidez. Nuestro beso se vuelve más intenso, encendiéndose en una pasión que nos arrastra hasta el éxtasis.

Me embriaga la sensación de tenerla a mi lado. Me alegra haberla encontrado aquella noche en la carretera. Ha cambiado mi vida, mi forma de ver a las mujeres, porque por un momento llegué a pensar que todas eran como Nika.

Pasamos un fin de semana increíble. Después del desayuno, salimos a explorar la ciudad. Al mediodía regresamos al hotel, donde volvemos a hacer el amor como locos.

Al caer la tarde, salimos de nuevo a pasear, cenamos al aire libre y admiramos las instalaciones de luces en las fuentes.

Paseamos hasta la medianoche, riendo, conversando, provocándonos mutuamente. Regresamos al hotel cuando ya es de madrugada. Nos sumergimos otra vez en la locura del amor y decidimos que volveremos a casa por la mañana.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.