Me acerco aún más a la chica y la obligo a girarse para mirarme de frente. Mi corazón retumba por los sentimientos y la pena de que todo entre nosotros haya salido así.
En sus hermosos y grandes ojos hay lágrimas, pero también desconfianza.
—Tienes razón, preciosa, pero esto no es un drama —más bien una burla del destino. Porque aquel día, cuando nos conocimos y veníamos del campo a esta casa, mi chófer me confesó que mi prometida me estaba engañando. Y lo hacía desde hacía bastante tiempo, pero antes no pudo decírmelo…
Le cuento la historia del chófer y también le hablo del fotomontaje que Nika le envió a mi madre. No olvido la reciente traición de mi ex, que fue descubierta por el detective que contraté.
—¿Ahora se supone que debo sentir lástima por ti? —pregunta ella con frialdad.
—No necesito tu lástima, Ilona. Soy feliz de que las aventuras de mi ex salieran a la luz antes de la boda. Lo peor es que mis seres más cercanos lo sabían y callaron —trago saliva con nerviosismo y añado—. Y algo más, mi preciosa niña… Nuestros días juntos no fueron un juego ni una venganza contra mi ex. Todo fue real —la miro fijamente a los ojos, llenos de lágrimas, y le aseguro—. ¡Te amo! Y no puedo vivir sin ti, ¿lo entiendes?
Ilona se seca las lágrimas y retrocede, visiblemente alterada.
—¡David, basta! No digas nada más —su voz suena quebrada—. De verdad, lamento que tu prometida te haya hecho eso. Pero… —se enjuga nuevas lágrimas—. Pero tú… Tú empezaste nuestra relación con una mentira, y eso no tiene justificación, ¿lo entiendes?
—¡No lo entiendo, Ilona! —resoplo con fuerza y, nervioso, le digo la verdad—. Cuando nos conocimos, cariño, yo ya le había dejado claro a mi prometida que todo había terminado entre nosotros. Solo faltaba oficializarlo cuando ella regresara a Ucrania. Así habría sido, pero mis padres se quedaron en el extranjero una semana más. Si hubieran vuelto a tiempo, habría empezado nuestra relación como un hombre completamente libre. ¿Lo entiendes?
—¡David, basta! —ordena ella con tensión—. Ya te escuché, ahora déjame ir. Quiero volver a casa.
—¡No, Ilona! —doy un paso hacia ella, le tomo la mano y la miro suplicante a los ojos—. Quédate. No quiero que te vayas. Después de todo, Ilona, en realidad no tengo nada de qué sentirme culpable contigo.
—¡Por supuesto! —suelta un bufido y aparta su mano—. Díselo ahora a todo el pueblo, que me ve como una cualquiera capaz de acostarse con cualquiera.
Sus palabras me duelen. No es agradable escucharlas. Sé que tengo que ocuparme de eso y cerrarles la boca a todos los chismosos lo antes posible.
—Lo arreglaré —prometo sin mucha seguridad, porque sé que no será nada fácil.
—Cuando lo hagas, hablaremos. Ahora déjame ir. Ya es hora de que vuelva a casa.
—¡Ilona, quédate! —insisto de nuevo.
Pero ella solo retrocede y niega con la cabeza.
—David, estoy cansada y solo quiero dormir. Deja de retenerme. Te escuché. Ahora tengo mucho en qué pensar. Mataste mi confianza con tus mentiras, tu silencio y por no haberme contado todo desde el principio.
Respiro hondo. No quiero, pero tengo que dejarla ir. No puedo presionarla. Ahora debo dar un paso atrás, pero no me rendiré.
—De acuerdo, te acompañaré a casa.
—Iré sola.
—No estás sola. Tu Mark te sigue —la interrumpo con firmeza—. Lleva dos noches rondando tu casa en el bosque. Y tu abuelo, el guardia, difícilmente podrá protegerte en medio de la noche y en el bosque. Así que te llevaré a la casa de tus padres. Al menos ahí la seguridad es mejor y él no se atreverá a ir. —Exhalo y la miro fijamente—. Pero aún puedes aceptar mi propuesta y quedarte conmigo.
—Quiero ir a casa —dice con los labios tensos.
Me duele. No la puedo obligar. Exhalo con fuerza y cedo por esta noche.
—De acuerdo, vamos.
Camino hacia la puerta. No quiero presionarla. Debo dar unos pasos atrás para que ella pueda dar al menos uno hacia adelante, porque si no, no habrá solución. Espero que si Ilona me ama, pueda perdonar mi error. Estoy dispuesto a esperar, porque sé que no será pronto.
#2339 en Novela romántica
#640 en Novela contemporánea
sentimientos verdaderos, encuentro del destino, romance y aventuras
Editado: 06.03.2025