Ariana agradeció a los duques de Salisbury y en compañía de su madre llego a la casa de su querida hermana Danielle, donde ella las esperaba en su sala de té.
-Se puede saber, ¿Quién te dio permiso de salir? -Dijo su madre con evidente enfado.
-Danielle madre, ella concedió que fuera a la casa de los duques de Salisbury.
-Querida Danielle, ¿Por qué accediste a eso sin mi consentimiento?.
-Madre, yo le di mi permiso para asistir debido a que termino sus deberes y por el momento no necesitaba de su presencia.
-Así que, no necesitas de ella -Danielle asintió con un poco de temor por Ariana. -Bien, dado que no dispones de su presencia, Ariana se ira a casa de Michelle.
-Madre, eso no es necesario, la puedo poner en la cocina o en el jardín.
-No Danielle, está decidido. Ariana recoge tus cosas, te iras a casa de tu hermana Michelle.
-Si madre.
-Ariana, lo siento tanto. No esperaba su llegada y al no verte se molestó mucho.
-Está bien Danielle, no hay ningún problema. Lo mejor será que me apure a hacer mi maleta.
-Si, te esperare abajo.
-Gracias por todo Danielle.
-Si, espero que me acompañes en mi último trimestre de embarazo.
-Solo si madre lo permite.
-Está bien, cuídate mucho -Dijo Danielle con cierto pesar.
-También tu hermana -Danielle le dio un gran abrazo a Ariana y se retiró de ahí con su madre.
Tardaron una 1 hora en llegar a la casa de su hermana Michelle, un lugar con mucho menos amor del que había en su propio hogar.
-Bueno Ariana, te quedarás con Michelle durante unos días y ayudaras en todo lo que te diga y mande. Has entendido bien.
-Si madre -dijo con la voz débil.
-Eso espero, no me gustaría saber que me has desobedecido.
Tocaron la puerta y al momento les abrió una de las pocas de servicio que su hermana tenía. Su esposo era un Vizconde avaro y ruin, Ariana muy pocas veces había coincidido en la misma estancia que el Vizconde y no le agradaba el estar cerca de él.
Pasaron al salón principal de la casa de su hermana y esperaron por unos minutos su presencia.
-Buenos días madre, Ariana -dijo Michelle de mal gusto.
-Buenos días Michelle. ¿Cómo has estado?
-Bien madre, gracias. Usted ¿Cómo ha estado?
-Bien, tus hermanas esperan poder venir a visitarte.
-Claro madre, será un gusto tener en mi casa su presencia.
-Ariana se quedará unos días contigo querida.
- ¿A qué se debe eso madre?
-A que alguien debe cuidar de ti en tu estado.
-Está bien madre, le daré instrucciones para mis cuidados.
Lady Christine y su querida hija Michelle tomaron el té y conversaron por un rato, al final Lady Christine se fue por la tarde con la esperanza de que aquella joven a la que cuido de pequeña pronto dejara de ser una carga para ella.