Al salir el capataz de la oficina, la discusión en torno al despectivo comportamiento desembocaron en una idea que empezó a rondar los pensamientos al Señor de Los Laureles. Después de explicarle a Germina el procedimiento legal y la forma de redactar la apelación a la citación, se atrevió a preguntar:
- ¿Has notado la ira de nuestro querido capataz por mi adorable esposa?
- Dime cómo te respondo a eso, “mi adorable esposa”- bufó
- No te lo tomes a pecho, esa chiquilla no tiene de adorable ni la punta de la trenza, y pues, es mi esposa hasta que esté listo todo lo de la separación. No me desvíes del tema.
- La verdad es que me atreví a vigilarlos después del incidente con el recolector, también me pareció ver demasiado interés en él, de momento todo es netamente laboral, hasta han estado hablando menos los últimos días, generalmente Mario llegaba diario a supervisar los procesos e intercambiaban ideas, pero poco a poco ella se ha vuelto más independiente, lo que requiere menos la presencia de él.
- Ahora entiendo porqué la carajita te apodó la espía, eres muy observadora y todo lo investigas. Gracias por el informe, no le pierdas la vista a mi amigo.
- Trataré, entiende que de momento tengo recarga de trabajo: la casona, tu separación, la dichosa fiesta de inicio de las fiestas patronales que brindas a tus socios… recuerda que tengo una semana cargada.
- Te quedan meses de supervisión mujer, no creas que todo te lo pido para ser realizado de inmediato.- sonrió en postura de fiera en intento de ataque.
Adela estaba de vuelta en su trabajo, cuando recibió el informe de llevar a la Pintada a vacunación. Resopló de rabia, con tanto trabajo, otra interrupción. Dejó a Pancho en unas tareas específicas que debían hacerse con urgencia. Cabalgó hacia el corral de su Yegua a paso tranquilo, disfrutando del viento y de los aromas de tierra mojada por el sereno caído cerca de media hora antes, mientras la curaba. Ese olor característico le permitía evocar a su madre, ella era la que usaba ese término en casa cada vez que el agua de lluvia empezaba a caer sobre la tierra reseca por el inclemente sol tropical. Su madre amaba la lluvia, verla caer era una especie de diversión sin costo.
Llegó a donde se dirigí, un peón le recibió la Yegua:
- Bueno ¿y que vacuna es esa que le van a colocar?- el muchachito se encogió de hombros sin saber qué responder y se retiró con el animal.
Al verse sola en el lugar empezó a sentirse desvalida nuevamente, la espía de Germinia le advirtió no apartarse. Sintió pasos que se acercaban con determinación y el corazón se le aceleró. Era imposible cometer dos veces el mismo error. Cuando empezó a caminar escuchó:
- No te vayas por favor. - La voz de Mario, un suspiro salió de su pecho.
- No me vuelvas a asustar de esa manera, se me quiere salir el corazón del pecho- dijo llevándose la mano al corazón.
- Perdona, no fue mi intención asustarte- él no se atrevía a acercarse, le miró el lugar donde debía poseer la evidencia del maltrato físico recibido.
- ¿Era cierto lo de la vacuna?- preguntó la muchacha en tono seco.
Digamos que le adelanté como dos días. Ya se la deben haber colocado. Es un procedimiento rápido.- ella volteó para retirarse en busca de su montura- no te vayas, te lo suplico nuevamente. No te voy a preguntar nada de lo que sospechas, aquí no puedo.
- Entiendo. ¿De qué quieres hablar?
- ¿Cómo te sientes del brazo?
- Adolorida, la próxima que tu amigote me ponga una mano encima no dudaré en dispararle- el torrente del desahogo surgió- Mira tú un reclamo sin más allá ni más acá, se pone odios, la verdad es que no veo lahora en finalizar toda esta bendita situación.
- La próxima patéalo en los testículos y lo dejas tirado en el suelo- Los ojos se le abrieron.
- ¡Caraba, cómo se me pudo olvidar eso!, debí pegarle en sus partes- se llevó las manos a la cara- me perdí la oportunidad de desquitarme el moretón.
Los ojos del jefecito irradiaban como el azul del sol de mediodía por la alegría de verla hablar de prisa y con rabia. En ese momento justo la barrera entre ellos desapareció.
- Yo le dí en la cara, nuevamente tocó pelearse con otro por tí.- el tono era risueño.La verdad es que te queda el papel de Justiciero- la muchacha soltó la risa con un sonido elevado, era un bueno momento para liberar tensión, miedo, rabia…
- Me imagino la cara de Julian cuando le apuntaste.
- ¡Ya te dijeron!, ayyyy Dios,
Él acortó la distancia, pasó su pulgar sobre la mejilla de su damisela en aprietos no tan apretados. La sonrisa de ella desapareció. Comprendiendo bajó la mano. Se dió la espalda en gesto de desconcierto despeinandose con ambas manos.
- Me preocupé por tí- dijo sin voltear a mirar.
- Eso no lo pongo en duda.