Una dulce mentira

Capítulo 5 Como una familia

¿Dormir juntos en la misma cama?

Trago grueso. Lo cierto es que ya firmé el contrato y acepté cada una de las condiciones. Asiento en respuesta. Por fortuna agregamos la cláusula que nos impide cualquier acercamiento del tipo íntimo. Además, no habrá riesgos mientras, Zoe, esté entre nosotros.

Un par de toques a la puerta me hace dar un respingo.

―Aquí tiene su maleta, señorita Jones ―indica el mayordomo al entrar―. Que tengan buenas noches, señores.

―Gracias, Aston.

Él sonríe al escuchar la familiaridad con la que le he hablado.

―Mami ―murmura Zoe, en los brazos de su padre―, date prisa te estamos esperando. Tengo mucho sueño, pero no dormiré hasta que no te acuestes a mi lado.

Sonrío. Me acerco a ella y la beso en la frente.

―Tardo unos segundos y vuelvo con ustedes, princesa.

Elevo la cara y noto la mirada intensa del señor Parker. Recojo la maleta y la arrastro conmigo para huir de su escrutinio. Entro a su baño y una vez cierro la puerta, coloco el seguro y apoyo mi espalda en la madera. Cierro los ojos y dejo escapar el aire que estoy reteniendo en mis pulmones.

¿Cómo diablos me metí en este lío?

<<Es una pregunta que ni siquiera deberías hacerte, Clarisa. La abuela es la razón por la que aceptaste esta situación tan complicada>>

Abro la maleta y busco algo adecuado para ponerme esta noche. Maldigo por lo bajo cuando me doy cuenta que no traje algo apropiado para dormir, porque con el apuro olvidé meter alguna de mis pijamas. Bufo arrepentida. Me llevo la mano a la sien y la froto debido a la angustia. Noto la bata de baño colgada en el perchero, así que la tomo y con eso resuelvo esta noche.

Me quito la ropa y me cubro con la bata. Quito la goma de mi pelo y lo dejo suelto. Inhalo una bocanada profunda de aire y con nerviosismo salgo del baño y me acerco a la cama.

―Mami, ven conmigo.

Comenta, Zoe, con emoción. Me acerco a ellos, pero me pone nerviosa la mirada lujuriosa que me da el señor Parker. Levanto la sábana y me meto debajo. La pequeña dulzura, se acuesta sobre mi pecho y se aferra a mí con sus pequeñas manitos.

―Buenas noches, cariño.

Le doy un beso en la frente.

―Buenas noches, mami.

Ella cierra sus ojitos y a los pocos minutos cae rendida en un profundo sueño. Elevo la cara y me encuentro con la mirada indescifrable de su padre. No dejamos de mirarnos hasta que el sueño me vence y mis ojos se cierran.

***

El sonido del móvil me despierta. Estiro mi brazo para cogerlo de la mesa de noche y entro en pánico al palpar con mis dedos un pecho sólido y terso. Abro los ojos y me descubro durmiendo en los brazos del señor Parker.

¡Santo cielo! Intento escapar de ellos, pero de repente sus dedos se clavan en mi trasero. Me quedo paralizada. Respiro profundo antes de tomar su mano para apartarla de mí sin despertarlo. No obstante, sus manos están adheridas a mí como los tentáculos de un pulpo. ¡Carajos!

<<No es el momento de entrar en pánico, Clarisa. Respira y vuelve a intentarlo de nuevo>>

Sin embargo, y para la mayor de mis sorpresas, la oscuridad no se apodera de mí y en lugar de miedo, solo siento seguridad mientras estoy entre sus brazos. ¿Qué demonios está pasando?

Una vez logro zafarme de su agarre, salgo de la cama, recojo el móvil de la mesita y me dirijo la vestier para cambiarme de ropa. Los latidos de mi corazón siguen acelerados casi al mismo ritmo en que palpitan mis entrañas.

¿Dónde diablos está la niña? ¿Por qué razón estamos solos en la cama?

Miro la pantalla y descubro las llamadas perdidas de mi amiga Crista. Me aterrorizo al pensar que se trata de mi abuela, así que le devuelvo la llamada de inmediato.

―¿Paso algo, Crista?

Ni siquiera me molesto en saludarla.

―Buenos días, Clarisa ―la escucho bostezar―. Solo quería asegurarme que estabas bien.

Me llevo la mano al pecho y respiro con tranquilidad. Gracias a Dios, no es nada relacionado con la abuela.

―Sí, todo está bien, no tienes nada de qué preocuparte ―me indica con voz soñolienta―. Pero extraño mi cama, no pude dormir bien.

<<¿No dormiste bien? ¿Y cómo terminaste en los brazos de tu jefe?>>

―En cambio yo, dormí como un lirón ―suelta una risita divertida―. ¿Y qué tal es el lugar en el que te estás quedando?

No puedo contarle toda la verdad. Esta es una conversación que no se puede tener por teléfono.

―Es larga la historia, Crista, te la contaré toda cuando nos veamos.

Se queda callada durante un rato.

―Está bien, no voy a preguntarte, porque tengo la impresión de que esta conversación amerita horas de profunda discusión.

Agradezco que no insistiera.



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En el texto hay: drama, amor, embarazo

Editado: 24.01.2023

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