Una hija para el Ceo solitario

Capítulo 12: Hienas maquinadoras

¿Podía decirle que no a su jefe? Bueno, Andrew parecía un hombre sensato, e incluso acababa de disciplinar a su hija con tacto y sin parecerlo, pero… ¿una excursión? ¿De verdad un CEO tan de clase alta como él quería ir a un evento tan mundano?

Hannah pasó la vista de su hija a su jefe varias veces. La primera se mostraba ansiosa y expectante, como toda niña que espera vivir una aventura; el segundo… ¿era curiosidad lo que veía en sus orbes marrones?

Sabiendo que no podía equivocarse, al final dio un suspiro y cedió.

—Está bien, señor Cook, si quiere ir de excursión, puedo pedirle a la maestra que lo incluya en el programa.

—¡Wiiii, síííí! ¡Victoria! ¡Papi irá a la excursión conmigo!

La carita de Alisson enrojeció, complacida, y resopló para volver a recostarse en el asiento, pasando la vista de su madre a su «papi», que se miraban el uno al otro con cierta complicidad, y sonriendo.

Tenía que hacer un buen trabajo.

•  •  •

Emma pisaba fuerte de camino a su auto en compañía de Jasmin, en tanto refunfuñaba una y mil veces sobre lo que acababa de pasar.

Jasmin subió al asiento del conductor y ella al del pasajero y, entre maldiciones, el vehículo arrancó.

Con las sienes latiéndole, la pelirroja sacó el celular y marcó un número que se sabía de memoria.

—¿Sí? ¿Qué pasa? —contestó la voz de una mujer al otro lado.

De fondo, Emma escuchaba leves sonidos de chupeteos, lo que le dijo que quizá había llamado en mal momento; sin embargo, consumida por la ira, espetó:

—¡¿No se suponía que Andrew era un soltero sin hijos?! ¡¿Cómo es que hoy me encontré con una chiquilla que salió corriendo a su encuentro y lo llamó «papá»?!

—¡¿Qué?! —gritó Lenna al otro lado, y masculló algo al hombre con el que estaba para que se alejara—. ¿De qué demonios estás hablando? ¡Ese hombre es alérgico a las mujeres desde que…!

—¡Alérgico una mierda, Lenna! ¡Yo lo vi! La maldita chiquilla malcriada es hija de la mugrosa secretaria esa nueva que tiene, ¡y es de la misma edad de Justin y lo llama papá!

La línea se quedó en silencio unos segundos, en tanto Emma respiraba cortado por la rabia.

En su habitación en casa, Lenna abrió los ojos como platos, mientras hacía un recuento de tiempo en su mente.

—Tú… ¿estás segura de lo que dices?

—¡Que sí, Lenna, segurísima! ¡Si esa maldita enana hasta hizo que Andrew me echara de la tienda, ¿puedes creerlo?! Lo abrazaba y se acurrucaba a él, lo llamó papá… ¡Y Andrew le creyó todo lo que le dijo, ¿puedes creerlo?!

¿Andrew tenía una hija escondida? ¿Fuera del matrimonio? ¿Acaso tenía una amante mientras…?

Lenna frunció los labios y se perdió en sus pensamientos mientras Emma chillaba al otro lado de la línea. Si Andrew tenía una hija… eso era malo. ¿cómo demonios lo mantuvo oculto hasta ahora? ¿Acaso sospechaba algo? No, no había manera…

Eso era imposible. Conocía a Andrew desde hacía mucho, y era igual de estúpido que su hermano. ¿Él sería capaz de engañar a Rose? Eso le parecía inconcebible.

Escuchando la cháchara de su amiga, masculló medio molesta:

—Voy a investigar, ¿de acuerdo? Solo deja de gritar.

Hablaron un poco más, colgó y enseguida marcó otro número, dando una orden muy clara: «Quiero que investigues a la nueva secretaria de Andrew y a su hija».

Un par de días más tarde, recibió un informe de parte de su investigador privado que la molestó aún más.

—Señora, lo único que encontré sobre la señorita fue la información básica. Nació aquí, se educó aquí y fue a Estados Unidos tras un tiempo; de resto… su huella se pierde. —El investigador parecía inquieto—. Respecto a la niña, también. Lleva el apellido de su madre, pero todos los demás datos… es como si se hubieran esfumado, todo muy raro.

La rubia, ante estas palabras, frunció el ceño y se llevó un pulgar a la boca para morderse la punta.

Todo esto de la información viciada sin lugar a dudas tenía la marca de Andrew Cook en ella.

Ese maldito… ¿de verdad había engañado a Rose?

Enseguida tomó el celular y llamó a Emma con un plan en mente, en tanto sus ojos paseaban por un itinerario de una excursión próxima. Despachó al investigador con una seña y esperó.

—¿Sí? Emma… tengo algunas respuestas…

Entonces, le contó todo a su amiga cuando la llamada conectó, llevando la conversación por su lado, desesperándose cada vez más y más mientras hablaba.

—Lenna, si esto es cierto, tu hijo…

—Mi Justin no tiene futuro mientras esa niña exista, ¿lo entiendes, Emma? ¡Esa bastarda va a ser la perdición de mi pequeñito, qué desgracia! —La voz se le partió en un llanto teatral.

Pero la mujer al otro lado era incapaz de notarlo.

—Lenna, no te preocupes —dijo Emma en tono serio—. Yo me encargaré de que esa chiquilla no se entrometa con el futuro del pequeño Justin, y al mismo tiempo me aseguraré mi posición junto a Andrew, tenlo por seguro.




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