Una hija para el Ceo solitario

Capítulo 28: No tengo idea

Tras una rara jornada de trabajo, Hannah fue a buscar a su hija a la escuela y volvió a la casa de sus padres.

Después de la cena, Ali insistió mucho en leer ella sola un libro que le había comprado recientemente, así que la mayor se sentó con su madre a ver la televisión.

—Han pasado un par de meses desde que empezaste a trabajar en esa empresa, ¿cómo te sientes?

—Estoy bien… Andrew es un buen jefe y nos llevamos bien. Aunque… hoy estaba muy raro.

—¿Raro? —Su madre volteó a verla con curiosidad.

—Sí… se notaba distraído. Él nunca es así, pero hoy incluso se equivocó en la redacción de unos documentos, y parecía ausente.

Algo que no le dijo a su madre fue que Andrew evitaba su mirada cada vez que sus ojos se encontraban, cosa que no había pasado ni siquiera después del beso en Hiraeth.

¿Acaso…?

En eso, escuchó que su celular sonaba con una llamada, y le sorprendió ver el nombre de Finn ahí, por lo que no dudó en contestar.

—Hola, Finn… ¿sucede algo?

—Hmm… sí, señorita Roth, lamento molestarla a esta hora, pero surgió un pequeño problema. —La muchacha frunció el ceño—. Yo me encuentro en el aeropuerto, mi vuelo de regreso sale dentro de poco, y el chofer del señor Cook está indispuesto en estos momentos. Me llamaron del Club Gibson para avisarme que el señor Cook está muy borracho y alguien debe ir a buscarlo, pero…

Hannah comprendió al instante.

—Quieres que vaya por él.

Finn suspiró al otro lado de la línea.

—Así es. Su auto está en el aparcamiento del club, porque el chofer tuvo que irse de ahí al hospital tras descompensarse. Entonces… ¿cree que pueda hacerlo? Sé que está fuera del horario de trabajo, pero…

—No, comprendo. Es una emergencia. Está bien, ¿puedes llamar a los del club y decirles que iré en breve? Me alisto y salgo.

Su madre frunció el ceño ante estas palabras y, cuando la llamada terminó, la miró con inquietud.

—¿Irás a un club?

—Andrew está muy borracho, su chofer está en el hospital y su otro secretario está fuera del país, así que… me lo pidieron a mí.

La preocupación creció en el semblante de la dama.

—Hannah, no creo que…

Pero ella sonrió.

—No te preocupes, ma. Andrew no es mal tipo, y normalmente no bebe, así que no entiendo cómo pudo emborracharse. Debe estarle pasando algo para que beba hasta ese punto. Iré a acompañarlo a casa y ver que todo esté bien, ¿de acuerdo? No pasará nada raro.

La inseguridad de su madre siguió ahí, pero no pudo rebatir. Al final, trabajo era trabajo.

Hannah subió hasta el cuarto de Alisson, le dijo lo que pasaba, le pidió que se acostara temprano, fue a cambiarse y pidió un taxi para llegar lo más pronto posible al club.

•  •  •

Andrew había estado raro hoy en el trabajo, distante, disperso, y Hannah no entendía del todo la razón; sin embargo, no pudo evitar relacionar esa borrachera con su estado de ánimo y, mientras iba en el taxi, se preguntó qué podría estar pasando por la cabeza de aquel hombre, siempre tan recio, elegante y serio.

Al llegar al club, el gerente la condujo a una sala privada, y lo que vio la dejó muda. Andrew estaba tumbado en el mueble, y sobre la mesa de delante había muchas botellas vacías. Él tenía la cara roja y los ojos vidriosos, pero apenas verlo distinguió una profunda soledad en su interior, mucho más que desde que lo conocía.

—Señorita, traeré a dos de los muchachos para que la ayuden a llevarlo a su auto.

—De acuerdo —dijo Hannah, y se adentró en el cuarto cuando el gerente se fue—. Andrew, ¿por qué bebiste tanto? Por lo general no harías este tipo de cosas.

Al principio, él no dijo nada e incluso esquivó su mirada, pero luego suspiró.

—Solo quería… adormecerme un poco, eso es todo.

Hannah frunció el ceño.

—¿Adormecerte? ¿Por qué necesitarías eso? La empresa va bien…

—La empresa no importa… —balbuceó él y soltó una risita—. No me importaría si fuera eso.

¿Quizá era un problema de mujeres?, se preguntó aunque le dolió el corazón por el beso que compartieron antes; sin embargo, desde que trabajaba para él no recibió ningún indicativo de que su jefe estuviera saliendo o interesado en otra persona más que en ella. Él enviudó años atrás, y…

Espera un momento.

De pronto, algo se le vino a la mente y sacó su celular. Apenas ver la fecha, abrió los ojos de par en par.

¡Era hoy!

El corazón de la castaña saltó en su pecho, consciente de que este estado en su jefe se debía a que ese día se conmemoraba un nuevo aniversario de la muerte de su esposa.

Pero ir a beber solo a un club hasta no poder sostenerse era… simplemente era demasiado.

¿Podía juzgarlo acaso?




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