—¿Llamaste a Xander Cromwell?
Se escuchaba la imponente voz de una mujer, haciendo que el receptor de dicha pregunta se encogiera un poco en su lugar, sintiéndose un poco intimidado.
—Sí, señorita.
Hubo un silencio incómodo en la oficina y el chico solo deseo hacerse tan pequeño ante la atenta mirada de su jefa, que él y su lobo sabían bien que lo estaba taladrando con los ojos.
—¿Sabes lo importante que es este trato para la compañía, Josh?
¡Demonios!
—Lo sé, por eso lo llamé temprano, tal y como usted dijo.
La mirada en su jefa se fue haciendo cada vez más profunda e intimidante y solo deseo poder cavar un hoyo, meterse en el y echarse la tierra encima, solo para que ella no lo viera de esa forma, como si...como si quisiera matarlo.
—¿Tuviste en cuenta siquiera la diferencia de horario?
¡Mierda!
Josh tembló en su sitio, tan intimidado por esa mujer frente a él, que en algún momento pensó que se orinaria los pantalones del pavor que le recorria cada que ella abria su bella boca.
—Usted me dijo que lo llamara a esa hora y así lo hice.
—¿Sabes que me he estado desvelando y no pienso bien últimamente por eso?
¡Que molestia!
Josh se sentía un completo perdedor cuando de ella se trataba, aun así llevaba trabajando en "World food" casi un año, soportando a esta mujer por el bien del dinero, porque lo necesitaba y tambien por su sueño de siempre desde que era un lobito que no sabía nada sobre como funcionaba la sociedad y sus rangos de oficina.
—Pediré disculpas al señor Xander cuando se haga presente la próxima semana.
Josh estaba seguro que Xander lo primero que querría hacer cuando lo viera sería tomarlo por el cuello y estrangularlo hasta dejarlo morado y tirado en el piso, ya que, lo llamó cuando aquí eran apenas las dos de la tarde y allá donde él vivía eran las tres de la madrugada, diablos, incluso él querría estrangular hasta la muerte al que le llamara tan temprano por la madrugada.
—Si estuviera en tu lugar, me escondería en un lugar en donde nadie pueda verme, Xander querrá asesinarte.
¡Ah! Tan molesta.
Si Josh tuviera super poderes, desearía tener el de mandar lejos a esa mujer con una mirada, pero este era el mundo real.
Su lobo comenzó a rasguñar en su consciencia tan desesperado por colocar su nariz en el cuello de su jefa y obtener un poco de su aroma tan encantador, pero Josh sabía que no podía ir y restregarse sobre ella, lo vería como un completo fenómeno, sobretodo porque no sabía que era un omega de hombre lobo.
—Yo mismo quiero asesinarme en este momento.
Escuchó a su jefa reír y demonios, su lobo movió su cola animadamente y él... a él se le subieron los colores, ella se veía realmente hermosa cuando sonreía, lastima que la maldita se la pasaba solo de mal humor y con la cara aturrada teniendo tan bellas facciones.
—Ve a Starbucks y tráeme un café con leche —dijo ella con voz cansada —. Tal vez eso puedes hacer bien.
¡Maldición!
Josh juró en sus adentros que cuando le entregaran el dichoso café con leche, escupiría en el y diría a su jefa que le habían puesto un detallito especial para ella.
Con ese malvado pensamiento, sonrió para su jefa y salió camino al Starbucks más cercano a la oficina.
NOTA.
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