Una loca vida en San Carlos

CAPÍTULO CINCO

 

CAPÍTULO CINCO

ALICIA RAMÍREZ

 

Estoy nerviosa. El maquillaje parece estar cayéndose de mi rostro por los nervios que estoy teniendo, el vestido me queda algo suelto. No esperaba tener que actuar con Emmanuel… una película romántica.

Ok, no es la primera vez pero esta vez cambia algo: el simple hecho de que yo lo besé, de que conversamos que los besos que nos dábamos ya no serían así.

Llevo el vestido amarillo con los zapatos negros, el cabello amarrado como cuando Emma Stone hizo de Mia en La La Land. En la otra habitación se encuentra él, quien interpretará de Sebastian Wilder, el papel que hizo Ryan Gosling

—¿Lista Alicia? —pregunta la señora Gloria, —¿Pero qué te pasó con el vestido? Lo hice a tu medida

—Estoy nerviosa desde el viernes, no es tu culpa —miro el reloj, ya es la hora, —Debo irme a la tarima.

—Suerte —asiento subiendo las escaleras que dan al escenario. Al verlo ya listo, mi mente se olvida de todo y pasa a ser la Mia de La La Land.

 

★★★★★

Yo creo que cuando la gente dice que odia el jazz es porque no tiene contexto, no sabe de dónde viene

Paseo por el escenario, a su lado, cuando por inercia, mi vista pasa por una persona que acaba de llegar. Uno de vestimenta de negro y un cabello alborotado: Emilio.

Mentalmente sonrío porque juraba que iría a verme, bueno a ver que tal la dinámica. Sigo con mi libreto hasta que de pronto, a Emmanuel se le olvida absolutamente todo. Su salida más fácil lo puso en plano, la improvisación.

—Mia, creo que me gustas más de lo que pensé

Y a eso viene mi parte, en que tengo que improvisar, igual si yo sé el libreto.

—Pienso lo mismo…

—No sé que estoy viendo contigo, estamos en estas butacas y lo único que puedo pensar es en tocar tus labios en los míos

—Eso… es impresionante

—No hay que dejar que nada ni nadie nos separe, juralo

—Te lo juro, Sebastian

—Te amo, Mia

—Yo igual te amo, por siempre.

Las luces se apagan cuando nuestros labios se conectan. La diferencia es que yo me quedo quieta en blanco cuando siento pasar su lengua por mi boca, pero no dura mucho porque se separa cuando las luces se prenden de nuevo. Volteo al escenario sonrojada, miro atentamente al público sonreír, el único que lo veo algo que no puedo descifrar es a Emilio, que se encuentra seria pero también burlón.

Al salir del escenario, me topé con Emmanuel, como la otra vez. Tiene las manos en la cabeza, cuando lo dice.

—Entendiste mal, Alice. No era lo que me proponía ayer… mierda —se rasca la cabeza y se da la vuelta, —Te quiero, joder. Te quiero mucho pero no quiero que el público se entere de nosotros… no quiero que se malinterprete. Eres la niña más linda de mi mundo y… te amo, yo quiero estar contigo pero… no en público.

Mi mente explota, no sé qué decirle. Eso es… lindo, súper lindo. Es tierno,  me doy cuenta que es muy cerrado de abrir sus sentimientos, tal vez si soy algo tonta al momento.

—Yo… no sé que…

—No quiero nada serio, no busco una relación. Pero me gustas, ¿puedes aceptarme así?

—¿Quieres que… sea tu persona sin definición?

—En términos simples, quiero que seas la persona que me bese en secreto, la persona que le diga mis sentimientos en secreto pero sin tener una relación, sin llamarnos “novios”. Sabes que odio esa definición, es patética.

—Si, acepto.

—Ay, pensé que dirías que no. Me iba a matar si me rechazabas.

—Sólo quiero saber algo…

—Ajá…

—Si me enamoro de alguien, nuestro algo se termina ¿no? —pregunto

—¿Te gusta otro? ¿Quién?

—No, es un decir. ¿Se termina o no?

—Claro, es lo mismo si me pasa a mí… creo

—Y si ese algo se vuelve en algo más serio… —digo agarrando mis manos, las presiono tanto que se vuelve blanco

—Explicate

—Si te cansas de ser tu secreto y quieres mostrarlo al público, que me propongas matrimonio por lo que pasó con nosotros…

—No creo que pase, pero si pasa, estaré contigo y te amaré

—Ya no me quedan dudas, debo alistarme

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 




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