Era un día templado, soplaba un viento fresco, agradable como para dejarlo sentir sobre del cuerpo, al retirar sus sudaderas de sus uniformes de depor tes, aquellos chavales que se encontra ban cursando a la parte inicial, de su úl timo año de estudios en la secundaria diurna # 68, “Profesor Gavino A. Pal ma”.
Ya eran las 11:00 am del medio día, y el sol dominaba al cenith, casi por entero, y en si a parte de la bóveda celeste, ya que habían algunas nubes que bloquea ban en algunos sitios del cielo, a la radiación solar, que se dejaba sentir so bre de la ciudad de México, aquel día 2 del mes de Septiembre del año de 1984, y a finales del siglo XX, un siglo que sería recordado con especial sentí miento por toda la humanidad, que na ciera en un futuro no muy lejano, y alejado a la vez, a esos tiempos, de aquellos entusiastas y jóvenes estu diantes, esto por el desarrollo y el cre cimiento de la ciencia, de la tecnología, cultura postmodernista, y en si por el impulso que le diera a la humanidad la era espacial, por esos instantes del transcurrir de los tiempos, y de la exis tencia de la especie humana.
Esos chavales que disfrutaban del vien to, y del sol, eran Oscar, Emiliano, Toño, y Asencio, quienes tenían ya 2 años de haber compartido y disfrutado a 2 de aquellos 3 ciclos escolares increí bles en sus vidas, como estudiantes de nivel secundaria, y ciclos que los supie ran hacer parte de ellos, pues eran los años de su adolescencia, lo que los hacían a estos mismos periodos en si, “UNA LUZ EN SUS VIDASl” en las historias persona de sus existencias, esos ayeres que hubieran ya compartido juntamente entre ellos.
Los cuatro se encontraban sentados en los escalones que daban paso a la plataforma de concreto, que albergaba al gimnasio de aquella tan agradable escuela secundaria.
A ellos se les veía embobados, mientras observaban con gran interés, y se entu siasmaban desmedidamente, cuando lo efectuaban, todo esto, con un esmero, con un detenimiento, cuidado y con una fijación que los mantenía a los cuatro bastante entretenidos, al momento que miraban a una púber, que iniciaba a cursar su segundo grado de estudios en la aquí, y así mencionada escuela secun daria # 68, y entusiasmo que dejaba cono cer y hacer saber a los demás, que lo estu vieran notando, el grado de belleza y del encanto natural que ella poseía, su nom bre era Martha.
En esta etapa comenzarían para ella y para todos los alumnos de la # 68, sus grandes historias de amoríos, así como de tórridos romances, aunque estos en una gruesa cantidad por parte de aque llos púberes, fuera que porque les faltara la madurez necesaria, como para haber los vivido y disfrutado, y que así los hu bieran hecho parte de sus vidas, sucedía que a una gran cantidad de estos chavos, era que los tomarían a esos amores, como amores platónicos, cuando justo empezaban su pubertad.
Él grado de belleza y de encanto natural, que Martha poseía, lograba y hacia que de esta manera, ella es que fuera tan popular en los corazones de varios varon citos, de la gloriosa # 68, pues Martha era la niña más hermosa de toda la secunda ria.
Plantel escolar al que todo alumnado que se encontraba en la fase de la escuela primaria, y para haber sido precisos, en el sexto grado de aquel nivel escolar, pasa rpia a ser que se conocía, se ubicaba, y se destapaba como un claro aspirante a la 68, esto último se debía a las muy grandes y confortables instalaciones, así como a las dimenciones, con que contara aquel tan afamado y respetable centro de enseñanza aprendizaje, al que todos querí an pertenecer.
Mientras Oscar, Emiliano, Toño, y Asen cio, observaban a Martha, ellos conver saban entre si :
-¿De quien estará enamorada?, porque si que es hermosa, comentaba Oscar.
-¿También la harás tu novia Oscar?, le preguntaba Asencio.
-No creo, no creo que le haga caso Mar tha a Oscar, es demasiado bella, decía Toño.
-Si, ya tuvo a Linda, y aunque Oscar es carita, Martha es pero mucho más, para él, pues Oscar es bien parecido, pero no tanto como para que Martha se pueda fijar en él, comentaba Emiliano.
-¿Y tu abras de ser más carita que Os car?, ¿No?, ¿Oh que ya te ha olvidado tu pansota?, le dejaba ver Asencio a bola de grasa, que era él sobre nombre de Emilia no.
Oscar era un buen estudiante, un niño de buen carácter, alegre porque vivía aquella fase de su vida, en una escuela secundari a que con el paso de los años, él, y todos los demás alumnos de la misma, la recor darían como a su feliz adolescencia, un espacio dentro de aquel mundo loco, que la humanidad comenzaba a vivir, a pade cer, sentir, y a sufrir, intensamente por esos años de su existir.
Ese era él tiempo que estaba cercano a cataclismos que se dejarían sentir a tra vés de terremotos, que al año de aquella historia de pubers, se harían de dejar sol tar, sobre de nuestro México querido, a tal grado que golpearían a los corazones de todo él género humano, eran también los tiempos de la bomba de hidrógeno, que se conocía mejor como la bomba H, la cual por no tan remotas fechas en la historia de la humanidad, ya se hacia explosionar en las entrañas de nuestro planeta, lo que derivaría en los sismos que sufrirían todos los seres humanos del mundo entero, como una clara conse cuencia de tales detonaciones, de esta poderosa arma masivamente letal y destructiva, y sismos que comenzarían a causar estragos en todo el orbe, en los ciclos posteriores, a tales detonaciones, de la tal bomba H.
Editado: 04.04.2022