Una Muerte Determinada

Capitulo VII

Cuando acomodaba la ropa, lo hacía histérica, temblorosa y en un mar de lagrimas (lo que se dice mar, mar, no, mas bien laguna o charco; soy de las que escatima en lagrimas). Ahora estoy serena, eso sí con un tremendo dolor de cabeza; me digo: "no importa falta menos para que lo dejes de sentir"

 

No soy vanidosa ni superficial como  parece que lo soy. Siempre hay una gota que rebalsa el vaso, o, siempre hay un último empujón hacía el abismo ¿mi gota, mi empujón? Hoy es la última noche que tengo techo, mañana cuando despierte estaré en la calle. Ahora que saben la patética y triste verdad pueden juzgarme de superficial o, incluso, inmadura. Igual todo carece de relevancia.

 

El viento sopla y las gotas cargadas golpean contra la ventana; no pienso en cómo podría sobrevivir ahí afuera, porque no lo voy hacer, ni el frio ni la lluvia ni el calor me molestaran porque nada eh de sentir.

 

Creo en la magia, en los astros y en toda la materia que nos rodea, creo en el infinito espacio tiempo, en el gran amarillo y en todos los grandes amarillos a millones de años luz; y creo que todo ello tiene una fuerte influencia sobre nosotros, pero lo mas importante creo que un poco somos el reflejo de esa grandeza, que nunca alcanzaremos, al menos en nuestra mente.

 

La tempestad no me permite contemplar el cielo estrellado, hasta eso se me nego. Despegó la mejilla del vidrio de la ventana y me vuelvo hacía el depósito, tomo un cuaderno que contiene viejas historias, le saco un poco el polvo con la mano e intento leer uno, tengo una letra asquerosa: letra de médico. Me saca una sonrisa, el cuento no es de lo mejor pero tiene tintes míos y es tan inocente, por la edad en que lo escribí. Se me vienen a la mente las muchas veces que mentí sobre sus autorias, no sé por qué, pero tenían mas potencial cuando era otro el supuesto autor, claro según las criticas. Cierro el cuaderno y lo pongo sobre una pila de estos con similar contenido, y deduzco, inmediatamente que sé donde van a terminar, en el fondo de la basura. Me apena saber que historias que podrían tener vida terminarán igual que yo.

 

Me levanto suspirando, intento tocar cada una de mis cosas con las puntas de mis dedos que parecen despistados en su accionar; van y vienen igual a un delicado patinador; es algo que hacía cuando era niña y que con el tiempo lo conserve. Me detengo en una foto mía; cuando aún era pura inocencia, iría a primer grado; las dos trencitas que llevo hechas estan torcidas, mi papá no era bueno en esa labor. Ahí fue otra sonrisa melancólica.

 

A la foto la deje caer al piso porque es donde pronto voy a estar; aunque mi deseó es que me cremen, no tengo ni me importa tener esperanzas en esta familia, por experiencia bien sé que al final se hace lo que los vivos quieren bajo excusas como: es egoísta no vamos a tener donde visitarlos, no visitan a los vivos lo van hacer con los muertos; y porque es para quién la quiera conservar, sera una persona o sera el olvido.

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.