Una Muerte Determinada

Capítulo VIII

Giro mi cabeza y vislumbro mis cuadros, se me antojan potenciales, probablemente producto de esta despedida porque siendo mi mejor critica (no puedo decir que no son buenos porque son míos) sé que no alcanzan los estándares, pero como en el arte todo es tan subjetivo hoy se me antojan realmente buenos. No sé, quizás, me vea en ellos. También deduje donde iran a parar; delirio con la posibilidad de que un veterinario los encuentre, como le paso a Lili (personaje de una de mis series favoritas llamada: Cómo conocí a tu madre), pero esta claro que eso no ocurrirá; me digo: "¿y qué importa? No lo vas a saber"
 

Mi vista divaga por la habitación hasta detenerse en un rincon de ella; había creído que no, pero tengo una humilde pero digna cantidad de libros; si nos ponemos en el contexto familiar, aquí nadie lee excepto yo. 
 

Mis gustos literarios son tan amplios como el interés que exteriorizo por el mundo. Mis ojos enfocan a uno de tapa dura y color amarillo: 'Mujercitas' se destaca, lo agarro con delicadeza, lo huelo, me lo llevo al pecho y lo abrazo, me abrazo. Por fin cuando me animo a soltarlo voy en busca del rotulador y otro papelito en el que escribo: "Val: Este es de Miel". Miel es mi sobrina favorita lejos, sé que está mal admitirlo pero es la verdad. Vuelvo a dejar el libro, con la nota, en su lugar.
 

En este preciso instante me encuentro en un sopor, todo me parece tan irreal; estoy pero no voy a estar más; simple e ilógico-lógico y complicado. 
 

La falta de emoción vuelve certera y concreta mi elección, cada vez mas segura de que no hay mas salida. Me saco el rotulador de la boca, tomo un papel de notas, no es de los naranjas esté es blanco con renglones y mas grande: "si corro hacia el muro es porque no hay puertas ni ventanas por donde pueda escapar", y pienso en que sólo esperó que lo entiendan porque es la única explicación que les dejo.
 

Todo y cuanto hago en estos momentos es por el amor que le tengo a mi seres más queridos, esta es una obra de puntos suspensivos para ellos, obra que yo nunca voy a poder ver ni leer. La muerte no tiene que ser algo malo, es, de hecho, algo natural; espero que todo este trabajo se los haga entender.
 

Suelo renegar de mi familia, me quejo de la poca importancia que le dan al conocimiento, para ellos saber que dos más dos es cuatro es suficiente; mis trabajos por querer incentivarlos resultaron al cien por ciento infructuosos.
 

Sera porque me estoy despidiendo de la vida, sera porque me estoy aferrando a la vida; revivo momentos: de una joven bastante dura para aprender y demasiado floja, la universidad fue mi hábitat; en serio no hubo lugar en el que me sintiera tan comoda, tanta gente lista, tantos temas interesantes, tanta gente rara; sólo que en ella era un perezoso, de lo que tanto renegue era de lo que estaba hecha. Es difícil arrancar de buenas a primeras lo que toda una vida se mamo.
 


 




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