Una navidad para el amor

Cap cinco-Confesiones - parte dos

Hace dos meses que llevo viviendo con Matías, el bebé de mi mejor amiga y es la mejor decisión  que tome en mi vida adulta.

Siento la puerta de calle abrirse. Desde que Mati vive conmigo,algunas personas se hicieron con una llave por las dudas suceda algo. 

Al ver quién entra me pongo de mal humor. El no confía en mí. No importa que este poniendo el cien por ciento en esto. 

Criar a un niño no es fácil, pero tampoco es imposible. Si mi madre pudo,yo también, aunque prácticamente me crié sola. Así que ese ejemplo no sirve. Me preparo mentalmente para los reproches de este hombre ya que cada vez que me ve,no hace otra cosa que soltar todo su veneno.

Ya todos saben que no soy santo de su devoción.

-Hola. ¿El niño duerme aún?- pregunta.

-Si. Pero solo está durmiendo la siesta. Es un bebé de cinco meses. No hacen otra cosa o quieres que vaya a trabajar tan niño-respondo sarcástica.

El me mira y su mirada dice todo. No le gusto para nada.

-Estamos un poco chistosa hoy?-

-No.solo que no aguanto a tipos como tú. ¿Que noticias tienes?- indagó. Estamos tratando de que me den la adopción del niño.

-Todavia no hay noticias. No eres familiar del bebé, .sino todo sería más facil-culmina el.

Entro en la cocina y el me sigue. Yo preparo la comida de la noche. Siempre fui muy ordenada y precavida. Todo lo dejo hecho de antemano. Me acostumbré en la época que cuidaba de mamá, trabajaba y estudiaba de tarde. Así que soy muy ordenada con mi tiempo.

Me doy vuelta para buscar algo en la heladera y me encuentro con el torso del hombre que invade mi espacio, mi vida y mi casa  desde hace un tiempo.

-¿Me das lugar..necesito..

El no me deja terminar, estrella sus labios contra los míos y me da un beso que me quita el aliento.

Lo empujó y lo quedo mirando asombrada.

¿No que no le gusto?

-¿Por qué has hecho eso?- digo sin aliento.

El solo me mira, los minutos se hacen eternos hasta que el llanto de Mati nos saca de la burbuja en que estábamos.

Me acerco a su cunita que tengo en la sala. Así puedo vigilarlo mejor.

-,Tranquilo bebé, ya estoy aquí,- lo tomo en brazos y busco su mamadera, ya es la hora de su leche. Me siento en mi butaca favorita y me dispongo a alimentarlo mientras tarareo una canción de cuna.

Siento su mirada sobre nosotros.

-¡Cásate conmigo!- escucho de repente. Enmudezco. Siento que hasta el bebé dejo de succionar la mamadera.

Levanto mi vista y lo encaro con enojo.

-Como broma es de muy mal gusto-

-No estoy bromeando. Casemos. Nos necesitamos. Tu y el bebé me necesitan- me dice mirándome a la cara. Está serio. Muy,para mí gusto,osea que tengo que entender que habla muy encerio.

-Ni de broma- respondo.

El no deja de observarnos. Cruza la sala y se sienta en el sofá individual frente a mi.

-¿Te gustó mi beso?- pregunta de sopeton. Siento que los colores suben a mi cara y recorren mi cuello. Este hombre no tiene filtro para hacer preguntas.

-Yo…mira..solo..- no sé que contestar. Si me gustó su beso? Me encantó.

-Ves. Allí lo tienes a mi también me gustó- afirma con una sonrisa.

-¿Te burlas de mí? Yo no conteste nada- 

-Dijiste que te encantó. Eso significa que somos compatibles-

¿Por qué siempre mis pensamientos cobran vida propia?

-Apenas me toleras.¿Cómo podrías casarte conmigo?- Me pongo de pie y dejo al bebé dormido en la cuna.

Me voy a la cocina a enjuagar la mema del bebé.

El me sigue, me quita las cosas de las manos y me da la vuelta.

-Mirame- pide. No quiero hacerlo. No quiero que vea en mis ojos el anhelo que siento por qué sea cierto que le gusto.

Toma mi barbilla y levanta mi cara. Nuestros ojos se encuentran y un sinfín de sentimientos se adueñan de  mi pecho.

-Te quiero- pronuncia las palabras tan suavemente, q apenas lo escucho.

-Te quiero- repite más claramente.

Me suelto y salgo despavorida de allí. Entro en mi habitación y cierro la puerta. Siento un mundo dentro mío. Jamás un hombre pronunció esas palabras por mi. Eso me descoloca.

No sé lo que siento por el. La convivencia diaria me ha hecho verlo con otros ojos,pero no olvido que el me juzgo muy severamente sin conocerme.

El piensa que soy un ser de piedra. Una mujer seca.

-Samanta, por favor, habla conmigo- habla a través de la puerta.

Le abro y el se me queda viendo de una manera tan penetrante que me pone nerviosa. No puedo con esto. Antes que apareciera en mi vida, todo era predecible pero todo cambio en navidad. El y Mati cambiaron mi vida. La confesión de mi padre y los sentimientos de mi hermana me han echo reveer mi vida completa. Pero estoy asustada. Soy responsable de la vida de un niño y me siento atraída por un hombre muy complicado.

Es demasiado para alguien como yo.

-Te confieso que cuando descubrí que me estaba enamorando quise evitarlo. No pude. Fue en vano luchar, uno se enamora de la persona menos indicada- dice serio.

-Te burlas de mí? Me dices que estás enamorado, pero que no te convengo- lo reto con la mirada.

- No..solo que.. te me estás metiendo dentro tan fuerte que no puedo evitar pensar si es correcto. Somos tan diferentes- termina y me acorrala contra la pared y me besa. Me dejó hacer porque creo que siento lo mismo por el.

El llanto de Mati vuelve a interrumpir nuestro beso.

Me acerco a la cuna y lo veo rojo. Tocó su frente y la siento caliente. Voy por el termómetro. Tomo su temperatura, los minutos se hacen eternos esperando por el sonido del aparatito.

Cuando suena veo en el. Treitanueve grados de fiebre.

-¿Que hago? Se está muriendo- digo angustiada.

-Tranquila estoy aquí. Vamos a la guardia del hospital y vemos que tiene. Pero tranquilízate, o le pasarás tus nervios al bebe- me explica. Trato en vano de calmarme.

Llegamos a la guardia y vamos por un médico.

El lo revisa y hace anotaciones de todas las cosas que nos pregunta y respondemos.




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