Una Pequeña Promesa

Capítulo 4

Dean se congeló al escuchar a la niña hablar. No sabía qué contestarle y su corazón latía a toda velocidad por la dulzura que envolvía a la pequeña Hannah. Parecía una muñeca en tamaño real con sus rubios rizos que le llegaban a la cintura, los ojos verdes grandes y expresivos y el adorable vestido rosa con lazos blancos que traía puesto.

Ella se le quedó mirando y pensó que si los fantasmas eran reales, no se diferenciaban mucho de las personas normales. Caminó hacia el asiento en donde él estaba sentado y levantó una manito hacia su rostro, le acarició la mejilla y pudo comprobar que podía tocarlo, por lo que el asunto del fantasma quedaba descartado para ella.

Él no podía dejar de detallarla con precisión, el gesto de torcer los labios cuando no entendía nada lo había sacado de su madre. Decidido a sacarla de sus dudas, colocó su mano grande encima de la diminuta de la niña.

—No, Hannah, no soy un fantasma —respondió él a la anterior pregunta de ella.

—¿Entonces bajaste del cielo? —cuestionó Hannah en un intento de darle sentido al hecho de que su papá estuviera en frente de ella. Conociendo a su hija, April estaba segura de que no iba a parar la interrogación y decidió acortar el proceso.

—Cariño, ¿recuerdas cuando te dije que papá estaba desaparecido? —La niña asiente con su cabecita—. Pues ya apareció.

La simpleza de la explicación de su madre le bastó Hannah para entenderlo todo. Se alegró de que estuviera con ellas y eso significaba que su mamá ya no iba a estar triste.

—Entonces, ¿se van a casar y vamos a vivir los tres juntos? —preguntó con inocencia, para ella así era como funcionaban las familias, o al menos era lo que le decían sus amigas en la escuela.

April y Dean se miraron el uno al otro demasiado confundidos y sorprendidos por la pregunta de su hija. Eva, que se había mantenido callada todo ese tiempo, decidió salvarlos del interrogatorio de la niña.

—Vamos, Hannah, tienes que cambiarte y comer algo, después tus padres van a responder todas tus dudas.

Abuela y nieta salieron de la cocina y ambos padres pudieron respirar con alivio. ¿Cómo se le dice a una niña que papá y mamá no estaban juntos? Aunque esa pregunta rondando en la cabeza de ambos les hizo darse cuenta de que tenían una conversación pendiente y muy importante.

—Quiero ser parte de sus vidas —expresó Dean con determinación—. He perdido demasiado tiempo con Hannah y necesito recuperarlo.

—Nunca impediría eso, Dean. Nada me haría más feliz que Hannah tenga a ambos padres en su vida —afirma ella—. Además, contigo alrededor no tendría tanta carga, así que en realidad es puro sentido de conveniencia.

El tono de broma no le pasó desapercibido a él y se sintió aliviado de que la pelirroja no pusiera trabas, aunque nunca dudó que lo hiciera. Bastaba con darse cuenta del hecho de que su hija conocía todo sobre él.

—Perfecto, entonces voy a poner mis cosas en la habitación de invitados —explicó y ella lo frenó con una mano.

—Alto ahí, vaquero. ¿No se supone que soy yo la que tengo que pedirte que te mudes? —preguntó la chica con diversión en su voz.

—Nunca has podido detenerme de hacer lo que quiero, April, y eso no va a cambiar —respondió él con suficiencia.

—Oh, pero sé exactamente cómo hacerlo —dijo ella acercándose a él con lentitud.

—No te atrevas, sabes que lo odio —La amenazó y puso distancia entre ellos caminando hacia atrás.

April se aclaró la garganta y estando cerca de Dean, comenzó a cantar en voz alta Call me Maybe con una desafinación que lo dejó aturdido. Él se tapó los oídos con una mano intentando amortiguar el horroroso sonido de la voz de April y ella se acercó más a él, cantando cada vez más fuerte.

Él fue consciente de la cercanía de April y un raro sentimiento que nunca había experimentado alrededor de ella se hizo presente. Era como una cosquilla rara en la boca del estómago. Se fijó en el hermoso rostro de su mejor amiga y admitió para sí mismo que nunca conoció a alguien que la superara en belleza. Detalló todas sus facciones una por una hasta detenerse en los labios de ella. El lejano recuerdo de su sabor lo golpeó con fuerza.

Ella por su parte terminó la horrorosa versión de la canción y se quedó con una pequeña sonrisa en el rostro. No entendía la rara mirada de Dean en ella, pero le provocaba mariposillas por todo el cuerpo. Al fijarse en que él estaba observando sus labios, comprendió sus intenciones y lejos de escandalizarse, quiso que la besara. Mentiría si dijera que no había pensado en la noche que ella y Dean compartieron, siendo sincera, lo recreaba todas las noches en su cabeza. La supuesta culpa de sentirse de esa manera hacia su mejor amigo nunca llego y lo único que deseaba era que él presionara sus labios contra los suyos.

Los ruidosos pasos de los zapatos de Hannah en la escalera los hizo separarse como si la cercanía entre ellos los quemara. La niña entró en la cocina con su abuela y sin detenerse a notar el raro ambiente entre los dos adultos, se paró en frente a su papá y le dedicó una gran sonrisa.

Dean notó un pequeño estetoscopio alrededor de su cuello y se agachó hacia donde estaba ella.

—¿Qué es esto? —preguntó señalando el instrumento médico.

—Un estetoscopio. Quiero ser doctora cuando sea grande —afirmó la pequeña con seguridad.

—Pues la vas a tener fácil, yo soy un doctor así que lo llevas en la sangre —explicó y ella abrió los ojos en sorpresa.

—¿Entonces me puedes enseñar? —preguntó entusiasmada y él no pudo evitar reírse.

—Lo voy a hacer, pero primero tienes que prometerme algo —La niña le prestaba toda su atención mientras él continuó—. Tienes que jugar mucho, comer mucho y crecer mucho. Y quererme más que a tu mamá.

—Nana dice que tengo que quererlos a los dos por igual —dijo la niña acercándose a su papá, pasó sus pequeños bracitos por el cuello de él y lo abrazó. El calor que desprendía el diminuto cuerpecito hizo que se emocionara como nunca antes. Pensó que eso era todo lo que iba a decir, pero sin esperárselo, Hannah le susurró al oído—. Lo prometo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.