Justo en medio del mes de julio, las vacaciones estaban siendo particularmente calurosas, así que Dean decidió que era el tiempo perfecto para ir a la playa. Hannah estaba muy emocionada ya que hacía más de un año desde la última vez que fue, y eso que vivían a tres horas de la costa más cercana. Pero con el negocio de April creciendo, se le había hecho muy difícil llevar a su hija a la playa y mantuvo sus vacaciones locales.
Justo antes de salir, April decidió agarrar el correo ya que sabía que de lo contrario se le iba a olvidar más tarde. Entre suscripciones a revistas y muestras gratis de café y azúcar, encontró una carta diferente. Esta tenía un sello oficial del gobierno y estaba dirigida a Dean. Pensamientos negativos comenzaron a invadir su mente, pero decidió aparcarlos y dejar la carta sin abrir en su habitación. No tenía sentido decirle nada a Dean en ese momento porque sabía que iba a arruinar su día, así que decidió contarle una vez llegaran de la playa, aunque estaba consciente de que la incertidumbre del contenido de esa carta iban a mantenerla distraída todo el día.
Después de asegurarse de que la casa estuviera bien cerrada, fue hasta el coche donde la esperaban Dean, Hannah y Landon. Este estaba tomando unas vacaciones extendidas y no se perdía una salida. Aunque a April y a Dean no les molestaba, de hecho, Landon era un niñero gratis y, además, sabían que podían confiarle a Hannah.
Tres horas después, Dean aparcó el auto en el enorme estacionamiento de la playa, la que se encontraba con bastantes personas. Hannah y Landon hicieron una carrera para ver quién llegaba primero al agua mientras que Dean y April se asentaron en un buen lugar y comenzaron a sacar todo lo que habían traído.
Poco después, llegó Hannah corriendo hacia sus padres:
—¡Mami, mami, le gané a tío Landon! —gritó con emoción mientras se sentó. El mencionado llegó justo después de ella.
—¿No vas a llevar a Hannah a pasear por la playa esta vez? —preguntó April con burla y Landon le dio una mirada sucia.
—Ja ja ja, muy graciosa. Ya aprendí la lección. No usar a Hannah como gancho para ligar.
—¿Qué rayos pasó la última vez? —preguntó Dean sin entender nada.
—Que April es malvada, muy malvada.
—Hubo un momento en el que perdí a Landon y a Hannah y los encontré mientras Landon le decía a una chica que era muy duro ser padre soltero, pero que por su pequeña haría lo que fuera necesario. Por lo visto le dijo a Hannah que era un juego en el que ella iba a pretender ser hija única y que el objetivo final era conseguir la mayor cantidad de números telefónicos. Y como eso es algo despreciable —April dijo esto último entrecerrando los ojos en dirección a Landon—, decidí que yo también soy buena actuando.
—O sea, que hizo una escena —puntualizó Landon.
—Me planté entre él y la chica con la que estaba ligando y le dije que no podía creer que estuviera usando a nuestra hija para engañarme estando yo a meros metros de ellos. Que era aún más despreciable sabiendo que estaba embarazada de tres meses, y por supuesto, saqué la barriga para crear un buen efecto. Incluso dije que tiró nuestro matrimonio de diez años por la borda, y que quería el divorcio porque mis hijos no iban a ser criados con alguien tan despreciable como él. Creo que hasta una lágrima saqué. Agarré a Hannah de la mano y lo dejamos plantado en la arena.
Dean comenzó a reírse tan fuerte que comenzó a toser.
—¿Y qué fue lo que aprendimos de eso, Hannah? —preguntó April.
—Que no está bien engañar a la gente porque es bajo y rastrillo —respondió la niña asintiendo con la cabecita muy segura de su respuesta.
—Rastrero —aclaró su mamá con una risa.
—Vamos, princesa, que aquí no aprecian nuestras habilidades actorales —dijo Landon fingiendo estar insultado y se llevó a Hannah en dirección a la playa.
April se quedó sentada observándolos con detenimiento. Dean pasó el brazo por sus hombros y le dio un beso en la sien.
—Nunca me cansaré de decirte el buen trabajo que has hecho todos estos años con Hannah.
—Ella es asombrosa. Claramente lo sacó de mí —se burló April, un tanto incómoda con el cumplido—. La verdad es que no sé qué estoy haciendo la mayoría de las veces.
—Hey, mírame —dijo Dean y la giró hasta estar frente a frente—. Ningún niño es tan amable y bueno como Hannah sin tener a alguien que le enseñe a ser cómo es. Y ese mérito es tuyo. Todo tuyo. Siéntete orgullosa todos los días de lo que has logrado, porque, nena, yo siempre estoy orgulloso de ti.
—Solo dices eso porque me amas —dijo ella.
—Sí, te amo, pero uno de los motivos que me hacen amarte mucho más es saber que gracias a ti tengo la mejor hija que un padre podría desear.
Sin poder evitarlo, April se lanzó a los brazos de Dean y lo besó con una intensidad que lo dejó sorprendido por unos segundos, antes de responderle el beso de la misma manera. Después de unos minutos, se separaron justo cuando Landon y Hannah venían de regreso porque la niña estaba hambrienta y, además, era su hora de comer algo, ya que la diabetes la hacía tener que ser muy rigurosa con los horarios.
Después de almorzar y descansar la comida por un rato, Dean subió a Hannah y a April en sus hombros y fue corriendo hacia la playa. Jugaron todos juntos por horas, con Hannah demostrando que sus clases de natación dieron resultados, ya que la niña nadaba mejor que sus padres.
Cuando ya se cansaron del agua salada y del sol, decidieron regresar. Dean dejó a Landon en su casa y Hannah no se calló en todo el viaje hablando de cuánta diversión tuvo. Una vez llegaron, la niña fue directo a bañarse y Dean y April subieron a su habitación a dejar las cosas.
April recordó la carta que había recibido en la mañana y, sabiendo que tenían varios minutos antes de que Hannah saliera del baño, la agarró entre sus manos y se dirigió hacia Dean.
—Esto vino para ti esta mañana. No te lo dije antes por si eran malas noticias, no quería arruinar el día —explicó April, sintiéndose culpable por haberle ocultado algo así a Dean.