Una princesa para el príncipe

Capítulo 4

Suspiro lentamente y vuelvo mi mirada hasta el chico, aquel chico que desde hacía años ocupaba un gran lugar en mi mente, corazón y pensamientos, Harry.

Aquel chico me observaba de una manera extraña. De un modo que yo no pude descifrar. Pero si había algo claro era el hecho de que el no me reconocía y eso por ahora podría ser usado a mi favor para evitar inconvenientes.

Le observo durante un instante y me percato de que en él, muchas cosas habían cambiado con respecto a tres años atrás. Sus ojos verdes ya no tenían ese brillo que tanto le caracterizaban, su cabello rubio se encontraba algo largo y su estatura realmente había cambiado. Harry ahora era realmente alto y debía rondar el metro ochenta y siete. Estos años el había crecido notablemente, antes solía ser alto pero ahora era realmente un rascacielos en comparación con mi metro sesenta y cinco.

Hacía aproximadamente tres o cuatro años que no le veía pero eso no quitaba el hecho de que le viera constantemente en las revistas del corazón que tanto me gustaban.

Yo le seguía los pasos desde las redes y sabía lo que él había hecho con su vida. El hecho de que solía ir a orfanatos como dos veces al año a ofrecer ayuda comunitaria, las grandes donaciones que hacía para las personas sin hogar y los planes que trazaba brillantemente para mejorar la situación económica del país. Pero también sabía de sus locuras, del hecho de que parecía haberse convertido en todo lo que nunca quiso ser de niño, en un auténtico playboy. A menudo salía en revistas exhibiendo sus nuevos ligues y a la semana se descubría en la prensa el hecho de que el príncipe había estado engañando a sus parejas. Muchas veces cuando estas cosas pasaban me preguntaba donde estaba Harry, mi Harry, ese que un día fue mi mejor amigo.

Pero lamentablemente eso aun no lo descubría. Sabía que debía estar allí, en algún lugar pero por ahora me sería difícil averiguar donde se encontraba esa parte de él, esa parte que le hacía ser, el auténtico Harry.

Sonrío lentamente a modo de disculpa sabiendo que ellos ya se habían percatado de que yo había estado espiándolos.

Pero es que no me quedó de otra cuando les vi a ellos dos juntos. Realmente me había asustado.

Pero si de algo me había servido esta conversación era el descubrir que Harry no se veía muy feliz con el hecho de que yo hubiese regresado y esto era lo que me motivaba para hacer esto que haría ahora. Cosa de lo que tal vez pronto me podría arrepentir pero por ahora solo me dejaría llevar. Solo esperaba que a Dexa no se le escapara la verdad.

-Pp..p..príncipe y princesa.-finjo tartamudear y nerviosamente les hago una pequeña reverencia en señal de respeto ya que supuestamente no les conozco y nadie debe tratar de forma informal a ningún miembro de la realeza.-Mm lo..lo siento, realmente no fue mi intención haber escuchado su conversación. -me disculpo penosamente mirándoles a ambos y pasando mi mirada del uno hacia el otro.

-Descuida preciosa.-me dice con esa voz ronca seximente varonil.

-Está bien.-le digo una vez ya estoy algo relajada.

-¿Y cómo te llamas?.-me pregunta a la vez que en sus carnosos labios se ponía una hermosa sonrisa de esas tan arrebatadoramente sexys que te roban el aliento.

-Me mm...me llamo.-¿y ahora qué mierda le digo? me preguntaba en mi fuero interno a la vez que miraba rápidamente a mi alrededor tratando de buscar un nombre. Seguía observando todo mi entorno con atención hasta que doy con un cartel.-Me llamo Savannah.-le digo apresuradamente a la vez que en mi interior le agradecía al bendito cartel de cuidemos la sabana por haber aparecido y ayudarme con el nombre.

Observo hacia el frente en dirección a Dexa y me percaté del hecho de que ella me miraba con estupefacción y las cuencas de los ojos tan abiertas que parecían salirseles. Le hago una seña de calma y luego disimulo que me estaba rascando la cabeza a la vez que vuelvo mi mirada hacia Harry.

-Mmm Savannah.-pronuncian sus labios relamiéndose en lo que pareciera ser un claro intento de coquetería.

Aparto la vista sonrojada por la vergüenza y le escucho preguntar a Dexandra.

-¿Pero dónde estará Ava?-le pregunta algo extrañado a mi amiga.

-Emm... se acaba de ir hace un rato.-le respondo yo interrumpiendo a mi amiga antes de que hablara y pudiera soltar la verdad.

-¿Pero como sabías quién era ella?-pregunta Harry curioso.-Mm porque la he visto en revistas.-le contesto rápidamente. -Además sus características no son algo que se puedan obviar -añado.

-Si, justo se debería parecer a ti. Tiene el cabello color ébano que tu tienes a compás también de unos ojos azules que tú también compartes.-me explica pero su explicación por más que no quisiera no hacía más que ponerme algo alarmada y nerviosa.

-Emm... mm yo mm... me debo ir.-añado a la vez que salgo corriendo del lugar.

(...)

Camino lentamente por las calles de Bucarest y luego de haberme comprado un helado me siento en una banquilla del parque a esperar y pensar sobre todo lo que recién había pasado.

Me sentía realmente mal por haber mentido y tenía mis sentimientos y tristezas a flor de piel al saber del hecho de que Harry no quería verme.

¿Pero qué le habré hecho? ¿por qué me odia tanto?.Esas eran algunas de las preguntas que rondaban en mi cabeza, pero lamentablemente ninguna tenía respuesta, por lo menos por ahora.

Mirando un poco más hacia adelante me percato del hecho de que frente a mi estaban dos niños pequeños jugando a perseguirse. Se veían tan lindos juntos, eran realmente tiernos.

Eso me trajo muy buenos recuerdos, al mirarles un flashback momentáneo vino a mi mente.

Eramos dos pequeños, uno rubio de ocho años y una pequeña niña cuyos cabellos eran tan negros como el ébano y tenía cerca de seis años. Ambos estaban sentados en su banquillo fovorito del parque, uno azul que les gustaba porque era el único de ese color en un lugar lleno de banquillos rojos.




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