Una princesa para el príncipe

Capítulo 7

¡No!, ¡no!, ¡no!. Esto no puede estar pasándome. Seguro escuché mal, sí, seguro fue eso. Trataba de negar la realidad, pero sabía que por mas que quisiera no podía huir para siempre. Que tenía que enfrentarle, dejar de huir. Pero no me veía preparada y no estaba segura de si algún día lo estaría.

-¿Al p...p...palacio?.-pregunté nerviosamente una vez me armé de valor para saber la verdad de lo que en realidad ya sabía pero no quería admitir.

Mi madre da una mirada cargada de dulzura y compasión puesto que ella sabía lo que realmente pasaba por mi cabeza al escuchar la noticia.

-Si Ava, has escuchado bien. Nos han invitado a cenar a palacio. Al palacio Iasi.-me explica mi padre con seriedad.

Yo le miro durante unos cuantos segundos tratando de descifrarle. Todo era muy raro, el debía estar contento con la invitación. No obstante tenía una actitud hosca con respecto a eso. Como si supiera algo.

-Mm.. ¿y no puedo faltar?.-pregunto esperanzada mirando a mis padres con aquel puchero y cara de cachorrito que siempre me funcionaba para salirme con la mía.

Miro a mamá tratando de buscar apoyo y al verla negar con la cabeza dirijo mi mirada hacia papá.

-Ava cariño. Esta vez la cara de cachorrito no te va a funcionar. Lo siento, pero no puedes a faltar a una cena de palacio. Son sus majestades.-me explica papá suavemente.

-Lo entiendo.-respondo desanimada dirigiéndome hacia mi habitación y con lágrimas sin derramar en mis ojos.

Una vez llego cierro de un portazo y me hundo en mi suave colchón a llorar. Era patética. Me sentía impotente. Por más que quisiera no podía hacer nada, solo ver como ocurría todo frente a mis narices y lo que más lastimaba era el hecho de que no podía creer como así de rápido se complicaba mi vida, en un pestañeo.

Tal vez esto no hubiese sido así si no le hubiese perdido. Pero daba igual. Porque a pesar de todo sabía que jamás le recuperaría y ya no estaba segura de quererlo. Viendo la persona en que se había convertido.

-Quisiera que estuvieras pequeña. Así no tendrías que pasar por esto y no tendría que ver a mi bebé sufriendo.-escucho que dice mamá.

La miro un instante. No sabía que estaba aquí. Que me había visto llorando. Me causaba un poco de dolor el hecho de que me hubiera visto así de vulnerable ya que sabía que a ella al igual que a mi padre no podían verme triste porque les lastimaba, enormemente. Me sentía mal por eso. Aun así me reconfortaba su presencia y más cuando me dio aquel abrazo tranquilizador que solo sabe darle una madre a sus hijos.

-Ya se mamá. A veces yo también quisiera volver a pequeña pero lamentablemente eso no se puede, así que solo nos queda el seguir hacia adelante sabiendo que aunque nos duela así es la vida. Que nos pone pruebas difíciles pero que aún así hay que afrontar. Para aprender y mantenernos en pie como los luchadores que somos.

Mamá me sonríe y me da un apretón en la mano a la vez que se limpia una lagrimilla del ojo.

-Me alegra el ver que has crecido y has dejado de ser una niña para convertirte en una mujer maravillosa, sabia y fuerte. Si Harry no ve lo que tiene delante es un tonto. Porque hay que ser bien ciego para no saber lo especial y única que eres.- sólo pude abrazar a mi madre luego de esas palabras. Había sido hermoso el escuchar eso de ella. Ver su apoyo incondicional y el tener la certeza de que tal vez todos se pueden ir pero mamá siempre va a estar ahí. Mamá siempre será mi mejor amiga.

-Mamá, te amo.- le dije a la vez que me limpiaba las lágrimas.

-Y yo a ti mi niña. Así que vamos, levántate y ponte bien hermosa para que hagas lo que mejor sabes hacer en ese tipo de eventos, dejarles con la boca abierta.-me decía con dulzura a la vez que me tomaba del brazo para sacarme de mi cama y señalarme hacia un punto donde estaba una gran caja.

Lentamente caminé hacia ella presa de la curiosidad y al ver la cara emocionada de mi madre me dispuse a abrirla.

No podía creerlo. Dentro de la caja se encontraba el vestido más hermoso que alguna vez había visto. Un vestido tal cual princesa sexymente elegante.

Estaba muy emocionada por ponérmelo. Jamás me había sentido así por un vestido o prenda de vestir ya que no solía prestarle mucha atención a esas cosas. Pero esta vez no podía evitarlo.

Frente a mi se encontraba un vestido de gala de un color azul brillante en tono oscuro. Este tenía un escote de corazón que venía acompañado con un encaje que llegaba hasta la cintura. Pero lo que más me gustaba del vestido era el que tuviera la parte de la pierna rasgada. Así te daba un toque de sexy y elegante a la vez. Puesto que el vestido a pesar de su belleza lucía sencillo y sin una exagerada extravagancia. Justamente de mi estilo.

-¡Ya quiero ver como te queda!.¡Te va a quedar precioso!-exclama mamá con voz muy emocionada.

-Muchas gracias mamá. ¡Eres la mejor!.-le digo para luego darle un sonoro beso en la mejilla.

(...)
Suspiro frente al espejo. Me sentía diferente. Me veía diferente en comparación con la Ava de siempre, la Ava de hace unos veinte minutos.

La chica que me miraba desde el espejo era como una de aquellas hermosas princesas de cuento de hadas. Vestida hermosamente para ver a su príncipe, dar el baile y tener su final feliz. Pero lo gracioso de esto era que a pesar del como luciera y el como me sintiera esta no era una de esas historias. Aunque a pesar de todo esto justamente ahora, en este instante, me sentía muy bien. Me sentía fuerte y confiada, porque eso es lo que hace un buen maquillaje en una mujer. Nos esconde de todo. Detrás de todo ese polvo y coloretes tal vez podía haber una persona sumamente tímida e insegura. Pero encima de todo esto estaba una yo diferente. Alguien que no le temía a nada ni a nadie. Porque así era yo cuando me vestía para impresionar. Me volvía un fénix y resurgía de mis cenizas. Porque así era Ava Tracey y tal vez el hecho de ser así era lo que la llevaba a su triunfo.




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