Una princesa para el príncipe

Capítulo 10

Mentiría si dijera que no me había gustado. Si dijera que no le seguí y que lo separé a la primera de cambio. La verdad es que ya quisiera haberlo hecho, pero no, no lo hice.

Me había sumido en el dulce sabor a fresa que contenían sus labios, en su suavidad, en la dulzura con que me besaba. En el cálido toque. En todo lo que representaba estar ahí, junto a él.

Pero no había reparado en algo. Esta era la realidad y el chico que me estaba besando en nada tenía que ver con lo que una vez había sido. Es más, hasta tenía una novia que parecía aborrecerme con todo su ser.

Para el momento en que nos separamos por el aire el estaba sonriendo. Mientras yo solo le miraba, a la espera de algun movimiento de su parte.

—Tal vez después de todo no me eres tan inaccesible—susurró haciéndome caer de golpe en la realidad.

No podía creerlo ¿cómo había sido capaz? ¿cómo después de todo lo que había pasado seguía comportándose como un idiota?

Pero de pronto Ava recordó, ahí estaba. No podía dejarse engañar por sus tapaderas. Porque ese era él, el verdadero Harry, no el que ella un día creyó conocer.

Entonces con todo el enojo contenido que sentía hacia él le sonrió para de pronto espantarle un sonoro bofetón.

—No vuelvas a acercarte a mi y mucho menos te atrevas a volver a besarme. Porque te arrepentirás Harry Tepes, te juro que lo harás—amenazó la chica con una expresión que jamás había visto en su rostro, se podía decir que fiera, indómita, salvaje.

Fue en ese momento cuando Ava corrió hacia la salida y a pesar del picor en su mano se sentía bien. Había puesto al chico en su lugar y eso era algo que no olvidaría fácilmente. Una especie de victoria.

(...)
—Ya se que no quieres hablar de ello pero por favor, explícame lo que está pasando. ¿Por qué te fuiste así?—preguntaba Dexandra mirando a su amiga por aquel gran espejo que se encontraba frente a ella, quien desde hacía unos minutos se estaba maquillando.

Ya que al salir de clases ambas amigas habían decidido ir a casa de Ava para alistarse. ¿Para qué? Pues para los primeros pasos con respecto al asunto del casamiento entre Ava y Harry.

Ava suspiró y se tiró en su cama cogiendo aquel peluche con el que siempre dormía, el señor Bigotes, regalo de Harry por su decimocuarto cumpleaños. Regalo que aun atesoraba ya que le recordaba a él, al menos quien había sido en un pasado.

Entonces la chica desesperada por tener alguien con quien hablar le contó todo a su amiga, con lujo de detalles. El como se había sentido celosa de Dinah, lo mal que se sentía por toda la situación que le estaba tocando vivir y el beso que le había dado Harry. Le contó absolutamente cada cosa sin saltarse nada, a la espera de que ella la comprendiera, como siempre solía hacer.

—¿Entonces aun te gusta?—fue lo primero que le preguntó su amiga.

—¡No!, ya está superado. Solo que aun le quiero mucho. Antes era mi mejor amigo—trataba de explicar pero lo que ella no comprendía era el por qué al pensar en él su corazón daba un vuelco.

Dexa la miraba como evaluando la situación y de pronto estalló en una sonora carcajada.

—¿Entonces le abofeteaste luego de que te besara?

—Pues si, él se pasó de listo conmigo—explicaba la chica a la vez que se masajeaba la sien en señal de abatimiento.

Su amiga la miró con detenimiento y con semblante compasivo, comprendiendo el como se sentía Ava. Cosa que la hizo hablar nuevamente para no permitir que su amiga se hundiera en sus pensamientos.

—¿Y qué hizo él?

—Pues no mucho ya que luego de que conociera a mi palma yo salí corriendo—¡dioses! luego de decir esto se dio cuenta de qu visto desde otra perspectiva todo era tan absurdo y extraño que hasta daba gracia.

Así que ambas amigas comenzaron a reír como desquiciadas por primera vez en mucho tiempo. Ya que esta vez por primera vez le habían dado un plantón de cara al príncipe y nunca mejor dicho ya que eso era precisamente lo que ella había hecho, le había plantado la mano en la cara al príncipe. Cosa que hacía que la situación estuviera Ava-1/Harry-0.

(...)
—¿Podría repetirme el por qué me encuentro aquí?—le preguntaba nuevamente a la asistente de la reina, esperando que esta vez me hiciera caso y no me ignorara como había hecho anteriormente.

La mujer, Analie Rosstong quien además de la asistente de la reina también tenía fama de ser su confidente, me echaba una mirada que denotaba exasperación.

—Pues permítame decirle señorita Ava que a pesar de haber rechazado al príncipe. Cosa demasiado ofensiva si me permite decirle—era absurdo, ya ella me lo había dicho—Usted tendrá que empezar a formarse como futura princesa. Además de tener que conocer a las futuras aspirantes a princesa, por si usted al final consigue casarse—dijo esto último mirándome de reojo, cosa que hizo que rabiara por dentro. ¿Por qué todos debían pensar que me costaría tanto encontrar marido? Estaba bien que creyeran que Harry tenía mayores posibilidades de conseguir una esposa ya que bien podría ser cierto debido a que su posición atraía a muchas chicas casaderas con grandes aspiraciones de escalar un poco y subir su rango social al de princesa. Pero me enfurecía el hecho de que creyeran que yo no podía lograrlo porque ciertamente esto no era así y ahora mismo podría proponérselo a cualquiera que estoy segura de que aceptarían sin ningún problema. Bueno, a ver. No tan así pero no me sería imposible y mucho menos del todo descabellado ya que yo también sabía jugar mis cartas.

Por otro lado me inquietaba, ¿cómo que otras posibles princesas? ¿Acaso me buscaban un reemplazo? Bueno, de igual forma a mi eso me daba igual tampoco es que yo me fuera a casar con Harry.

Pero tampoco era una opción casarme tan joven.

—Está bien. Gracias por explicarme—asentí sin mostrar lo mucho que me había molestado su comentario.

Por un instante miré a Dexa, quien se encontraba a mi lado. Pero ella solo asintió, en señal de que tampoco sabía nada sobre eso.




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