Me habían cubierto el rostro para que no viera el camino. Había pasado lo que parecía media hora y para ese momento ya me estaban subiendo en brazos a lo que parecía ser un jet privado.
Toda la situación estaba lejos de mi comprensión pero esperaba tener respuestas lo más pronto posible.
Porque sino me volvería loca en este encierro.
(...)
Harry
En medio de los festejos mi guardaespaldas, Sawyer, el que me había pedido permiso para salir justamente hoy con Nicoletta, me había llamado.
En ese momento me había disculpado con la señora con la que bailaba y había acudido confiado hacia él, saliéndome del baile con una última mirada a Ava porque sabía que si él estaba aquí significaba algo serio. No quería asustar a mi princesa por algo que podría ser una falsa alarma así que me dirigí a la plaza donde había solicitado verme, en solitario.
Fui hasta allí pensando en que si le había pasado algo a Nicole habría sido mi culpa y él las pagaría bien caro. No podría perdonármelo y los chicos tampoco lo harían puesto que en primera, yo había ayudado a que este romance diera rienda suelta y en segunda había estado ocultando el secreto que ni siquiera la hermanita de Ioan sabía que yo conocía, aunque no entendía como ella creía que no me daría cuenta si a fin de cuentas
estábamos hablando de quien era mi guardaespaldas.
Al llegar al destino me di cuenta de que todo estaba desierto y me pregunté si realmente esto no era una pérdida de tiempo. Todo era muy raro. Ni siquiera me había explicado nada, solo me dijo que me dirigiera justo aquí y en ese entonces asumí que se trataba de Nicole ya que sinó, ¿qué podría ser?
Comprendí que me podían estar timando y tal vez debía llamar a refuerzos, en estas situaciones ya me había encontrado en tiempos pasados y ya había afrontado un intento de secuestro que me había llevado a aprender todo lo que pudiera del arte de la lucha.
Tomé el móvil cuando estuve seguro de que no vendría nadie.
Algo crujió a mi espalda y cuando menos lo esperé sentí un dolor en la nuca y todo se oscureció.
(...)
Lo primero en lo que pensé al despertar fue un nombre, Ava. Esperaba que estuviera bien.
Me dolía la nuca.
Esto había sido un vil engaño aunque no comprendía el fin. Al menos me quedaba el consuelo de que había dejado bien a Ava.
Mi móvil se encontraba a unos metros de mi con la pantalla rota, me imaginaba que debido al impacto de la caída que recibió cuando cayó de mi mano.
Lo recogí y marqué un número.
-¿Por qué me llamas a esta hora, Harry? ¿Pasó algo?-sentí alivio al escuchar la voz de Nicole pero eso solo me dejaba a una persona a la que dejar mi total atención y por segunda vez en mi vida estuve realmente aterrado.
-¿Harry? ¡Harry!
Colgué y con el corazón en la boca corrí en dirección a dónde había dejado a mi chica.
No estaba.
Sabía que ella no podía haberse ido por su propio pie. Ella no era así, jamás me dejaría, ella me quería.
-¿Usted ha visto a la joven con el vestido azul y la gran peluca con la bailó hace unos momentos?-pregunté al hombre con la máscara de ciervo.
Me desesperé al ver el desconcierto del hombre y le exigí que me contestara.
-Desde hace al menos media hora que no la veo.
No fue suficiente. Pregunté a cada persona que veía y nadie parecía saber nada. No era posible que ella se hubiera esfumado. Cada minuto que pasaba temía más por ella.
-¡Ava!
-Ava, ¿dónde estás?
Grité muchas veces pero nadie respondía y para cuando me di por vencido llamé a todos los que tenía que llamar, los chicos, los de seguridad, alerté a mis padres y ellos pusieron a mi disposición a los mejores detectives y guardias de toda Rumanía.
Hasta que no recuperara a mi chica no descansaría. Removería cielo y tierra por ella y quien quiera que forme parte de esto tendrá su merecido.
En las primeras horas no habían habido avances. No llegábamos a concretar absolutamente nada y a la única conclusión a la que todos llegábamos era que posiblemente Sawyer estuviera involucrado en todo esto y si pensábamos en Nicoletta, ella estaba destrozada con todo esto.
Inevitablemente los padres de Ava se habían enterado y al momento tomaron el primer vuelo rumbo Rumanía. Estaban desesperados puesto que esta no era la primera vez que habían sido separados de su hija. Aún tenían el amargo recuerdo de tiempo atrás.
No podía evitar sentirme culpable y a cada instante me iba deshaciendo en preocupaciones. Ella era mi todo y nunca se lo había dicho.
De pequeños solíamos ser los mejores amigos, crecimos juntos y aprendimos a hermanarnos con el paso del tiempo, no había Harry sin Ava ni Ava sin Harry.
Nunca supe con exactitud cuando había comenzado a enamorarme de ella, tal vez siempre lo estuve y por eso fue que no podía verla como una hermana por más que quise. Era un preadolescente de doce años cuando comprendí que eso que sentía por mi mejor amiga de diez, era amor, cuando comprendí que las mariposas cada vez que la veía no eran normales, que la felicidad de siempre era rara y las ganas de besarla y abrazarla cada vez que la veía, lo eran aún más.
Ava siempre estuvo en mi vida y a cada paso me acompañó, fue paciente, me comprendió, me escuchó cuando nadie más quiso hacerlo y cuando todos se iban ella siempre se quedó como si yo significara una de sus posesiones más valiosas, una posesión a la que siempre debía cuidar.
Como mismo yo debía cuidar de ella, mi tesoro.