Harry
El hermano de Sawyer había sido apresado y lo que hicieran con él lo decidiría Dexandra ya que él no sólo había participado en el secuestro indirectamente, sinó que también había osado utilizar la llamada que le ofrecían para alertar a su hermano.
Se habían metido con la realeza y ello era un asunto de estado, no obstante, la culpa corroía a Isaac y antes de irnos me dio una ubicación donde buscar.
Tan solo esperaba que aún estuvieran allí para poder tener lo más pronto posible a Ava de vuelta.
La ubicación correspondía a una casita en los suburbios de París, Francia y me alegré ya que en teoría, no estábamos lejos. Estábamos a 284km lo que equivalía a un viaje de media hora en avión pero, aún así tenía el miedo de no llegar a tiempo.
Mandé un mensaje de WhatsApp a los chicos y pasados unos minutos nos recogió el auto que nos llevaría a la pista de aterrizaje.
En aquella limusina iban los padres de Ava junto con los hermanos Ashford quienes no se habían aguantado las ganas de ir al rescate de su amiga. No había ningún novio a la vista ya que todos habían vuelto a los compromisos que los reclamaban
-Ya tenemos su ubicación.-dije con la sonrisa de alivio más grande que había puesto desde que había sucedido el incidente.
Nicole sonrió con lágrimas en los ojos y abrazó a Ioan quien también se veía feliz. En ese momento me alegré por Ava, había hecho un buen trabajo y los amigos que tenía serían incluso capaces de entregar su propia vida por salvarla.
-¡Vamos a por nuestra amiga!- dijeron los hermanos al unísono.
-¡A por nuestra hija!-siguieron los Tracey.
De pronto el auto se sumió en un silencio y me percaté de lo que querían.
Rodé los ojos.
- ¡Vamos a rescatar a mi Ava!-susurré pero no obstante el señor Tracey me había escuchado y su fulminante mirada reflejaba lo que pensaba exactamente de mis palabras pero, sin importar nada yo lo sabía ya que en efecto, ella era mía, era mi alma, era mi corazón y una parte de ella me pertenecía así mismo como una parte de mi ser era suya, de su propiedad y solo ella tenía el poder de elevarme o hacerme caer del cielo a donde sus besos, caricias y mi amor por ella me habían llevado.
(...)
Ava
El humo se filtraba por mi nariz y yo maldecía pensando en lo ilusa que había sido al creer que me dejarían ir así como así.
Habían llenado la casa de llamas y me habían dejado aquí, a mi suerte, a merced de una muerte segura ya que eso era lo que querían, deshacerse de mi.
Tomé fuerzas, respiré y me levanté de la silla en la disposición de encontrar algo para romper la única ventana que se encontraba en la habitación, ventana que para mi suerte era de cristal.
Debía llamar a Harry pero era muy tarde y las llamas habían devorado casi todo al punto que esta podría haber sido la única habitación en la que aún no había penetrado el fuego.
En un principio entré en pánico. Ellos tan solo habían escapado nada más recibir aquella llamada, aunque, no sin antes escuchar un último grito de Dinnah.
—Pagarás con fuego el haberte entrometido. ¡Ese trono será mío!— había amenazado, creyéndose cada una de sus palabras sin saber que a veces la determinación y el aferrarse a la vida cuando tenías motivos para ello, podía ser más fuerte que el peor de los odios.
El fuego avanzaba en la habitación, el tiempo se acababa y la única opción visible para mi era la silla así que sin miramientos la tomé y luego de una breve súplica silenciosa por mi vida comencé a golpear con fuerza a pesar de mis temores, temblores y la dificultad para respirar que poco a poco se me hacía más presente debido a los nervios.
Una embestida y nada, dos y todavía no veía ni una grieta, fue a la tercera cuando comenzó a agrietarse el cristal y para la cuarta el fuego ya estaba a punto de devorar la habitación entera. Tan solo quedaba medianamente libre el espacio donde yo me encontraba y cuando estaba a punto de perder las esperanzas escuché el ruido de un helicóptero, eso me dio fuerzas y sin importar el vidrio que había caído encima de mi cortándome quién sabe dónde, me aferré a la lucha y volví a colocar la silla en el suelo para escapar por la ventana rota en la que parecía ser mi única oportunidad.
Atravesé la ventana y caí en el espeso césped con más dolor del que recordaba haber sentido nunca pero no obstante, no estaba salvada aún así que me dediqué a correr lo más fuerte que pude para alejarme de la casa que pronto podría colapsar y no tuve que esperar mucho cuando unos treinta segundos después había ocurrido el incidente.
Caí al suelo en medio de aquel estrépito. Sentí miedo, dolor y entumecimiento en algunas partes del cuerpo. Quería cerrar los ojos y dejarme llevar pero un poderoso grito me trajo de vuelta.
-No, ¡Ava! ¡No!-eran los gritos de Harry quien seguramente creía que me había perdido para siempre, y, tan solo con ese pensamiento me aferré a las pocas fuerzas que me quedaban porque precisamente él, tenía que saber que me encontraba viva.
Me levanté con mucho cuidado enterrándome piedrecillas en mis sangrantes manos.
El lugar se encontraba devastado, en un reguero de fuego y humo, pedazos de la casita habían estallado y caído lejos, el vecindario humilde poco a poco se había llenado de las personas que lo habitaban quienes salían corriendo de sus casas para averiguar acerca de lo ocurrido.
El sonido de la sirena de los bomberos se escuchaba a lo lejos y mientras rodeaba lo que quedaba de la casa para posicionarme en la que una vez había sido la parte delantera, podía escuchar los fuertes sollozos que según podría jurar provenían de mis seres queridos. En ese momento me rompí, jamás quisiera volver a verles así.