Una Reina como Regalo

58

Atrey Waters

Ya en el pasillo, lejos de Arabella, comprendí la gravedad de lo que había hecho. Apenas vi la intención de ese insolente Lester de besar a la princesa, y cómo ella se inclinaba hacia él con dulzura anticipada, sentí unos celos irracionales mezclados con furia. En mi mente aparecieron imágenes de ella besando a otro, de sus caricias, de sus palabras de amor… era insoportable.

Solo pensar que unos labios indignos rozaran los suyos me sacaba de quicio. No pude contenerme. Salté sobre Lester y le torcí el brazo. Solo después comprendí lo serio de mi reacción. Y aún así, me negaba a arrepentirme. Arabella incluso dijo que debía ser castigado. Pobre ingenua… ¡yo la salvé de cometer un error! Y aun con frialdad en su voz, no creía que realmente lo hiciera.

Cuando quedamos solos en sus aposentos, parecía verdaderamente enojada. Nunca la había visto así: cejas levantadas, gestos enfáticos, ojos lanzando relámpagos. ¿Acaso de verdad deseaba esa cercanía con ese imbécil? Sus palabras avivaron en mí un deseo imposible de contener. Quería besarla, hacerlo de tal manera que no pudiera ni soñar con los besos de otro.

Ni recuerdo cómo me atreví. Solo supe que sus labios ya estaban bajo los míos. Temía asustarla, así que la besé con cuidado, con lentitud, saboreando como si fuera el néctar más dulce, valorando cada segundo. Sabía que merecía un castigo por ello, que Arabella nunca perdonaría tal osadía. Pero esa sensación de elevación lo valía todo. Su beso me embriagaba, me nublaba la mente, me hacía desear poseer sus labios para siempre. Por fin comprendí con horror lo que sentía por ella. Todo perdió sentido, solo ella importaba.

Arabella no reaccionaba. Se quedó inmóvil, como si soportara mi presencia a la fuerza. ¿Qué esperaba yo? ¿Correspondencia? ¡Qué iluso! Olvidaba quién era. No tenía derecho a soñar con ella, y sin embargo, me atrevía a besarla. Seguro la asusté. Ni se movía. Decidí alejarme, acabar con ese martirio. Pero entonces sucedió lo impensable: no me soltó. Sus labios buscaron los míos con aún más deseo, avivando el fuego que ya ardía en mí. ¿Era posible? ¿La princesa no me despreciaba? ¿Ella, tan pura, tan noble, tocando y besando a su simple guardia, a su eterno esclavo del alma? Inexperta, temblorosa, torpe… pero fue el mejor beso de mi vida. Por un momento, el mundo se desvaneció. Éramos solo ella y yo, iguales.

Su delicado roce en mi espalda me estremeció. Me aparté con un sobresalto. La miré fijo: tan deseada, tan amada. Sentía una sed terrible de sus labios, me faltaba el aire, el corazón palpitaba con locura. Sabía que si me quedaba un segundo más, no podría contenerme: la tomaría entre mis brazos y la haría mía. Por eso huí.

Escuché su voz confundida, sedienta de respuestas. ¿Qué podía decirle? ¿Que me había enamorado como un idiota? ¿Que sueño con ser el único hombre que bese sus labios? Luchando contra mí mismo, me fui, dejándola en la incertidumbre. Aunque ahora me vea como un imbécil, no podía confesarle nada. Si lo hacía, perdería el control por completo.

Pasé la noche casi sin dormir, soñando con esa princesa inalcanzable que dentro de dos días se casará con un hombre al que no ama, condenándose a sí misma… y a mí también. Quisiera estar en el lugar de Quentin. Aunque ella ya no sienta nada por mí, al menos estará con alguien que la ama y no la lastimará jamás. Recordé su propuesta de un matrimonio ficticio… y creo que ya tomé una decisión.

Para llevarla a cabo, tuve que dejar el palacio por la mañana. Regresé cerca del mediodía. Me informaron que estaba en su despacho. Toqué la pesada puerta de madera, que hoy parecía aún más imponente, y entré:

– ¿Puedo?

Alzó la vista, fría, y la bajó de inmediato al papel que descansaba sobre el escritorio. Asintió con la cabeza y continuó leyendo. Ni siquiera quería mirarme después de lo de ayer. Me lo merezco. Su indiferencia me hizo dudar de mi decisión. Pero sé que no puedo vivir sin ella. Y aunque arriesgue la vida… voy a hacer lo que tengo que hacer.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.