Prologo

La lluvia cae en movimientos fuertes. Mi hermana se encontraba con fiebre y ninguno de nuestros padres estaba en casa. No sabía qué hacer en estos momentos, sabía lo peligroso que era salir con esa lluvia y Talia no podía salir para ir al doctor porque se iba a enfermar más.

Pero el doctor sí podía venir acá.

Solo tenia que salir de casa y caminar hacia la clínica del pueblo. Agarre mis zapatos y me los puse con rapidez, mire un poco a mi hermana que tenia la respiración acelerada y la cara roja. Me acerco y le cambio el trapo que tenia en la frente por uno fresco.

—¿Qué piensas hacer?—Abre los ojos y me mira.

—Iré por un médico, No voy a tardar—Le sonreí satisfecha con mi decisión.

Su mano agarró la mía cuando me iba a separar y la observe confundida.

—¿Necesitas algo? Te lo puedo traer antes de irme.

—No iras a ningún lado—Su voz es algo áspera.

No es justo, yo deseo ayudar a mi hermana mayor y ella piensa en detenerme. Sin importar lo que dijo me suelto de su agarre y salgo corriendo rápido de la habitación mientras rio.

—¡Traeré un médico!—No escucho sus quejas y salgo bajo la fuerte tormenta.

Me daba un poco de miedo, pero esto se trataba de mi hermana y pensaba correr el riesgo. Emprendo el camino hacia la clínica y cerraba mis ojos cuando el cielo se iluminaba por los rayos, en eso me quede quieta al ver un rayo caer en uno de los árboles cercanos y prenderse fuego.

—¡Tania!—Me empujaron cuando vi que el árbol empezaba a inclinarse cada vez encima de mí.

Me quedo quieta por unos instantes, hasta que mi mirada pudo reconocer la figura de mi hermana mayor tirada en el suelo, en el mismo lugar donde yo me encontraba parada segundos antes.

—¡Talia!—Grite con todas mis fuerzas y las lágrimas de mis ojos empezaron a caer, sin saber qué hacer.