Una Reina Para El Principe

Capítulo 2

—¡No me interesa!—Su grito me hizo retroceder—. No deseó escuchar sus excusas.

Me mordí el labio con fuerza intentando no llorar. Yo lo único que deseaba era acabar con mi día laboral, no con mi vida laboral ¿Por qué me sucede esto a mí? Nada era como esperaba. Apreté las manos con fuerza para buscar tranquilidad y no dejar que las emociones se desborden frente a él.

—Pero… —Me toca hacer silencio en el momento que siento que mi voz se quiebra.

—¿No entiende? No deseo escucharla ¡Firme y lárguese!—Golpea la hoja con fuerza.

Me acerco a la mesa. Tomé el lapicero y firmé los papeles. No me parecía justo que me despidiera sin motivo alguno. Era la primera vez que llegaba tarde o que hacía una mueca y él ya me sacaba sin importar nada.

—Agarre su liquidación y salga de mi empresa—Ni siquiera se toma la delicadeza de dármela.

Lo único que hace es tirar el cheque y lo agarro. No me atrevo a hablar de nuevo, solo me doy la vuelta y salgo de la oficina.

Hoy no ha sido mi día. 

Agarró mis cosas del puesto de forma rápida. Quería salir rápido de la empresa antes de poder ponerme a llorar, ya los ojos me picaban. Me mordí el labio fuerte y salí lo más rápido. No tenía ganas de llegar a casa, así que caminé hasta la parada de TransMilenio.

Iba a ir a cambiar la liquidación. Necesitaba ponerme a buscar trabajo lo antes posible, quedarme en casa no se trataba de una opción. Ni menos con todos los gastos que cargaba en la vida. Al menos tenía la experiencia que adquirí y si era posible podría conseguir un trabajo que fuera acorde a lo que me dedique a estudiar. Luego de conseguir el dinero, iba a regresar a la casa y pasar el resto del día ahí. Pensaría si al final asistiré a la salida o al contrario me quedaré en casa para descansar, en estos momentos no tengo intención de salir a fiestas, ni a nada.

Podría ir a buscar algún marido con plata, tal vez un príncipe que me vuelva su princesa y no deba preocuparme por trabajar.

****************

La mañana la paso sola. Luego de llegar a casa me doy el lujo de desmoronarme por un tiempo, aunque solo por poco tiempo, fue suficiente para poder tranquilizarme de lo sucedido. Al final decidí ir a la fiesta con ellas para animarme y ya mañana empezaría a buscar trabajo de nuevo. Esperaba que el dinero me alcanzara para hacerlo.

Las chicas habían regresado hace aproximadamente y ahora se estaban terminando de arreglar para salir. Las chicas iban a pagar todo y había escuchado a Teresa gritar que tenían un poco más de medio millón para gastar en trago para la noche. Entendieron que no podía aportar para la salida y ellas pusieron todo.

Apenas llegamos a la discoteca, Jessica se dirigió a la barra para pedirnos unos tragos, por otro lado, Teresa y yo nos fuimos a sentar en una de las mesas a esperarla. Apenas llegaron los tragos no los tomamos sin problema mientras brindábamos y sonreíamos. Jessica fue la primera en irse a bailar con un moreno y luego le siguió Teresa con una chica guapa.

Me quedo sentada mirando a mis amigas cuando dos hombres se acercaron hasta donde me encontraba sentada.

—¿Estás sola?—Su voz es tranquila y mantiene una pequeña sonrisa en la boca.

Quería morirme de lo guapo que era. ¿Donde fabrican hombres así? La madre debe tener las puertas al cielo, en lugar de óvulos. 

—Sí—No iba a dudarlo en estos momentos.

Tener la compañía de dos chicos guapos puede ser lo mejor en estos momentos. Porque el chico que me hablo no viene solo, al contrario, trae a otro que está incluso mejor que él. Ademas mis amigas se estaban divirtiendo un poco, yo también podia divertirme un poco con la compañía de ambos.

—¿Te molesta si mi hermano y yo te acompañamos a tomar?

¿Molestarme? Me siento bendecida luego de un día tan feo.

—Claro que no, siéntense—Les dedique mi mejor sonrisa.

Ambos hombres tomaron asiento a un lado y pude verlos mejor. Los dioses deben estar arrepentidos por dejar salir a estos hombres de sus tierras. El que me hablo, el cual no conozco el nombre de ninguno de los dos y si no me lo dicen no me voy a mortificar, porque no todos los días tengo tan buena compañía, pidió un trago la mesa.

—No nos he presentado, es una gran falta de educación—Sirve el trago recién abierto—. Mi nombre es Harry y este es mi hermano Nicholas.

En ese instante me di cuenta del acento que cargaba. Se notaba que era extranjero y por la música al inicio me había costado identificarlo. Ahora sabia que era muy probable que fueran ingleses.

—Mucho gusto. Mi nombre es Tania—Acepte el trago que me pasaron.

Sabía que era posible que estuvieran mintiendo con su nombre, pero tampoco podían asegurar que ese fuera mi nombre real. Ademas si se emborrachaban podían contar sus mentiras.

—¿Son británicos?—No me iba a quedar con la duda.

Tome un sorbo de mi vaso de forma lenta mientras miraba al chico de nombre Nicholas. Aunque ambos eran lindos, Nicholas se veía más joven que el otro hermano. Nicholas no me quitaba la mirada de encima y ya no sabía si el sonrojo que sentia en mis mejillas era por su mirada o por las bebidas.



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En el texto hay: comedia, romance, plebeyos

Editado: 31.05.2024

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