Agache la mirada, mientras me mordía el labio sutilmente con solo pensar en su voz ardiente que me dejo mis bragas mojadas la primera vez que la escuche y si cuando me levante en aquel avión hubiera tenido, esas no se hubieran salvado de la mojada.
—Bueno, tengo asuntos que resolver—Manifestó el rey serio —. Fue un gusto hablar contigo, querida, espero y te encuentres cómoda en palacio.
Abrí los ojos desconcertada por sus palabras, aunque únicamente me la pasaba era perdida, no sabía cómo llegaba a ningún lado, pero solo esperaba regresarme a mi casa, con mis amigas, porque, aunque el príncipe puede estar muy bueno, muy moja bragas, puede ser hasta mi esposo o el mismísimo rey de Inglaterra… No, ese es su papá, pero puede ser muy príncipe y todo, pero yo no quiero está aquí.
—Nos vemos, Padre—Mi piel se erizó cuando escucho su voz tan particular.
No sabía qué haría, pero con esa voz me desestabilizaba por completo, pareciera que tuviera la palabra, “te derretiré” escrita en ella, porque yo estaba a punto de derretirme con su mera presencia y eso que ni siguiera me está mirando a mí.
Dirigí mi mirada hasta el lugar donde el rey estaba sentado, pero me sorprendí cuando note que ya no estaba ahí, lo busque rápidamente por la habitación, pero mi respiración se aceleró cuando descubrí que me encontraba a solas con el principito moja bragas.
«¿Como?, ¿Cuándo?, ¿Y dónde? », bueno exagero un poco porque eso está pasando ya mismo frente a mis ojos y en una habitación, el con un traje de corbata que le queda tremendamente bueno, daban ganas de agarrarlo por ella y darle un castigo de los deliciosos.
Sacudí mi cabeza un poco borrando esa idea, no podía creer que tuviera tremendo pensamiento con ese hombre, aunque quien no lo tendría con tremendo cuerpo y voz que solo te llama a la tentación completa, porque para mí es una tremenda tentación tenerlo al frente, pero a la vez es algo completamente prohibido.
«¡Si estamos casados!», Borre rápidamente ese pensamiento de mi cabeza mientras lo miraba a los ojos.
—Buenas tardes—Menciono.
En ese momento se me olvido como se tenía que respirar, sentía mis mejillas arder fuertemente y no podía creer que con simple saludo me alterara un montón, estaba completamente perdida y loca.
«¡Contéstale, no quedes como idiota!», me regañe mentalmente mientras ponía una sonrisa nerviosa. Perfecto ahora sí quedaría como una loca.
—Que… Buenas tardes—Conteste un poco nerviosa.
«Respira profundo, Tania» solo es un príncipe bueno, con voz superdeliciosa, labios carnosos y un tremendo cuerpo, sin olvidar ese fragmento del recuerdo donde decía que me… «Contrólate mujer».
—Lamento mucho lo que paso—Su voz me saco de mi pequeña fantasía y regañada.
—¿Disculpa?—Articule en español.
Creo que acaba de romper todas mis fantasías, aunque no sabía por qué se rompieron, pero ya no estaba volando, ahora si tenía los pies en la tierra y bien puestos que habían quedado.
—Por órdenes de mi padre te quedarás aquí un tiempo hasta que el divorcio se solucione y alguno de los tres recuerde como terminamos casado—Sus palabras seguían sonando tremendamente deliciosas, pero también me producían un enorme disgusto escuchar que me quedaría aquí un tiempo cerca de este hombre, que me imagino y hasta novia debe tener, si no es que ya tenían planes de casarse, pero no lo pudieron hacer porque por un bendito error, fui yo quien termino casada y convertida en princesa de Londres.
—Yo no me quiero quedar—Comente.
No quería tener problemas con su novia, porque si yo estuviera en su lugar, estaría supermolesta al descubrir que el hombre y más este hombre tan desgraciadamente bueno, se casó con otra y consumo su matrimonio de la manera que tendría que hacérmelo a mí. Lo más seguro es que la mechonearía muchas veces y luego lloraría como loca descontrolada, porque válgame dios, con un engaño de ese hombre cualquiera se sentiría mal.
—Lo lamento mucho, pero te prometo, como me llamo Nicholas Mountbatte-Windsor, segundo príncipe de Londres, que haré que tu estadía aquí sea de tu agrado—Casi se me cae la mandíbula al escucharlo decir esas palabras.
«¡Dios!, te lo ruego que no tenga novia este hombre, porque si no moriré por ser pecadora», pero si no tiene pecare mucho más, porque si me toca tenerlo cerca, aprovecharé cada momento que tenga para sacarle una foto bien sexy.
—¿Qué pensará tu novia, pequeño adonis? —Dije en un susurro.
—¿Disculpe, no le entendí? —Me sonroje y agache la mirada.
No sabía si me había escuchado, pero tampoco sabia porque le había llamado pequeño adonis, cuando quedaba claro que de pequeño él no tenía nada, antes era un papacito bien grande y de eso no dudaría nunca.
—Espero no ser una molestia—Cambie por completo mis palabras.
No podía decirle lo que había murmurado, pensaría que estoy locamente desesperada y no es bueno dar esa impresión. Lo escuché murmura algo, pero no entendí lo que fue por estar sumida en mis pensamientos, tampoco pensaba preguntarle qué dijo, porque me imagino que sería un: “yo también lo espero”, aunque no pensaba volverme una molestaría, me conformaría con solo mirarlo todos los días un rato o que el me mirara.
«Si mi prima viera esto, ya quisiera arrancarme la piel para estar en mi lugar», aunque no sabía si era muy bueno estar en mi lugar o no, lo único sabía es que sus ojos eran de un azul profundo que te recordaba al mar de una manera muy impresionante.
—En unos momentos vendrá una persona que te ayudará con lo que necesites mientras yo no este—Comento.
Escuche mal o me dijo que cuando el no está alguien me ayudara, pero, ¿Cuándo el este, ella no me ayudara?, esperemos que sí, porque no soportaría tener que estar siempre con alguien que este detrás de mí y no me deje respirar un rato para admirar su belleza.
Editado: 31.05.2024