Una Reina Para El Principe

Capítulo 10

Me separé rápidamente de donde estaba sentada, ahora sí había metido la pata muy grande, como se me ocurrió salir con tremenda barbaridad, ni siguiera, lo pensé, solo lo solté.

No podía seguir aquí, estaba muerta de la vergüenza, me di la vuelta y empecé a correr.

—Tania...

Escuché la voz de mi principito, pero no me importó, tenía que escapar de ese lugar inmediatamente, mi príncipe pensará que estoy completamente loca, le había dicho que le quería agarrar sus nalgas.

Cuando estaba a punto de salir del laberinto senti algo que me agarraba la mano y no me dejó correr, trague en seco y gire levemente la cabeza para encontrarme con la cara de mi principito moja bragas, mi respiración estaba agitada y la de él también, no había alcanzado a escapar de ese lugar, pero, ¿Por qué me siguió?, Luego de lo que le dice me viene a atormentar o seguramente me viene a reprender por decir esas cosas.

«¿Por qué es tan sexy?», no lo sé, tal vez porque si padre también parece un dios salido del Olimpo.

—No corras—Dijo.

Su voz estaba un poco acelerada, me sentía incómoda, no quería que me dijera nada al respecto, me sentía muy avergonzada.

—Lo… lamento...no debí decir eso—Mencione muy nerviosa.

Agache la mirada, no era capaz de verlo a esos ojos grisáceos, me sentía pequeñita, muy pequeñita a su lado y no solo por la estatura, sino porque simplemente era tan grande mi vergüenza que me sentía como si tuviera cinco años.

—Ven, ya es casi la hora de la cena—Artículo soltándome el brazo.

¿No pensaba decirme nada?, ¿Me detuvo solo por eso?, «¿Quieres que te recrimine lo que no pudiste callar?», no, claro que no quería. Yo asentí un poco avergonzada.

El comenzó a caminar y yo lo seguí, esta vez su paso era normal y, pero el mío pasaba la lentitud.

—¡Nicholas!—Me sobresalté al escuchar el grito de una mujer.

Levanté la mirada y pude observar a una señora de cabello rubio, no la pude ver mucho porque mi principito se colocó delante de mí tapando me la vista por completo.

¿Qué sucede?, No me pensaba dejar ver o me estaba escondiendo de alguien.

—Se puede saber qué estás haciendo con... Esa niñata—Yo puse mis dos manos en la espalda del príncipe.

—Madre—Mascullo mi príncipe.

—Te dije a ti y a tu hermano que nos los quería ver cerca de esa aprovechada, casa, fortunas—Mis ojos se abrieron como platos.

Aunque ella pudiera hablar todo en inglés, escuchaba perfectamente todo lo que decía.

Asome mi cabeza por un costado del príncipe y mi mirada se chocó con la mirada amenazante de ella, me escondí rápidamente detrás de él y me pegué un poco más a su cuerpo. «Aprovechándote de la situación, Tania»

—Madre, no le hable así—Articulo mi príncipe—, ella no es nada de eso y ya se lo dije varias veces, ella es mi esposa y le guste o no, eso usted no lo puede cambiar para nada.

Mi corazón se comenzó a acelerar rápidamente, una sonrisa se formó en mis labios cuando escuché la palabra esposa, se sentía tan bien.

—Hijo, abre los ojos, ella te drogo y te obligo a casarte con ella—Mascullo la señora—. No estoy de acuerdo de que se quede en palacio, debería irse a prisión por hacer lo que hizo.

¿Yo qué hice?, Apenas y me acuerdo de la noche de pasión que tuve con el y me quieren mandar a prisión.

—Yo no quiero ir a prisión, no hice nada—Susurre agobiada.

No quería irme a prisión si era inocente, de lo único que me podían echar la culpa era de decirle que tenía una cola a prestable, nada más, porque yo era muy inocente.

—No, madre, no pienso discutir con usted eso, a mi esposa la deja quieta, ella no tiene la culpa de nada, no intente culpar a inocentes de nada—Comento mi príncipe.

No pude evitar sonreír más, sentía algo extraño en la boca del estómago cuando lo escuchaba decir esposa, eran como unas mariposas, por así decirlo, se sentía tan, pero tan bien, que deseaba seguir escuchando esa palabra muchas veces salir de su boca, no me importaría grabarlo para colocarla de canción de cuna.

—¿Inocente?, Esa mujer no tiene nada de inocente, ella lo planeo todo y tú caíste como un bobo, pero encontraré la manera de que la saqué de aquí, no toleraré que una cazafortunas se quede en palacio—Dijo la reina.

—Olimpia, mujer, ¿Qué estás haciendo?—Cuando escuché la voz del Rey volví asomar mi cabeza.

 



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En el texto hay: comedia, romance, plebeyos

Editado: 17.05.2024

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