El sonrió, afortunadamente la luz que entraba por la ventana me dejaba observarlo un poco, en ese instante el ruido de un teléfono sonó y el se acercó para mirar el mensaje, pero te arrepintió de agarrar el teléfono.
Me miró y soltó un suspiro, yo estaba comiendo lentamente aquel pequeño manjar de media noche, mientras literal, sin disimular, lo devoraba con la mirada, porque mirarlo era más delicioso que aquella manzana con chocolate.
—¿Como terminaste por esta parte del castillo?—Pregunto acercándose a mi.
Un rayo sonó y yo solo peque un pequeño brinco.
—Iba para la cocina—Respondi.
—La cocina no queda por aquí—Respondió.
—No lo sé, se supone que está, no es la cocina y conseguí comida—Comente.
El se rio y camino en dirección por la ventana.
—Cuando quieras puedes volver, a mi no me molestará alimentarte—Respondió poniendo una de sus manos en el cristal.
Me parece o me invitó a que acudiera a su cuarto para que me alimente, si eso me aseguraba que conseguiría un beso que aquellos labios carnosos no me opondría a volver.
Me senté en su cama y descubrí que era mucho más cómoda que la mía, si en la mis parecía que estuviera en las nubes, aquí simplemente parecía que flotara en el material más delicado que puede existir.
—Lo tendré en cuenta, aunque creo que me enamoré de tu cama, me regalas el divorcio para casarme con esa hermosura.
En ese momento me dejé caer en la cama y mi mirada se cruzó con la suya, yo tenía una mirada divertida y el estaba serio, lentamente se fue acercando hasta donde yo estaba, en mis manos estaba el plato vacío y el lo retiro, solo me quedaba un trozo de la manzana y me lo metí a la boca, chupe el chocolate mientras lo veía regresar a donde yo estaba.
El se pudo enfrente de mi, pues y antes de que intentará levantarme el se acomodó encima de mí mordiendo el trozo de manzana que quedaba fuera de mi boca, mis mejillas se sonrojaron y el acercó su boca hasta mi oído.
—Entonces se enamoró de mi cama, me imagino que como le tiene miedo a los rayos no me negara dormir junto a ustedes.
Mis ojos se abrieron un poco y ahora creía que necesitaba un baño de agua fría urgentemente para quitarme este calor inmediatamente, pero aun así yo negué lentamente con la cabeza y el río.
—Voy a bañarme y regreso para ocupar un lado de la cama, espero no te asustes mientras estoy fuera.
«Hasta ahora se iba a bañar, yo pensé que ya lo había hecho»
Cuando choque con el estaba inmensamente mojado, ¿Todavía no se había bañado?
—Está bien—Articule.
El río y se levantó para luego encerrarse en el baño, yo me senté en la cama con la respiración y el corazón alterado, me puse una mano en el pecho e intente mantener la respiración calmada.
Me levanté de la cama y miré por la ventana, no le tenia miedo a los truenos, ni menos a la lluvia, le tenía miedo a otra cosa muy diferente, a mi recuerdo, cerré los ojos y dejé que una lágrima saliera de mis ojos.
«Olivia» pensé mientras daba un paso para atrás, escuché la puerta, abrirse y voltee a mirar a mi príncipe, moja bragas, salir del baño completamente empapado y en puro ropa interior.
«Respira, Calma, solo respira»
Solté un suspiro e intenté mantener mi mirada en su cara, pero a veces miraba de reojo por todo su cuerpo.
—Me privarás de un lado de mi cama o te acompaño a tu habitación.
En otras palabras, te quedas a dormir con el o vas a dormir sola mientras llueve mucho, dos simples opciones que te pueden llevar a dormir sola o dormir en sus brazos plácidamente.
—Me robo tu cama—Menciono con una sonrisa.
El saco el edredón de la cama y me miró a la cara.
—Te aconsejó que te metas entonces—Respondió.
Yo asentí un poco nerviosa y me senté en la cama mirándolo a los ojos.
—Prometí no tocarte ni un solo pelo—Respondió dando la vuelta para acostarse del otro lado.
¿Dormirá en ropa interior?, Pensaba dejarme dormir en su cama y el con poca ropa, ¿Dormirá como una roca? Podía intentar violar su cuerpo mientras duerme, la idea me encanta mucho.
Me acosté y cerré los ojos, su cama era muy cómoda, me sentía en el paraíso, pero muy incómoda al saber que el estaba durmiendo del otro lado de la cama casi desnudo.
Pasaron varios minutos y no podía conciliar el sueño, en ese momento sentí como la cama se empezaba a hundir cada vez más, de un momento a otro un brazo paso por mi cintura pegando me a su firme cuerpo, podía excusar mi susto con el rayo que había sonado, pero no abrí los ojos solo los mantuve cerrados.
Lentamente, mis ojos se sintieron pesados, me sentía muy segura a su lado y el sueño estaba entrando en mi.
—Buenas noches, esposa mía
Fue lo último que escuché antes de entrar en un profundo sueño.
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La luz de la ventana me estaba incomodando, luego escuché unos golpes en la puerta, ya no sentía ese brazo que estaba rodeando mi cintura la noche anterior.
—Señorita Tania.
La voz de Jeffrey me hizo abrir los ojos de un solo golpe, miré a mi alrededor y me di cuenta de que seguía en la cama del príncipe, pero estaba sola en la habitación, no tenía muy claro si había escuchado bien mi nombre, era casi imposible que supieran que yo dormí aquí.
—Señorita Tania, su desayuno.
Cuando volví a escuchar su voz me levanté de la cama, estaba atrapada, sabían que había pasado la noche en la habitación de su alteza y ahora estaría frita.
Con un poco de nervios abrí la gran puerta viendo a Jeffrey con una gran bandeja, me hice a un lado cuando vi que tenia intensión de pasar, dejó la bandeja en una mesa y luego se acercó a mí.
—El príncipe le dejo esta nota—Dijo pasándome un papel.
Lo agarré un poco nerviosa.
—Vendré por usted en una hora para traerle un vestido para que se cambie para asistir a sus clases—Menciono.
Editado: 31.05.2024