Una Reina Para El Principe

Capítulo 37

Asentí y me separé de él, en ese momento pude ver que la persona que nos había interrumpido era nada mas, ni nada menos que el rey en persona.

Me mordí el labio discretamente y me giré para seguir caminando, cuando iba a dar la vuelta para seguir a otro pasillo mire de reojo y vi a mi príncipe hablando con el Rey. Seguí caminando intentando adivinar por donde se había ido Elizabeth. Mientras caminaba vi a Harry y a John hablando, me acerque sin pensarlo.

—Existen habitaciones—Comente al ver que ninguno se había dado cuenta de mi presencia.

Ambos voltearon a verme y Harry hizo una mueca cuando me vio.

—Primero mi hermana y ahora tú, ¿Se pusieron de acuerdo?

—¿Katherine?—Pregunte esperanzada de que fuera ella.

—Sí, te dije que es la única que sabe—Bufo.

¡Bingo!, Tenía la solución para encontrar a Katherine y hablar con ella, solo necesitaba conseguir que el me llevará donde se encontraba y tendría todo solucionado.

—¿Me puedes llevar con ella?, La necesito—Me limite a responder.

—Estoy ocu…

—Te llevará, yo tengo cosas que hacer—Lo interrumpió John.

Antes de que Harry pudiera decir algo el se fue rápidamente por el pasillo.

—Esta noche me las pagará—Comunico un Harry bastante molestó—, venga, vamos.

Sonreí y seguí a Harry hasta el jardín del castillo. No sabía para dónde me llevaba, pero si me imaginaba que el sabía dónde se encontraba su hermana en estos momentos, esperaba y no se quedará ahí cuando la encontráramos, quería hablar con ella en privado.

Me sorprendió bastante cuando entramos en el laberinto por el mismo lugar en el que Nicholas me había traído, seguimos caminando, pero no llegamos a ese sitio donde le había dicho que le quería apretar sus nalgas, sino a otro.

Cuando mire, ahí estaba Katherine, sentada en la fuente tocando el agua sin percatarse de nuestra presentación.

—Es toda tuya, suerte, cuñada—Me susurro Harry en el oído antes de irse.

Con paso decidido me acerque a ella dispuesta hablar y descubría que la tenía así, para no preocupar a mi principito moja bragas y que confíe en que lo nuestro funcionará en un futuro, si los dos seguimos como vamos, puede y ese matrimonio sea más que deseado por su parte.

—¿Katherine?—Llame su atención mientras intentaba verle a la cara.

—¿Te puedo contar un secreto, Tania?, Pero prometes no juzgarme—Menciono mientras me miraba a los ojos.

Me sorprendió bastante verle los ojos y notar que estaban rojos por las lágrimas, logrando que se me encogiera el corazón por completo.

—Confía en mi, no lo haré—Me limite a responder mientras me acomodaba a su lado.

Ella soltó un suspiro mientras movía el agua de la fuente.

—No sé qué pasa conmigo, antes no le prestaba atención, pero, mi hermana se casó, Nicholas está superenamorado de ti, ¡Dios mío!, Solo ver cómo te mira todos los días es… —Ella se detuvo y me miro—… me dan celos.

—¿Tienes celos de tu hermano?

Tengo celos de mis hermanos, todos sienten, todos tienen a alguien especial con el cual compartir, pero yo, yo he conocido a muchos, tanto hombres como mujeres, me he besado con ambos, pero tranquila no he cogido con ninguno, sigo siendo virgen—Yo asentí un poco sorprendida—, he investigado por todos lados y he llegado a la conclusión de ser Asexual, no siento ni deseo por nadie, por mejor que se encuentre.

Solté un suspiro por sus palabras, Elizabeth era la más joven de todos, pero no le gustaba ver cómo todos tenían a alguien con quien estar, pero ella no despertaba ningún interés.

—No te preocupes, tal vez los hombres o las mujeres que has conocido no son lo suficientemente buenos para atrapar tu interés, aún eres muy joven, puede y tardes un tiempo en sentir algo.

—¿Pero cuánto?, No me gusta verlos a todos felices y yo sola.

Reí un poco al ver su agonía y saber que no se preocupaba por cosas del otro mundo.

—Mira puede que tardes un poco en encontrarlo, pero no te desesperes, ten paciencia y verás que tendrás frutos.

—¿Tú lo crees?

No sabía si en algún momento ella lograría experimentar la sexualidad si era verdad que era Asexual, pero no está confirmado, lo que puede tener es que no ha conocido a una persona que la haga sentir y en algún momento lo encontrará.

—Sí, en algún momento conocerás a esa persona que te hará sentir algo.

Elizabeth sonrió y me abrazo, yo quedé un poco sorprendida, pero le correspondí el abrazo.

—Me tranquiliza bastante saber que puedo contar contigo, aunque sentí muchos celos cuando te descubrí con mi hermano en este laberinto en una situación muy comprometedora, ahora sé que yo podré sentir algo más adelante cuando llegue alguien perfecto.

Sus palabras me sorprendieron un poco, pero no deje de abrazarla, aunque estuviera avergonzada.

Ambas nos separamos, Katherine me miro con una sonrisa antes de limpiarse las lágrimas y levantarse del borde de la fuente, yo me levanté también.

—Sé que nosotras casi no hablamos, yo me la pasó saliendo de un lado a otro, ya que soy la menor de todos, pero me alegra que mi hermano encontrará a una mujer como tú—Comento.

—Y yo sé que cuando menos lo esperes llegará ese hombre que tanto quieres encontrar o la mujer, si te gustan.

Ella asintió—, será mejor que regresemos, mi hermano te estará preguntando.

—¿Tu hermano o los maestros?—Pregunte.

Ella ríe un poco por mis palabras.

—Lo sé, es difícil, pero debes entender que ese es el precio a pagar por estar con mi hermano.

—Lo sé, eso es lo único que me motiva hacer todo esto—Admití—, saber que podré estar con tu hermano.

Ella me sonrió y me agarró ambas manos para luego arrastrarme fuera del laberinto, pero cuando íbamos saliendo nos encontramos con Nicholas.

—Katherine, me puedes dejar un momento a solas con Tania.



#5233 en Otros
#887 en Humor
#1500 en Novela contemporánea

En el texto hay: comedia, romance, plebeyos

Editado: 31.05.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.