Una revoltosa Misión

03

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Sus pasos detrás de Clark se hicieron pesados, incluso sintió que sus piernas no respondían como deberían al caminar. El nerviosismo se apoderó de su ser, la clínica se encontraba custodiada por al menos treinta hombres en diferentes sesiones del pasillo.

Su mente se encontraba inquieta, reflexionaba en si debía confesar o no a su amigo, que Addy había sido su novia años atrás.

Su corazón simula ser un tambor dentro de su pecho y sus pensamientos se rompieron cuando una voz delante de ellos los hizo detenerse. —Señor, no puede ingresar. —Escaneó con rapidez a los oficiales que se encargan de proteger a Maddy.

Clark sintió sus orejas calientes debido a la molestia que le ocasionaron esas palabras, se preguntó: ¿Qué se creían para impedirlo?

—Apártate mi vista, es mi hermana la que se encuentra herida en esa habitación. —Dijo sin dudar, no era un secreto, solamente era reservado con su vida familiar. —¡Quítate! —Esto último salió como una advertencia.

Estaba ofuscado, pero segundos después se arrepintió de haber dicho a viva voz que la presidenta de la Corte Suprema, era su hermana.

El hombre no dudó en apartarse, una enfermera intervino. —¿Es un familiar directo? —Pregunto siguiendo el protocolo hospitalario.

—Es mi hermana y deseo verla. —No habían transcurrido ni tres horas del accidente. Las calles eran un caos, lo pudo notar mientras venía de camino a la clínica.

—Debe usar un traje de hospital esterilizado. La Sra. Moore —Odio escuchar el apellido del cobarde de su cuñado. Ese hombre se las pagaría en un futuro no muy lejano. —Se encuentra en un delicado estado de salud y esto amerita que se tomen las medidas sanitarias correspondientes. Síganme por aquí, solo tendrán tres minutos, el doctor no autorizó más.

—Lo entiendo. —Dijo a voz baja. —En unos minutos hablaré con el médico trátate. —Su voz fue tajante.

La enfermera le suministro a ambos un traje hospitalario. Ambos se vistieron e incluso cubrieron sus zapatos, Dorian no deseaba ingresar, se detuvo en la puerta.

—No te detengas, entra conmigo, debes verla. —No refutó, tragó grueso y lo siguió. Clark giró el pomo con las manos temblorosas y sintió su cuerpo hundirse debajo de sus pies al ver a su hermanita tan lastimada.

Maddy estaba conectada a un respirador artificial y otros aparatos titilantes. Sus brazos blancos se encontraban amoratados, llenos de agujas y un sinnúmero de mangueras suministrando tratamiento.

Dorian se maldijo a si mismo por ser tan idiota. El rostro de Maddy tenía heridas visibles y su cabeza se encontraba cubierta con una venda, su ceja se encontraba rota al igual que su labio inferior y su ojo izquierdo morado e inflamado.

Ambos hombres sintieron que Maddy no merecía estar allí. Clark se lamentó haberse dejado llevar por su hermana respecto a su seguridad y a Dorian el hecho de haber roto su corazón años atrás.

Sus sentimientos estaban revueltos, Clark sostuvo la mano de su hermana adorada y la llevó a sus labios, depositó un beso cálido y cariñoso en su dorso.

—Debí protegerte más. —Susurró acariciando su rostro lastimado, sus uñas ya no lucían el blanco perfecto que traía horas atrás y su rostro lleno de vida cambió de forma brusca. —Te amo, juro que encontraré los culpables y protegeré a mis sobrinos.

Estaba decidido a encontrar los culpables de este cruel atentado contra la vida de su hermana. Su lugar era deseado y al mismo tiempo temido.

Dorian, por su parte, la observó sin pestañear y sus ojos se cristalizaron, fue importante en su vida, pero las decisiones y el miedo a tener una familia lo alejó de ella.

Soy un cobarde —pensó para sí mismo.

—Vamos, te llevaré con mis sobrinos. —Quiso romperse, pero no tenía tiempo, debía resguardar a los hijos de su hermana.

Dorian miró nuevamente a Maddy, pero no se atrevió a dar un paso más. Se giró consternado y en silencio salió de la habitación.

Clark tenía demasiadas cosas que resolver.

No hablaron más en el trayecto hacia la mansión Moore, y el nudo doloroso que se instaló en sus gargantas lo impedían.

La residencia de su hermana se encontraba custodiada y al cruzar la puerta escuchó algunos gritos.

El ama de llaves lo recibió. —Señor, lamento lo sucedido.

—Gracias ¿Dónde están mis sobrinos?

—Los niños no han parado de llorar, Madison está inquieta porque la señora no ha llegado.

Dorian frunció el ceño, miró cada rincón visible de la casa y no le agradaba, era poco segura.

—Este lugar no es seguro Clark. —Dijo sin pensarlo, Dorian fue directo.

—¿Qué propones? —Lo pensó demasiado, incluso jamás lo hubiera pensado, pero eso era lo mínimo que le debía a Maddy, proteger a sus hijos.

—Los llevaré a mi casa. —Debido a su exposición, blindó su casa como si fuera una bóveda bancaria, con última tecnología de resguardo y vigilancia. —No quiero a nadie más conmigo, eso excluye a la mujer que los cuida. —Era riesgoso, no sabía nada de niños, los detestaba, por culpa de su hermano menor, quien era todo un manipulador.



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En el texto hay: humor, agente, niños traviesos

Editado: 13.01.2025

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