Una revoltosa Misión

07

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No daba crédito a lo que miraban sus ojos, la mujer se quedó hipnotizada como los grandes dedos de Dorian se entrelazaban las hebras de Madison formando un rústico tejido, no era bueno para peinarla, pero que lo intentará la dejó embelesada.

La escena no solo le pareció tierna, sino también como un hito en la historia humana y una anécdota memorable, puesto que ese hombre dominante y temerario, se estaba dejando dominar por una pequeña de siete años, quien, con su inocencia, tocaba sus trenzas y pedía que comenzara de nuevo.

—No me veré descuidada, soy la princesa más hermosa del “Reino de las Hadas Mariposas” —Se quejaba y en el fondo disfrutaba que la pequeña le estuviera haciendo la vida imposible a ese indeseable hombre…

De todos los agentes de la agencia tenian que asignarle una misión con el que más odiaba, no dudaba de su sagacidad, y, estaba demostrado que era un gran profesional, pero como hombre dejaba mucho que desear.

La mujer observó cómo Dorian apretaba su mandíbula y fruncía el ceño.

—No soy un profesional, además hace unos minutos eras una bruja. ¿No? —Se quejó y no pudo evitar sonreír en sus adentros. El Karma existe y, a Dorian, le llegó uno de diminuto tamaño, cabello rubio y ojos hermosos.

Ejercicio varios pasos cuando Vicent balbuceó algunas palabras inentendibles y se vio descubierta por dos pares de ojos.

No dudo en hablar —Vicent tiene hambre, vine por un biberón, para luego sacarlos al jardín para. —Le comunico, era el segundo al mando, técnicamente lo hacía su jefe. No durmió, merodeó tanto como pudo. Dorian preparaba el biberón y ella se encargaba de los pañales, así fue su primera noche.

Dorian se tensó al verse descubierto, pero segundos después le restó importancia.

Que los mocosos se sientan bien es parte de la misión. —Pensó convenciéndose de que estaba haciendo su trabajo.

—¡Qué alegría! —dijo Madison aplaudiendo. —Iremos al jardín.

—Primero deben comer, tengo que terminar el desayuno. —La voz demandante de Dorian resonó en el lugar. —Hemos terminado, prometo que iré mejorando.

—Están horribles. —dijo la pequeña sin filtro alguno —. Pero mamá me enseñó a ser educada y agradecida. —Dijo abrazando a Dorian, este abrazo lo tomó de sorpresa, al punto de dejarlo congelado. —Gracias, adulto refunfuñón.

Chloe mordió sus mejillas para no soltar una carcajada.

—Horrible, eres tú mocosa; quejarse no es ser agradecida. —Esa palabra, lejos de demostrar odio, representaba algo más que aún no entendía. Tocó su frente con un dedo, lo hizo con suavidad, intentando alejar a los pegajosos brazos de la niña. —Aléjate, pegajosa.

Obtuvo el resultado contrario, esta se rió, no lo abrazaba por agradecimiento, sino por causarle incomodidad. Estaba disfrutando mucho verlo, fruncir el ceño y torcer el labio con amargura.

La verdad es que las trenzas habían quedado chuecas, una más arriba que la otra. La división no tenía forma recta, sino diferentes curvas. Por llamarlas de este modo, realmente parecía la vía de Karamea Highway en Nueva Zelanda, la cual era conocida como la carretera con más curvas del mundo.

Quedó insatisfecho por las trenzas, aunque debía aceptar que Madison era preciosa y ese tejido maltrecho le quedaban hermosas. Sin embargo, no le agrada la mediocridad y, a su parecer, esas trenzas mal hechas lo catalogan como un inepto.

Daba el doble o el triple de lo exigido.

Los cuatro terminaron en la cocina. Chloe dejó a Vicent en su silla de bebé, un regalo de su parte, y Madison tomó asiento en la isla y giró a su hermano para regalarle sus caricias matutinas.

El bebé lucía hermoso e impecable, su cabello rubio estaba peinado perfectamente, olía a loción de bebé y sus ojos azules brillaban con emoción al recibir un beso de su hermana en la frente. —Eres tan hermoso, mi pequeño… Es que te amo tanto. —Apretó las mejillas regordetas con delicadeza, para no lastimarlo.

El pequeño extendió sus manos para sujetar su cabello, Madison entendió a su hermano y se acercó, este babeo su frente.

La escena se tornó conmovedora, los dos pequeños se aman, así transcurrieron algunos minutos hasta que una sonaja se estrelló en la frente de la pequeña.

—Niño malo. —Dijo, pero no se enojó, al contrario, siguió jugando con él. —¿Mamá vendrá hoy? —le preguntó a su niñera cuando el plato de frutas frescas, recién cortadas, fue puesto frente a ella.

Y cuando pensaban contestar, algunas alarmas se activaron en la casa y las ventanas fueron cerradas de forma automática por el sistema de seguridad al igual que las puertas.

El sonido de un helicóptero llenó la estancia y sin más, Dorian tomó a los niños casi de un tirón, no debía asustarlos, pero fue su reacción inmediata.

Como si se tratase de una película de acción, Chloe sacó un par de armas de la caja de cereales.

Era cierto que el hogar de Dorian era una fortaleza, pero que estuviera un Helicóptero sobrevolando el lugar, indicaba que algo no estaba bien.

—Jugaremos a las escondidas, ¿te gustan? —Madison estaba impresionada, pero en su inocencia sonrió. Fue lo único que se le ocurrió mientras los llevaba hacia el pasillo, lejos de las ventanas; debía actuar rápido.



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En el texto hay: humor, agente, niños traviesos

Editado: 13.01.2025

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