Capítulo Veinticinco
(…)
Amanda me llamó para decirme que Anghela buscará a Ricardo está noche en su apartamento, estoy segura de que estará tomando, haré todo lo posible para arruinarlos. Felizmente Amanda odia igual o más que yo a la estúpida de Anghela así que ella me avisará todos los pasos de esta, y más cuando esté entrando al edificio.
Son las siete de la noche, me estoy dirigiendo al apartamento de Ricardo, falta poco para llegar.
- Acaba de salir de la casa, – me dice Amanda ni bien recibo la llamada – te avisaré cuando ella este entrando.
- Ok
- Espero hagas un buen trabajo, putita.
- Lo haré – cuelgo la llamada.
Llego al edificio y estaciono mi auto, subo por lo elevadores llegando al piso donde se encuentra el apartamento de Ricardo, una vez frente a la puerta la toco.
- ¿¡Quée hacees aquí!? – me dice casi ebrio – ¡vete! – intenta cerrarme la puerta.
- ¡Ricardo! Tenemos que hablar – fuerzo un poco y entro.
- Tú y yooo no teneee-mosh nada de qué hablar – se tambalea un poco.
- Lo siento, sé que no debí decirle nada a Anghela…pero… te amo – me acerco a besarlo.
- ¡Suéltame! – me aleja haciendo fuerza.
- Está bien, te dejaré… pero al menos…seamos amigos – me separo – tu vaso está vacío - señalo el vaso que estaba en su mesa del centro de su pequeña sala -, te sirvo otro vaso y brindamos… por nuestra amistad.
- No quiero nada, solo ¡vete!
- Bien, te lo sirvo y me voy – camino hacia su bar, sirvo vodka con hielo y un somnífero, removiéndolo bien para que no quede huella.
- Toma – se lo doy y lo recibe –, ya me voy – lo miro y se lo toma todo – Ricardo, por favor perdóname, iré a decirle a Anghela que tú y yo…
- No, no te aceeer- se empieza agarrar la cabeza – aceeer – cierra los ojos y cae en el sofá.
Reviso si está completamente dormido y que no esté lastimado; empiezo a desvestirlo, voy a su habitación y traigo una sábana blanca, lo echo desnudo sobre su alfombra, empiezo a desvestirme y removerme mi cabello; entra el mensaje de que Anghela está entrando al edificio. Espero hasta que toque la puerta, me coloco la camisa de Ricardo como bata y a él lo tapo hasta la cintura. La llamada a la puerta se dio y abro.
- ¿¡Vania!? – dice ella abriendo los ojos en desmedida mirándome de pies a cabeza.
- Anghela – me hago la avergonzada.
- ¿¡Dónde está Ricardo!?
- Está durmiendo… ya sabes… después de…
- ¡Déjame pasar! – entra, lo ve desnudo y solo tapado con la sábana.
- Lo siento… Anghela, él me llamó, pensé que era para hablar… pero…ni bien me vio, me besó y me… hizo el amor – me hago que lloro -. Lo siento Anghela, pero… lo amo, por eso que fui tan… débil - ella camina a la salida.
- ¿¡Fuiste débil!? ¿¡con un hombre casado!? – pregunta furiosa.
- Lo nuestro empezó antes de que volvieras… cuando intenté alejarme… él me dijo que tú… - miro a todos lados como si dudara de lo que iba a decir – que tú… amabas a su hermana – ella me mira sorprendida –, y que él… estaba sintiendo más que deseo por mí y se lo creí. Desde que estuvimos en la universidad, no hubo nadie más para mí.
- ¿Estuvieron… en la… universidad? – lo dice con voz casi quebrándose.
- Sí, ¿él no te lo dijo?… estuvimos por tres años, y luego nos reencontramos en Atlanta incluso pensábamos casarnos, estábamos muy enamorados…
- ¡Vaaaníiiaaa! – dice Ricardo queriendo despertar ante el asombro de ambas, ya que yo no pensaba que diría mi nombre, al escuchar aquello, Anghela se le acercó y él volvió a repetir mi nombre.
- Te está llamando – me miró y salió del lugar.
- ¡Vaaaníiiaaa! ¿¡quéee meee hass hehoooo!? ¡Anghelaa miii amorrr, perdooonamee!
El plan salió mejor de lo que esperé, Ricardo ni se dio cuenta que su amada esposa lo escuchó llamarme estando desnudo y la estúpida de Anghela ni se imagina que todo es una farsa.