Una Rosa Para Ti...

Capítulo Cinco

(***)

Ricardo volvió con un semblante poco favorecedor, tenía el ceño fruncido y la mirada distinta a la que tuvo antes de la llamada.

  • Amor, ¿pasa algo?
  • No, todo está bien – sonríe y me besa la mejilla – no te preocupes y usted tampoco se me preocupe – toca mi barriga – así que no vaya a patear la barriguita de mamá ¿está bien princesa?

Al escuchar aquella palabra, no puedo evitar pensar en Yaneth, sé que al estar con Ricardo muchas veces escucharé e incluso veré que él se comporta como ella o dice palabras que ella decía como en muchas ocasiones he podido ver y escuchar, pero a veces pienso que es bonito ver en él lo que ella era cuando estaba conmigo.

  • Creo que tu princesa te ha escuchado porque esta tranquilita – le toco el rostro sonriéndole, él vuelve a besar mi mejilla.
  • Es bueno saber que desde ahorita es una buena niña y me hace caso, no como su mamá que me hizo padecer para conquistarla – me guiña el ojo.
  • Bueno entonces tendré que enseñarle a no ser una nena fácil – al escuchar aquello Ricardo suelta una gran carcajada y se oye hermoso.
  • Princesa – toca mi barriga -, tú debes ser muy pero muy difícil con todos los hombres, pero con papi no ¿oíste? – le da un beso a mi barriga.

Continuamos con nuestro almuerzo entre risas y recuerdos, al terminar salimos del restaurante, Ricardo me tomó la mano moviéndolas de arriba abajo cual adolescentes enamorados y caminamos un poco solo un poco ya que la panza no ayuda mucho en eso, llegamos a un parque y nos sentamos en una banca.

  • Amor, ¿te gusto el almuerzo? -  me pregunta sin soltar mi mano.
  • Sí, estuvo delicioso.
  • Qué te provoca comer ahora mi princesa – dice hablándole a Valentina -, quizás, ¿un helado? O talvez ¿una torta de fresas?  Ya sé un cheesecake.
  • Tu princesa no quiere nada de eso, está satisfecha con lo que ha comido.
  • ¿En serio? – hace un puchero – no es justo, yo quiero consentirlas.
  • Puedes consentirnos en las noches, porque para entonces a tu princesa se le da por antojarse – sonrío.
  • Está bien me aguantaré hasta entonces – me da un beso –, ¿amor? 
  • ¿sí? – lo miro y sonrío.
  • Debo preguntarte algo – se le ve nervioso.
  • ¿Qué sucede?
  • Amor - mira al suelo –, sabes que el accidente de Yaneth fue en Máncora ¿verdad? – vuelve a mirarme y yo asiento – lo cual significa… que ella fue a buscarte – me sonríe - si ella hubiera llegado antes que yo, tú… - vuelve a sonreír - ¡qué tonto! ¡olvídalo!, olvídalo amor. – me besa y abraza fuerte – Te amo Anghela, las amo – se suelta del abrazo y vuelve a tomar mis manos –, tú y Valentina son todo para mí… las amo. – vuelve abrazarme.

Cuando llegamos a casa ya era tarde para ir de visita al hospital. Ricardo subió inmediatamente a la habitación, yo fui a la cocina a prepararme una manzanilla para tomarla después del baño que pensaba darme. Subo con dos tazas de manzanillas y veo a mi querido esposo quien solo llevaba un bóxer colocando la foto de su hija en el velador que está en su lado de la cama, al verme me da una enorme sonrisa de niño bueno y se acuesta ya que él ya se había bañado, le alcance su manzanilla, mientras me dispongo a ir a tomar un baño.

El agua tibia cae sobre mi enorme cuerpo relajándome, hasta que recordé lo que Ricardo me había dicho en el parque, lo cual me hizo pensar; ¿y sí Yaneth hubiera llegado antes? ¿Yo… habría vuelto con ella? ¿y sí hubiera llegado antes… no habría tenido ese accidente? ¿y si…? Muchas preguntas y suposiciones llenaron mi cabeza que me fue imposible relajarme. Salí de baño ya cambiada con mi bata de ositos, tomé mi manzanilla y me senté frente a la cómoda a secarme el cabello ante la atenta mirada de Ricardo, al terminar de echarme crema corporal, me acosté en la cama, Ricardo se me acercó sonriendo.

  • Estas hermosa – me dijo al oído –, sabes que eres la mujer más bella que he visto – me besa cuello y con sus manos toca mis muslos sobre el pantalón de bata que llevo – te deseo Anghela – toma mi rostro besándome lentamente hasta meter su lengua en mi boca, yo le correspondo mientras con una mano va entrando bajo mi blusa hasta tocar mis senos - me encanta como hueles -  se pega más a mí sin dejar de besarme tratando de bajarme el pantalón y puedo ver a su miembro encantado por hacer su aparición.



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En el texto hay: anghela, yaneth, ricardo

Editado: 23.01.2020

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