Una tarde de lluvia

Capítulo 1


Era un día más en la vida de Celeste, un día más sin Diane..
Celeste despierta temprano, se alista y sale para ir al colegio, no era lo que quería hacer pero era lo que debía hacer. Por lo general los días amargos son los Lunes, en el caso de Celeste sus días de sabor más amargo eran los miércoles, pues fue un miércoles en el que perdió a Diane, fue un miércoles en el que no pudo lograr alcanzarla. En realidad todos los días tenían sabor amargo, pero les podía encontrar algo dulce, a excepción del miércoles..

Va a clases como debe hacerlo, va a su salón como corresponde y va a su respectivo lugar.

- Buenos días, Celeste
Saluda Keyla al sentarse
- Buenos días, Keyla
Responde Celeste sonriéndole. No hay más intercambio de palabras, Keyla siempre saludaba a Celeste y Celeste respondía el saludo, ese era el máximo intercambio de palabras que hacían.
Terminan las clases, Celeste guarda sus cosas y se levanta de su asiento con la mochila colgada en los hombros, empieza a caminar hacia la salida.

- ¡Celeste!
Le llama Keyla, Celeste se detiene y voltea mientras Keyla la alcanza.
- ¿Si?
Dice Celeste
- Olvidaste esto
Responde Keyla mostrándole una pequeña libreta rosa adornada por un moño azul, Celeste toma la libreta.
- Gracias
Le da la espalda y continúa su camino, se quita la mochila de un hombro para colocarla delante de sí y guardar la libretita, cierra la mochila y coloca nuevamente por detrás en ambos hombros. Llega al lugar al que llama casa y entra, cierra la puerta detrás de ella y quita la mochila de sus hombros para dejarla en su lugar de siempre.

- Celeste querida, regresaste- Dice Jessica, su madre- ¿Cómo te fue en la escuela hoy?
- Excelente como siempre, madre.
Responde Celeste.
- Toma asiento hija, te preparé tu platillo favorito.
Indica Jessica, Celeste va a una de las sillas que están perfectamente acomodadas en el comedor,  toma asiento y pronto un plato de pollo a la naranja está frente a ella.
- Gracias por la comida
Dice Celeste antes de empezar a comer, aunque realmente lo último que quería comer era lo que se le había preparado pero no podía ser descortés y entristecer a su madre, quien olvidó que el pollo a la naranja era el platillo favorito de Diane y no el de Celeste. Aquella comida tuvo un sabor amargo, un sabor tan amargo como el día en que Diane se fue. 
Terminando su comida, Celeste saca lo necesario de su mochila para realizar sus deberes y sube a su habitación, terminando sale de su habitación saca aquella libretita rosa, regresa a su habitación y abre la libretita para comenzar a escribir.

"3 de Marzo, 4pm.
Un día normal, como cualquier otro. Lo mismo de siempre, mantenerme ocupada, y seguiré así si sigo viva para Abril."

Cierra la libretita, se dirige a la pequeña estantería de su habitación y toma el libro que se compro hace poco para terminar de leerlo, una vez que termina de leer lo devuelve a su lugar  y sale de su habitación, se dirige a la entrada y abre la puerta.

- Celeste, querida ¿Vas a alguna parte?
Pregunta Jessica.
- En efecto madre, he quedado con Sarah para dar un paseo por el parque.
Responde Celeste
- Con cuidado linda
- Así será.
Finaliza Celeste y sale de la casa, sin preocupaciones de que fuera descubierta su mentira, Jessica se había vuelto demasiado distraída desde la perdida de Diane. Celeste empezó a caminar por la ciudad hasta llegar al Sutter Bridge, el único puente de la ciudad, el puente en el que ocurrió el suicidio de Diane. Celeste camina a través del puente, viendo hacia abajo mientras acariciaba ese barandal metálico tintado en azul rey.

- Ay querida hermanita, hay tanto que contarte y ya sin posibilidad de que exista el tiempo de hacerlo.- Dice celeste deteniéndose para recargar los brazos en el barandal- ¿Sabes..? Desde aquel día no duermo bien, y es gracias a ti, es por ti que siempre tengo este sentimiento de culpa ¿Lograste escuchar mi llanto aquella tarde? Mi querida hermana menor.. Algún día volveremos a estar juntas, así que espérame dónde sea que estés.

Retira sus brazos del barandal, pasa por encima del barandal y, sosteniéndolo con sus manos por detrás, está al borde del puente.
- Así fue como te encontré ¿Recuerdas? Ibas soltando el barandal poco a poco, dedo a dedo- Dice, soltando dedo a dedo hasta estar sostenida solo por una mano- ¿Cuáles eran tus razones de hacerlo? Si yo hubiese reaccionado segundos antes ¿Habrías caído de todas formas?..
Vuelve a sostenerse con ambas manos, cuidadosamente voltea y vuelve a pasar por encima el barandal para regresar a la parte segura del puente.
- Hasta luego querida hermanita.
Empieza a caminar de regreso a casa, observando todo en el camino



"¿Veías los colores del mundo hermanita?"         

         

 




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