Pov Ethan.
Entre a la habitación abriendo abruptamente la puerta sintiendo la falta de oxígeno en mis pulmones. Me pare tratando de regular la respiración mientras las gotas de sudor corrían sin parar por mi frente. Una respiración tras otra,inhala y exhala,una, dos,tres veces hasta que poco a poco mi respiración se normalizó.
Recordar el pasado siempre dejaba ese efecto en mí,esa sensación de caer al vacío. Caminé sin fuerzas hasta sentarme en el suelo cerca de la cama y recosté mi espalda en ella. Su imagen vino a mi mente una vez más y apreté los ojos con fuerza. Mi amada Helen, sonreí al recordarla .Ella era tan pura,tan buena,tan extremadamente hermosa,aún puedo sentir la sensación de mis manos en su cabello,esa suave y larga melena negra que me volvía loco y que me encantaba acariciar.
La imagen de Samantha apareció de momento en mis pensamientos y sacudí la cabeza. Su mirada herida cuando la aparté, sus labios temblando, su voz rota al pedirme que no la alejara de Alan, y su fe inquebrantable. Recordé sus palabras.
“Dios te ama con amor eterno ”.
Era una mujer decidida ,pero a la vez tan ilusa.
Si él en verdad me amara no me hubiese abandonado cuando más lo necesitaba,cuando con la última gota de esperanza le clamé,le supliqué que no se la llevara,que si era necesario me llevará a mí en su lugar,estaba dispuesto a eso,estaba dispuesto a ser yo el que pagara el precio. Pero nada, se mantuvo en silencio como un mero espectador de mi desgracia ,viendo como me hundía poco a poco,segundo a segundo, cada vez más.
Suspiré mirando la pared de mi habitación, hasta que sin darme cuenta poco a poco me quedé profundamente dormido.
[•••]
Pov Samantha
–Hay momentos en nuestra vida en los cuales Dios está en un aparente silencio. Momentos donde levantamos nuestros ojos al cielo y preguntamos
¿Dónde estás?. ¿Por qué no me ayudas cuando a ti clamo?.¿Por qué me dejas solo en medio de mi tormenta?. ¿Por qué no me salvas de mí mismo?.– El Pastor hizo una pausa y prosiguió.
–En momentos así muchos pensamos que Dios nos ha olvidado,nos ha abandonado,o incluso que nos ha dejado luchando solos. Y aveces cuando eso sucede nuestra de fe se debilita y tendemos a molestarnos y a descargar nuestro enojo contra Él.–Me acomode mejor en el asiento y asentí de acuerdo con sus palabras.
–Allí clavado en la cruz del calvario estaba Jesús,sus manos y sus pies habían sido traspasados con clavos. Su cuerpo había sido azotado y sobre su cabeza había una corona de espinas que laceraban su frente. Respirar era una tarea sumamente difícil,el dolor era algo insoportable y su corazón... Su corazón debía de doler porque estaba siendo condenado por el propio pueblo que él vino a salvar. Cargando con el pecado del primer hombre hasta el último exclamó “Dios mío,Dios mío, ¿por qué me has abandonado?. En medio de su sufrimiento y dolor el sintió el aparente silencio de Dios ,pero el hecho de que dijera Dios mío pone de manifiesto que sabía de qué Dios estaba presente y que podía ayudarlo.
– En momentos de sufrimiento y dolor ,cuando los problemas llegan a nuestra vida de forma inesperada,le preguntamos a Dios ¿Dónde estás?, ¿por qué no haces nada para ayudarnos?.
– Quiero que me digan levantando las manos ¿ cuántos de ustedes aquí son padres?.– Varias personas levantaron sus manos.
–¿Alguna vez cuando su hijo o hija estuvo enfermo ustedes lo dejaron solos?– Ellos negaron. ¿O cuando sus hijos por cosas de la vida tomaron decisiones equivocadas que trajeron consecuencia negativas para sus vidas ustedes en esos momentos le negaron su ayuda y los dejaron solos? –Volvieron a negar.
El pastor sonrió y en voz cálida dijo:
–Ustedes como padres siempre tratan de estar presentes en la vida de sus hijos. En sus momentos felices,cuando aprobaron su primer examen,en el día de su boda o en su graduación. Y también en sus momentos tristes cuando esa entrevista de trabajo no salió como esperaba,cuando su mascota murió,o incluso cuando jugando se cayó y perdió su primer diente.– Las personas sonrieron.
–Así es Dios con nosotros, siempre está presente incluso en los días dónde lloramos solos en nuestra habitación y creemos que nadie nos ve. Aparentemente Dios está en silencio,pero siempre nos ve, está allí,así como un Padre que ayuda a su hijo a caminar por primera vez,Él nos levanta,nos ayuda y nos deja que demos nuestros primeros pasos,pero Él siempre estará detrás para sostenernos si caemos.
–Solo tenemos que confiar en Él ,porque nunca estamos solos, aún cuando todo permanezca en silencio.
La iglesia poco a poco se iba quedando vacía luego de que el culto de hoy finalizará y solo quedábamos unas pocas personas y yo. Terminé de recoger mis cosas y cuando me disponía a irme escuché la voz del pastor que me llamaba.
–Samantha ,espera un segundo – termino de despedirse de unos hermanos y con una sonrisa cálida en los labios se acercó a mí.
Una sonrisa brotó de mis labios inconscientemente y una sensación cálida me envolvió.
– Hola pastor,¿Cómo está?.
–Para la gloria de Dios mejor que nunca. El fin de semana pasado fui con los jóvenes a un retiro espiritual,tenías que verme saltando la cuerda parecía un jovencito de unos treinta y tantos.– Sonreí al escucharlo.
Su sonrisa menguo un poco,– veo en tus ojitos que estás algo triste.
–¿No puedo ocultarte nada verdad?
– Sabes que no–dijo dándome una mirada amable haciendo que sus ojos se arrugaran.
Suspiré y comencé a contarle todo lo que me estaba pasando.
–Me preocupa Alan ,hace días que no lo veo. Es un niño tan lindo, que tiene tanto por dar. Yo sé que Dios depósito algo especial en él,pero luego está su padre ,es tan terco cuando se lo propone y... simplemente no sé qué hacer.
– Sam cuando una persona está profundamente herida o rota es normal que tienda a descargar su enojo con otros,es como una tabla que los ayuda a no hundirse en medio de su tormenta,y eso digamos que alivia un poco su carga. Es mejor culpar a otros que culparse a uno mismo. Y tú sabes eso, tú mejor que nadie conoces su dolor, y creo que es por eso que Dios los puso a ambos en tu camino.