Estoy debilitado y molido en gran manera; Gimo a causa de la conmoción de mi corazón. Señor, delante de ti están todos mis deseos, Y mi suspiro no te es oculto."
Salmo 38:8-9
Capítulo 10 ( Contiene escenas sensibles)
Entré corriendo al hospital con el corazón latiéndome desbocado. Mi mente no dejaba de reproducir la última conversación telefónica que tuve con Ethan. Su voz, teñida de una desesperación cruda, y sus palabras entrecortadas, creaban un eco en mi interior que hacía cada latido más doloroso. La preocupación se anidaba en mi pecho, creciendo como una sombra. En ese momento, todo lo demás dejó de importar. Solo existía la necesidad de saber que Alan estaba bien, de protegerlo de cualquier mal. Y a pesar de la preocupación inminente mi única certeza y ancla en ese momento era mi súplica: que Dios lo cuidara, que mi pequeño príncipe estuviera bien.
Levanté la cabeza buscando entre la multitud la silueta de Ethan, hasta que lo ví sentado en un asiento con el rostro entre las manos. Inspiré profundo tratando de normalizar la respiración y caminé hacia allí.
– Ethan,– lo llame sentándome a su lado .–Ya estoy aquí.¿Cómo está mi pequeño príncipe?–.Los ojos llorosos de Ethan me observaron desconsolados y mi corazón se apretó dentro de mi pecho.
– No lo sé. Nadie me dice nada,apenas llegué lo revisaron y dijeron que tenían que operarlo de urgencia-revolvió su cabello con frustración.-Veo a las personas y las horas pasar ,y nada. Nadie se acerca,nadie me dice cómo está mi hijo y yo... – se le quebró la voz y me observó fijamente con los ojos cargados de lágrimas– . Siento que voy a enloquecer si algo le pasa–.
Extendí mis brazos y lo abracé. Él se refugió en mi hombro, y pude sentir cada uno de sus sollozos, el temblor de su cuerpo, y cómo las lágrimas empapaban mi blusa, una a una. Nos quedamos así por unos minutos,en silencio,porque no eran necesarias las palabras. Porque ese abrazo significaba más que cualquier palabra que yo le pudiera decir. Era un aquí estoy,un no estás solo,un cuentas conmigo siempre. El carraspeo de alguien hizo que ambos nos separaramos, y al darnos cuenta de que se trataba del médico, nos levantamos casi automáticamente.
– ¿Cómo está doctor?,¿Cómo está mi hijo?– la voz de Ethan salió casi atropelladamente. Y al ver el ligero temblor de sus manos, envolví las mías con las de él dándole un ligero apretón. Sus ojos me observaron por unos segundos para luego soltar un bajo gracias.
–Todo está bien,su hijo ya se encuentra fuera de peligro– relajé mis hombros al escucharlo.–Tuvimos que intervenir de extrema urgencia ya que la situación era delicada: se trataba de una apendicitis aguda que, lamentablemente, ya había sufrido una ruptura, lo que desencadenó una peritonitis. Era vital actuar de inmediato para contener la infección– el doctor hizo una breve pausa y continuó –Fue una cirugía que requirió nuestra máxima atención. Debido a que durante el procedimiento, enfrentamos un desafío puntual con la anestesia. Sin embargo, me complace informarle que lo manejamos con éxito y, en este momento, todo está absolutamente bajo control. Su hijo se encuentra ahora en la unidad de recuperación, estable y respondiendo bien. En cuanto se estabilice un poco más y tengamos el visto bueno de las enfermeras, le avisaremos para que puedan pasar a verlo– informó el doctor con una cálida sonrisa.
Un suspiro de alivio escapó de mis labios y mi cuerpo por fin se relajó. Escuché como Ethan se despedía del doctor agradeciéndole por todo y volteé a mirarlo. Su semblante ya no lucía decaído y volvía a tener algo de brillo en sus ojos. Te extrañé,quise decirle pero apreté los labios apartando la mirada. Tratando de ignorar los latidos acelerados de mi corazón y de enterrar este sentimiento que sin darme cuenta estaba creciendo en mi interior.
¿Y ahora qué?- pensé. Ahora que todo estaba bien querrá que me marché ,que no vuelva a ver a ese pequeño que tanta falta me había hecho en estas interminables semanas. No puedo,no puedo apartarme de Alan. No cuando su sonrisa alegraba mi alma,no cuando sus ojitos me miraban llenos de ilusión,no cuando se había ganado un lugar en mi corazón.
– Samantha – lo escuché llamarme pero me negué a voltear mi rostro al recordar la frialdad en su mirada esa noche . Temiendo escuchar salir de sus labios las mismas palabras hirientes pidiéndome que me fuera.
– Samantha – volteó mi rostro y se sorprendió al ver la lágrimas correr por mis mejillas. Lágrimas que ya no podía aguantar más.
– Por favor Ethan no me pidas que me vaya–lo miré –.No lo hagas. De- déjame quedarme al lado de Alan por lo menos hasta que se recupere por completo y yo...– mi voz se rompió– Después si quieres me iré.– Cerré los ojos sintiendo un nudo formarse en mi garganta.
Ethan tomó mi rostro obligándome a mirarlo–. No te pediré que te vayas– comenzó a quitar con suavidad las lágrimas que caían por mis mejillas.– La verdad es que yo...– Una enfermera nos interrumpió por lo que tuvimos que separarnos. Ya podíamos ver a Alan ,así que ambos la seguimos por el pasillo del hospital en silencio. Por una parte estaba contenta, porque por fin luego de tanto días iba a volver a ver a mi pequeño príncipe. Pero por la otra ,mi corazón seguía expectante y mi mente no dejaba de dar vueltas a aquellas palabras que él iba a pronunciar pero que murieron en sus labios por la repentina interrupción.
– Es aquí – informó la enfermera cuando nos detuvimos ante una puerta de color blanco.– Si necesitan algo llámenme.– dijo para luego marcharme sonriente.
Ethan se quedó mirando la puerta por unos segundos y recostó la cabeza de ella. Suspiro armándose de valor y con las manos temblorosas giró la manija de la puerta para finalmente abrirla. La imagen de Alan acostado en una cama fue lo primero en recibirnos. Tenía los labios resecos, y la aguja de la vía puesta en el brazo con el goteo de los medicamentos. Ethan revolvió su cabello al verlo y apretó los labios tratando de contener los sollozos que amenazaban con escapar de sus labios. Caminó hasta sentarse en un asiento a su lado y de forma suave y delicada, tomo la frágil y pequeña mano de Alan para luego depositar un cálido beso en ella. Cerró los ojos y sin contenerse más comenzó a llorar.