Ana
Volvimos a casa inmersos en un profundo silencio, tengo que contarle del bebé pero ahora no tengo fuerzas para hacerlo.
-Vamos Ana acuéstate que te voy a preparar la cena. Elena me dijo que no comiste bien estos días, así que te voy a hacer algo rico.
-Esta bien, pero no quiero comer en la cama, cuando esté lista me levanto para comer en la cocina.
Christian no dice nada pero está tratando de complacerme en lo que necesito, es como si se hubiera dado cuenta que se equivocó cuando pensó que yo lo engañaba. No sé si creyó mis palabras o algo lo hizo cambiar de idea. Pero hoy no pienso volver al tema si él no lo hace, no tengo ganas de sentirme mal nuevamente.
Deje pasar dos días esperando a ver si él volvía hablar del tema, me trata con mucha ternura y no ha querido más que dormir junto a mi y compartir tiempo juntos. Pero ya no puedo seguir sin saber qué pasó en realidad y tampoco puedo seguir ocultando que va a ser padre. Nos sentamos en el sillón del living.
-Christian necesito que conversemos. Tenemos que aclarar lo que pasó.
-Tienes razón, nos debemos una charla. Pero sobre todo yo debo pedirte perdón por haber desconfiado de ti.
-Yo puedo comprender que desconfiaras de mí luego de lo que viste, porque yo hice lo mismo cuando pensé que tenías algo con Elena. Lo que más me dolió fue que pensaras que podía besar a otro hombre, cuando sabes muy bien que tú eres el único en mi vida.
-Se que eso es lo que más te dolió de la misma manera que me paso a mi. Me cegué tanto que la vista me engañó para que creyera algo que no era. De golpe el mundo se desintegró y dejó de girar, no supe como reaccionar y por eso me fui, no quería reaccionar con enojo con vos.
-Ahora puedes comprender lo que me paso a mi cuando me fui con mis abuelos. Debemos aprender a comunicarnos mejor y no dar por sentado lo que creemos que vemos. Cometimos dos veces el mismo error y debemos aprender de eso para no caer de nuevo.
-Ana siempre tienes las palabras justas en los momentos de incertidumbre.
Ana
Se arrodilla frente a mí, me toma ambas manos entre las suyas. Clava su mirada en la mía, mi corazón late a mil esperando ver que me va a decir.
-Esposa bella necesito que perdones a este hombre que te ama con locura, que no puede vivir si no está a tu lado y que a veces se comporta un poco testarudo. Tú eres mi vida entera y todo lo que necesito para ser feliz.
-Esposo mío nunca digas nunca, nunca digas siempre, solo dime que me amas como nunca y para siempre.
Christian
Su forma de perdonarme me emocionó hasta las lágrimas, la beso dando en ese pequeño gesto todo el amor que ella me pide. La tomó en brazos, me siento con ella en mi regazo en el sillón.
-Ana te amo como nunca y para siempre. En este momento solo deseo hacerte el amor, que sientas todo lo que tu mueves dentro de mi.
Rodea mi rostro con sus manos para besarme, se que de esa manera me dice que está de acuerdo. Sin dejar de besarla voy subiendo su vestido hasta sacárselo por completo. Ana tira su cabeza hacia atrás para que pueda besar su cuello y descender por su pecho. Deslizó las copas del corpiño para dejar sus senos al descubierto, se ven increíblemente turgentes, beso y chupo sus pezones hasta que se yerguen. La acomodo suavemente en el sillón para poder besar la tersa piel de su vientre. Le retiro las bonitas bragas, sopló sobre su monte de Venus, Ana gime y contonea su cuerpo. Me abro camino para trazar círculos con mi lengua sobre su clítoris, a su vez introduzco un dedo en su interior, la éxito de tal manera que llega al orgasmo.
-Christian quiero ser yo la que te tome, me dejas hacerlo?
-Haz conmigo lo que desees mi amada Ana, soy todo tuyo.
Ana
Cambiamos de lugar en el sillón, pero antes de ponerme sobre él me arrodilló a su lado, primero tomó su pene con mi mano para luego introducirlo en mi boca. Veo la sorpresa en su rostro cuando lo veo de reojo, me gusta ver como se pone cuando su pene entra y sale de mi boca, se ve extasiado y tiene la boca entreabierta porque le cuesta respirar. Cuando creo que esta justo a mitad de camino me subo sobre él, introduzco su pene en mi vagina, me siento tan colmada de esta manera. Me muevo suavemente tomada de las manos de Christian, es alucinante poder llevar el ritmo, mirar el goce en su cara. De repente se sienta y quedamos frente a frente, me besa con pasión y tomándome de la cintura aumenta la velocidad de sus embestidas. Un orgasmo único me atraviesa el cuerpo, mi cabeza cae hacia atrás con su nombre en mis labios. Él me sigue después, me abraza y apoya su cabeza en mi hombro. Cuando logró relajarme un poco le habló mirándolo a los ojos.
-Amor tengo que contarte una cosa muy importante.
Si bien habían vuelto a estar juntos ahora sellaron su reconciliación. Qué le tiene que contar Ana que es tan importante?