2014
—Mami. ¿Debes ir a trabajar, cierto?—le veo preparándose para salir de viaje a Europa.
Ella asiente. Camina hacia mí y se inclina mientras acaricia mi cabello. —Sí, cariño. Volveré pronto. Cuando regrese, tendremos un fin de semana de chicas, ¿te parece?—pregunta con una sonrisa.
Me pone feliz escuchar eso. —Está bien—respondo convencida. —Quiero que vuelvas pronto, siempre estás trabajando... bueno—rio. —No siempre, pero se siente como si casi no estuvieras aquí, y eso es difícil—comentó con tristeza.
—Todo lo que hago es para protegerte y que estés bien. Desde que tu padre no está, ha sido muy difícil... pero hemos sabido salir adelante, él esta orgulloso de nosotras. En especial de ti, te estás convirtiendo en una linda chica... inteligente, hermosa, alegre, bondadosa...—expresa con alegría mientras acomoda mi cabello detrás de mi oreja.
Le veo y suspiro. —No puedo creer que ya pasaron años desde que eso sucedió, mami—respondo. —El tiempo transcurre rápido, aunque recuerdo que cuando sucedió, fue eterno... lo extraño demasiado—agregó mientras veo un cuadro que está en nuestra sala, donde estamos los 3 en una fiesta, él me cargaba en sus brazos.
Mamá me ve con ternura y con unos ojos que se cristalizan, pero parecen congelarse para no volverse líquidos. —Sí, también lo extraño mucho, nena—expresa con su voz un poco apagada. —Tengo que irme... volveré pronto. Arianna se quedará contigo, no te preocupes...—besa mi frente.
Veo cuando se retira de casa para abordar sin auto, que le llevará al aeropuerto... me deja triste, pero ansiosa, porque sé que cuando vuelva saldremos de compras y la pasaremos bien, eso es un premio de consolación.
...
—Sentiste estos días eternos, ¿cierto?—me pregunta mientras conduce. Estamos cerca de mi casa.
Mi madre ya volvió a casa, Arianna y yo estábamos de compras. Volvió un día antes. —Sí... siempre que mamá se va, se siente que los días se pasan tan lentos...—respondo. Ansiosa por bajarme del auto, ya quiero que llegue para abrir la puerta. —Es jueves... no sabía que ella llegaría un día antes, pero eso es bueno—agregó con emoción. Arianna me ve con felicidad. Apenas se estaciona y abro la puerta para bajar del vehículo.
Camino apresurada. Las luces están apagadas. Me sorprende, giro la manija y abro la puerta. Una oscuridad se oculta frente a mí. Doy algunos pasos al frente, extiendo mi mano a mi costado para encender la luz. —Creo que mamá no ha vuelto...—murmuró y después volteó hacia atrás, Arianna viene detrás mío. —Me mentiste... dijiste que hoy volvía mi madre—agregó con una sonrisa y al mismo tiempo encuentro el interruptor y enciendo la luz, estoy de frente mirando a Arianna.
El rostro de Arianna cambia radicalmente, se llena de terror. Volteó nuevamente al frente y en la entrada de la sala, está el cuerpo de mi madre en el suelo, llena de sangre y con su mirada volteando hacia mí. Me quedo helada por algunos segundos ante la escena... tiemblo al no saber cómo reaccionar... caigo sobre mis rodillas y me lanzo rápidamente sobre ella. —Mami, mami...—la tomó de los hombros. —¡Mamá!—grito al ver que no se mueve. Mis manos se llenan de sangre, no sé qué hacer. Solo comienzo a gritar de la desesperación.
Arianna llega y me toma de mi abdomen con fuerza para apartarme de ella. —¡Camila! Tenemos que irnos... no es seguro—me ordena con una voz cansada y alarmada, está haciendo fuerza intentando moverme. De reojo veo que con su mano derecha sostiene un arma. Entre los gritos y lágrimas veo como lentamente me alejan de mi madre...
~
Siento ligeros golpes sobre mi pierna. —Celeste... Celeste, despierta...—exclama Thalía.
Abro mis ojos, veo un poco borroso y les siento algo hinchados. Despierto de esa pesadilla, aunque más que pesadilla o sueño, fue un viaje al pasado. Mi terrorífico pasado...
Al frente de mí veo a Thalía, que me ve con ternura y me abraza. —Ay, amiga. Fue una pesadilla...—me consuela mientras sostiene un pañuelo. Se aparta de mí y me limpia mis lágrimas.
Yo sonrío. Controlo mi respiración y poco a poco me centro de nuevo en esta realidad. —Lo siento... sí fue una pesadilla—comentó. —Gracias—le agradezco por su abrazo y limpiar mis lágrimas.
Niega con su cabeza. —No te preocupes. Estabas quejándote, después comenzaste a llorar y murmurabas—explica mientras sentada al borde de mi cama.
Aspiro y acomodo mi cabello. Me percato que sude demasiado. —Lo siento si te desperté—sonrió apenada.
Ella ríe. —No te preocupes... despertaré a aquellas perras—comenta entre risas.
Yo me levanto de mi cama. —Me daré una ducha... aparte de que quitaré las sábanas—respondo.
De mi mochila tomo lo necesario para ir darme una ducha. Quito las sábanas y las coloco sobre un bote que es para tirar la ropa sucia, supongo que ahí va.
Camino al baño. Apenas escucho que Thalía está intentando levantar a las chicas, es mi momento perfecto para bañarme. Mientras volteo, impactó contra Edén. Golpeó su pecho y le empujó un poco. —Lo siento, Eden—sonrió nerviosa. —Buen día—se ve bastante cansado y que apenas se despertó.
Sonríe. —Buen día. No te preocupes... dormí muy bien... pero aún me siento cansado—se estira. —¿Y tú?—me pregunta mientras me ve sosteniendo una toalla, ropa y un bolso con jabón y estropajo.
—Bien... dormí bastante bien—contestó. Realmente no me veo muy descansada, pues mis ojos están hinchados. No sé cuántas horas dormí, pero sin duda menos que el resto de personas en esta casa. Tomando de referencia cuando están batallando para despertar a Alejandra y Danna.
Asiente. —Excelente. Yo creo que dormiré un poco más... aunque son las 2 de la tarde, es muy tarde...