2013
—Pero en la fiesta no conozco a muchos... solo son amigas tuyas como siempre—me quejo con mi madre, negándome a acompañarle. Ella está sentada frente a su buró donde suele tener maquillaje.
Me lanza una mirada cansada. —Quiero que vayas conmigo, ahí estará Sofía. Puedes charlar con ella, y estoy segura que estará feliz de verte allí—responde, intentando convencerme.
Tuerzo un poco mi boca. —Uhm, es cierto. No la he visto en un tiempo y la fiesta puede que sea interesante...—comentó cambiando mi seriedad por una sonrisa. —Creo que sí iré. Ella me cae bien y quiero charlar y pasarla bien... dudo que me dejes bailar con alguno de los chicos que veamos por ahí—bromeó mientras le miró y sonrió, planeando o al menos fingiendo que haré alguna travesura cuando estemos allá.
Ella se detiene mientras enchina sus pestañas y me observa. —Aún estás pequeña para eso—sonríe y se niega a mi petición. Y su mirada y seriedad me lo dicen todo.
Yo coloco mi mano en su hombro y rio. —Obviamente estoy bromeando, mami...—replicó.
Ella me observa a través del espejo. —Algún día estos momentos serán recuerdos, es lo curioso de la vida. Por eso aunque no estamos juntas todo el tiempo, trato de que a la menor oportunidad lo estemos y podamos convivir—me ve con unos ojos de cariño.
Realmente es cierto, estos momentos algún día serán recuerdos.
Transcurridas 2 horas, estamos presentes en la fiesta. Bajo del vehículo junto a mi madre, ella y yo traemos dos vestidos similares, de color rojizo. En la fiesta hay algunas personas que jamás he visto, pero algunas otras que sí he mirado en reuniones pasadas o de las pocas veces que asisten a casa de mi madre, que son contadas las veces.
Mamá se acerca y besa de mejilla a algunas amigas suyas, yo solo me limito a seguirle y saludarle. En efecto, después de unos minutos veo a Sofía, está sentada. Levanta su mano para que camine hacia ella. —Iré con Sofi, te veo allá—aviso a mi madre mientras me aparto de ella y camino en dirección de la mesa.
Sofía se pone de pie y me saluda. —Hola, Camila—sonríe y me abraza. —Ay, cada vez estás más alta, ya eres toda una señorita—añade mientras estamos abrazadas.
Sonrió. —Es que me alimento bien—sacó la lengua y dejando ver que hablo entre bromas. —Veo que hay mucha gente aquí... la mayoría conoce a mi madre... pero noto a varios hombres de traje a las orillas, como cuidando... ¿de qué?—inquiero mientras observo.
Ella sonríe. —Solo por protocolo, no te preocupes. Son medidas de seguridad extra—responde. —¿Y qué has hecho?¿algo interesante como algún novio?—pregunta con la intención de que revele algo, su mirada fija lo dice todo.
Niego con la cabeza. —Uhm... pues he estudiado, tareas, proyectos... y alguna que otra salida con mi madre, ya sabes... recientemente no ha estado casi en casa—comentó. —Creo que mi vida no es tan interesante como la de ustedes—agregó mientras tomo algunos dulces del centro de mesa.
Ella me observa. —Tampoco nuestra vida es lo mejor. Estudiar es la mejor opción que puedes tomar... la vida de espionaje no es la gran cosa. Tu madre te lo ha dicho, y escucha mi consejo: Es mejor llevar una vida tranquila, que vivir cuidándote de cualquier persona que se te acerca—sentencia.
Le escucho y le lanzo una sonrisa aburrida.
Ella retoma la charla. —Ese vestido que traes puesto es lindo. Combina con tus tacones—comenta.
Veo un poco mis tacones. —Mi madre y yo venimos vestidas igual. Le dije que a ver si algún chico me invitaba a bailar o algo así... pero no pareció agradarle la idea, aunque ya he tenido novio... creo que no quiere que ingrese en otra relación—contestó mientras con una de mis manos sostengo algunos chocolates.
Ella ríe. —Hay pocos chicos de tu edad por aquí, casi ninguno. En su mayoría son adultos—voltea a nuestro al rededor.
Volteó para ver si mi madre viene, pero aún no. Continúa en su círculo de amigas, entre ellas está Arianna y Emma. Nuevamente me centro en Sofía. —Sofi...—me acerco un poco a ella. —¿De qué están hablando con mi madre? Sé que son de algunas misiones... pero parece que hay mucho alboroto, incluso varios de los hombres que veo... se ven muy... importantes—inquiero con una voz baja. Esperando.
Ella me observa con seriedad. —No es bueno que lo sepas, tu madre te contó lo necesario; no es beneficioso que sepas tanto—toma su copa para beber.
Ruedo los ojos. —Vamos, somos amigas... es una fiesta, pero se siente la tensión. Parece que hay un tema relevante... mi madre solo asiste a misiones pero no me cuenta mucho... quiero saber, dime. Prometo guardar el secreto—le ruego mientras junto mis manos.
En las mesas de al rededor casi no hay personas, la mayoría están en las mesas de postres, comida o en sus círculos de amigos, a nuestro al rededor hay grandes arbustos, que funcionan como muros, a su lado hay hombres de traje caminando, como cuidando algo. En cada mesa hay un centro de dulces, pero las mesas de postres tienen muchos más.
Sofía suspira. —Está bien...—se acerca un poco a mí. —Uno de nuestros jefes está en esta fiesta, es quien informa a gente muy importante, demasiado importante, incluso nadie de nosotros les conocemos y son personas secretas. Es por ello que hay mucha seguridad, es una fiesta para personal... pero a tu madre se le pidió que asistiera—explica mientras observa lo lejos que mi madre habla con algunos hombres. —En Europa se descubrió un plan para exportar droga al por mayor, pero eso solo era la punta del iceberg, personal del gobierno y militar estaba involucrado... eso fue alarmante, pocos, pero poderosos. Y no solo eso, se descubrió un laboratorio en Dinamarca, que parecía desatar una nueva pandemia... intentando probar algo que infecte al ser humano con facilidad. Esa es la información que puedo darte, pero como no quiero que te quedes intranquila, tu madre en conjunto con algunos aliados, lo descubrimos y nos encargamos de destruir ese plan, solo que hay temor respecto a que haya cabos sueltos...—sentencia para beber de su copa.