Capítulo 17 ~ Noche de estrellas.

Sonrío un poco mientras caminamos hacia la acera de la calle principal, esperando el Uber que nos llevará a nuestro destino.

Él observa la pantalla de su iPhone y ve como el conductor se acerca poco a poco. —¿Y entonces?—suaviza su voz y abre la conversación. —¿A qué se referían tu abuela y abuelo sobre los comentarios?—sonríe mientras me pregunta.

Acomodo mi cabello. —Es como algo de la familia, es una tradición por así decirlo—curvo mi labios. —Mi abuela conoció a mi abuelo en bachillerato, y pues juzgando por el comentario de mi abuelo, él recordó una vez que fue a pedir permiso para poder salir con mi abuela—explicó mientras le veo sonreír cuando me escucha. —Les hiciste recordar su adolescencia—agregó con agradecimiento.

Edén curva un poco su boca. —Ahora tiene sentido. Pero sabes... no me molestaría envejecer a tu lado y ver a nuestros nietos, escuchar sus historias de romance—me observa con una mirada amorosa.

Su comentario me toma por sorpresa y me hace sonreír nerviosamente. —¿Qué?...—inquiero entre risas.

Suelta la carcajada. —Estaba bromeando... quería ver la cara que mostrabas—ríe mientras el auto que nos llevar a la plaza llega.

Niego con mi cabeza. —Te pasas... aunque no digo que esté mal, pero hay que conocernos. Hemos hablado un poco, y ya hasta tuvimos sexo, pero me gustaría que estas semanas—mi sonrisa se apaga un poco al recordar como finaliza el mes de octubre. —Veamos que sucede—afirmó mientras él abre la puerta.

Sonríe mientras yo ingreso. —Estoy de acuerdo—asiente para después subir.

Nos colocamos nuestro cinturones y el auto avanza después de que el chofer confirma nuestro destino.

—Mi hermana dice que le caes excelente. Dice que eres una chica linda e inteligente, además de tierna—me halaga. —Y no me culpes a mí... pero nuevamente le hablo a nuestra madre de ti... te describió como la chica perfecta para mí.. yo le había hablado de una amiga Andrea, pero me referí a ti que eres mi amiga... cuando volví a hablar con ella comenzó a bromear y molestarme con el hecho de que por fin entraré en una relación—destaca mientras está a mi lado.

Yo no estaba observándole, iba mirando por la ventana, pero le escuché con claridad y voltee con él. —O sea que ahora quiere conocerme, si antes quería saber quién era tu amiga que te ayudaba, ahora querrá conocerme aún más—expresó mientras le miró.

Asiente. —No te preocupes, ella es dulce y tú le caerás muy bien. Ya quiero que sea 31 de octubre...—agrega con emoción mientras me ve cariño.

—Igual estoy emocionada por conocer a tu madre. Veo que eres muy cercano a ella, y me alegra que por fin vas a verla después de mucho tiempo—comentó.

No puedo esperar que llegue ese día, y no lo digo en plan de emoción, no puedo esperar... sucederán muchas cosas al finalizar este mes y se sentirá quizás como dejar una vida atrás, o algo muy drástico en cuanto a un cambio de mes.

Después de unos minutos, llegamos a la plaza. Al lado de la misma, se encuentra la comida china que él me había mencionado. Bajamos del auto y caminamos hacia la acera, la plaza es enorme y hay distinta entradas. Yo sostengo mi bolso mientras le veo, como si intentara orientarse. —¿Estás perdido?—inquiero cuando veo que voltea al cruzar la calle y hacia atrás, que está la plaza.

Él voltea hacia mí. —Perdido en tu mirada—guiña el ojo. —Estoy viendo que están remodelando el restaurante que está cruzando la calle, es todo—nuevamente centra su atención en mí. —¿Vas a querer comer primero o quieres caminar?... o... caminar, comer e ir a caminar—ríe. —Podemos caminar en la plaza, o ir a un parque y ver la noche. Como tú quieras—me pregunta para que dicte nuestro propio camino.

Ladeó un poco mi cabeza y aprieto mi mano una con la otra. —La verdad es que tengo mucha hambre—rio. —Quiero comer mi amado pollo con piña y arroz frito—contestó con emoción.

Él asiente. —Entonces vayamos a comer de inmediato—habla con urgencia y hace un ademan para que avance.

Veo que él intenta cómo envolver su brazo con el mío, pero yo camine y no alcanzo a hacerlo por completo, por motivo de vergüenza ya no intenté ni me pegue a él.

Caminamos por enfrente de la plaza para llegar al restaurante de comida china que se encuentra al lado, al llegar a la entrada del estacionamiento, doblamos y caminamos hacia el restaurante. —Ahorita que mencionaste que te gusta el pollo con piña, me pareció curioso. También es mi favorito, aunque ciertamente pruebo casi todos los platillos de la comida china—explica y llegamos a las puertas de cristal, empujamos e ingresamos.

—Sí. Me encanta—agregó mientras vemos que el lugar está ligeramente con personas, no hay un gran flujo de personas aquí, pero si alguna que otra pareja o familia comiendo.

Caminamos para tomar una mesa. —¿En cuál?—me pregunta él.

Levanto mis hombros. —En la que sea, hay muchas para elegir... pero si quieres tomamos la que está cerca de la pantalla de TV—señaló y caminamos para sentarnos.

Coloco mi bolso a mi lado y en menos de un minuto después hay un chico dispuesto que entrega un menú y avisa que volverá en un rato para tomar nuestras órdenes.

—Bueno—sonríe. —Creo que ya sabemos que pediremos, pero dime si quieres agregar algo más—alza su vista. —Yo por mi parte, arroz blanco.

Bajo mi menú a la mesa. —Jarra de limón... no sé qué tiene las jarras de limón en restaurantes de comida china, pero me suelen gustar bastante—comentó.

Asiente. —Entonces eso será—confirma.

A los minutos el chico nuevamente se acerca y toma nuestra orden, avisa que en unos minutos nos traerá nuestra comida.

Edén suspira y me observa. —¿Que es lo que más disfrutas hacer, Andrea? Me refiero... que haces en un día común, o un día perfecto para ti, que sería—pregunta con una voz suave.