Martes 17 de octubre.
Edén me está escuchando claramente mientras hablo. —Que cool salir con tu madre de compras. Conociéndote... estabas feliz de la vida por faltar a clases—expresa él cuando charlamos. Yo sentada en una de las banca, y él recargado en un árbol.
Me miró con una sonrisa. —Un poco...—respondo ante su comentario. —Mi mamá me compro un vestido de color rosa, ¡está hermoso!—me emociono al recordar.
Él comparte mi emoción, con su expresión se le ve alegre. —¿Hermoso como yo?—pregunta con una sonrisa coqueta.
Entrecierro un poco mis ojos. —Creo que es de debate—levantó mi dedo índice y le miró con un poco de seriedad, mezclado con una sonrisa leve.
Él me lanza una mirada y mezclado deja ver que no le hizo gracia.
Le tomo del brazo. —Ya... no te enojes. Estás al mismo nivel—continuó bromeando
Él me continúa mirando con seriedad. —Valgo lo mismo que un objeto...—expresa co. Una voz triste.
Yo sonrío. —Vales más. Pero bueno... volviendo al tema. Creo que será lo que usare el día de mi fiesta de mi cumpleaños—expreso. —Cada vez falta menos—agregó con emoción.
Él asiente. —Sí. Y entonces también serás mayor de edad... casi. Con tus 18 años cumplidos—recalca. —¿Tienes planes para tus fiestas? Habíamos hablado del tema. Y aunque falta tiempo, sé que es rápido planear... estaría cool poder de algún modo u otro pasar navidad juntos—propone cuando estoy sentada.
Le observo y le miro con unos ojos sinceros. —Me encanta la idea. Pero veamos qué pasará estas semanas, ya después podremos hacer planes—le contestó.
Él sonríe. —A veces me confundes. Pues no sé exactamente qué quieres... yo tengo planes y en ellos te incluyo a ti. Pero tú no pareces incluirme en ellos—responde sin voltear a verme, con una mirada baja.
Yo bajo mi mirada, me da sentimiento la forma en cómo lo expreso. Mis ojos se cristalizan, pero tomo aire y alzo mi vista para voltear a mirarle.
—Edén, tú eres importante para mí... perdóname sí a veces te confundo o no me entiendes. Realmente no quiero hacer eso, no quiero hacerte sentir diferente—comentó mientras tomó su mano. —¿A qué te refieres con planes?
Él nuevamente baja su cabeza y voltea a verme cuando yo estoy sentada. —Sí, a veces eres un poquito complicada, pero entiendo que me dijiste que querías conocerme—expresa.
Sonrió un poco. —¿A qué te refieres con que tienes planes? En esos planes estoy yo, lo sé. Pero es algo sobre...
Él sonríe. —Son planes sobre algo después se tu cumpleaños. No puedo revelarte más...
Recuerdo lo que me habían mencionado. Ese chisme que había sonado antes, aunado a mi sueño. —Uhm... misterios. Es algo que sucederá el día de noche de brujas, ¿cierto?—le miró con curiosidad.
Él baja un poco sus cejas y las junta. —Eres bruja—dice entre risas.
—¿Por qué?—curvo un poco mis labios.
Él sonríe. —Sí, ese día tengo planes de decirte algo... ¿cómo lo supiste?—inquiere y camina frente a mí para sentarse a mi lado.
Yo suspiro. —Solo adivine. Creo qué... es un día perfecto para que me reveles algo, y estaré ansiosa—respondo y veo que Thalía y Danna llegan a donde nos encontramos
—Andrea, te quería pedir que me ayudaras con unas cosas de matemáticas—expresa ella cuando me muestra su libreta.
Edén suspira. —Creo que después hablamos—expresa y se pone de pie. Le veo caminar directo con sus amigos.
Danna le mira a él pasar frente a ella. —Solo arruinaste su momento, Thalía—le expresa mientras se cruza de brazos.
Thalía voltea a verme un poco incómoda. —Lo siento... pero es que quiero entender esto para antes de entrar a clases. No pretendía alejar a tu novio, pero ahorita lo traigo agarrado de la oreja—sonríe y muestra la libreta frente a mí.
Yo sonrío. —Tranquila—le contestó y tomó sus apuntes.
Alcanzo a explicarle un poco del tema el cual ella no comprende, por suerte el tiempo nos ayuda y la campana no tienes tan rápido... más o menos ella entiende el tema al momento de volver a nuestra clases.
En cuanto ingreso a mi salón de clases, tomo mi asiento. Como siempre, pero esta vez es diferente la sensación aquí, pues percibo un poco diferente a Edén, no un poco; demasiado.
Ni siquiera voltea a verme en lo más mínimo. Así que me pongo de pie y camino a él, inventando una pequeña excusa para hablarle. —Hola... ¿Tienes un plumón que me prestes?—inquiero mientras me coloco frente a él.
Él no voltea a verme. —Creo que tengo este—me muestra uno y me lo entrega, con una voz seria y sin prestarme mucho atención.
Le aprieto su mano. —¿Que te sucede?... ¿o qué dije?—le preguntó en voz baja.
Él me mira. —Nada. Estoy concentrado—sonríe y nuevamente baja la mirada.
No siento su interés, me retiro de su lugar.
Sin duda alguna está molesto, nuestra última charla inició bien y de la nada se tornó un poco, triste. No creo que esté molesto, más bien sentido por algo que dije.
Lo peor de todo esto, es que sus planes supongo yo, son declararse el día de noche de brujas. Es sin duda alguna algo que va hacer ese día.
Estoy sosteniendo mi pluma, observando a la hija de papel donde escribo. Por un momento siendo un "bajón", cuando sé lo que ese día sucederá. Pero aún así, lucho porque estos días duren más, de algún modo pasar tiempo con él.
—¿Estás bien?—me pregunta Danna al verme que estoy perdida.
Volteó y le sonrió. —Todo bien—contestó. Pero me lanza una mirada curiosa, sabe que algo sucede pero no indaga más.
El timbre para salir de clases se hace sonar en toda la escuela. Yo de inmediato me pongo de pie y camino rápido para alcanzar a Edén.