Martes 24 octubre
Empujo el carrito en medio de los enormes pasillos coloridos y llenos de artículos. Marcas y artículos que llaman la atención.
Algunas personas caminan entre nosotros, para ser día martes no hay tantas personas. Acabo de salir de la escuela y estoy junto a mi madre de compras, ella está preparando algunas cosas necesarias para la fiesta de este fin de semana.
—Los globos de colores pastel decorarán de forma excelente la casa—comenta y me mira mientras estamos en el pasillo de decoraciones. Es uno muy extenso, y colorido. La variedad de colores presentes hace que se vea hermoso.
Asiento. —Claro. Me esos colores me gustan—le veo coloca el algunas bolsas de globos. —La decoración en cuanto a letras me gusta esta—es una de bordes de color dorado y la letra de color morado.
Ella se acerca y sonríe. —Está lindo. También quiero comprar brillantina para hacer algunas decoraciones en los globos. Se verá mucho mejor—agrega mientras sostiene junto a mí las letras en forma de globo que le mencionaba.
Continuamos recorriendo el pasillo. —Llegamos a la sección de figuras de cumpleaños. Yo le miro. —Soy una chica adolescente. Me agradan los números en grande, letras y demás. ¿Pero ya figuras?—le miró con incredulidad.
Ella suelta la carcajada. —Tienes razón, una chica adolescente—expresa con ciertas burla. Suspira. —En fin... creo que el resto de cosas las iré comprando en la semana. Quizás algo de Barbie, imágenes o figuras relacionadas—ríe mientras damos algunos pasos y observamos el resto de decoraciones para fiestas y reuniones.
—Ahí sí podría hacer una excepción. Mi patrona Barbie si me agradaría verla en mi fiesta con figuras en pared o algo así—expreso con bromas y me detengo a ver unas figuras de una serie popular de televisión.
Ella se acerca a mí, un poco temerosa, pero parece que está decidida. Se coloca justo a mi lado u finge también observar las decoraciones de la serie "Riverdale". —Y tus amigas y tu amiguito, ¿qué te dicen respecto a la fiesta?—pregunta sin voltear a verme.
Yo lentamente giro mi cabeza a un costado. —Pues están emocionados, más Thalía—sonrio. —Creo que ella es más ansiosa, incluso superándome—curvo mis labios y vuelvo a tomar el mando del carrito de supermercado y avanzo un poco, mi madre se coloca a mi lado.
Asiente. —A veces se nota tu inseguridad, duda y preocupación por todo esto. Te he notado y he visto...—casi murmura mientras camina a mi lado.
Me detengo. —¿De qué hablas?...
Ella me mira con serenidad. —He visto como observas por la ventana, desconectada del mundo exterior, pensando en tus amigas, Edén, tu vida. Todo en general. No tuviste una adolescencia común, Andrea—sus ojos de tristeza me hacen que no pueda escapar a esa verdad. —Me esforcé, pero vivíamos en Ciudad de México, y casi no podíamos salir. No la tuviste en sí. Un grupo de amigas, ese típico romance adolescente... es por eso que esta vida te gusta, y no pensaste en ello cuando iniciamos—explica con una voz tranquila mientras estamos detenidas a mitad del pasillo.
Tomo aire y me reservo a mirarle por un par de segundos. —Sí, pienso en eso. Me adapte tan bien, que olvidé que todo esto era una fantasía—respondo con una voz apagada, resignada.
Ella me mira con ternura. —No es una fantasía, lo estás viviendo y disfrutas. Han sido 2 meses... extraños en nuestras vidas. Ve todo lo que hicimos con tal de atraparla. Y admito que estos 2 meses han sido geniales, pero conocemos el final de esta historia. Y no podemos cambiar nada—afirma cuando me envuelve con su brazo,
Sonrió naturalmente. —Ha sido lindo. Y sí, me causa conflicto todo esto, por eso trato de despejar mi mente de dudas, vivir y disfrutar. Cuando llegue ese día, será duro. No como alguna vez imaginé—destacó.
Ella hace un ademán y empuja el carrito para que avance a su lado. —Algunas noches veo que pasas las horas charlando con tus amigas, o a veces con Edén. Me causa ternura y cierta melancolía el verte así, sí pareces esa típica chica adolescente... pero también me lleva a confirmar que has rechazado todos mis avisos—expresa mientras toma unas velas en forma de número.
Le observo cuando me freno un poco. —¿Cómo cuál?—le pregunto.
Ríe. —¿Es una broma? Te enamoraste del enemigo. Estás perdidamente loca por él...—se acerca a mí. —Es el hijo de la mujer que asesino a tu madre. Todo esto, es para arrestarla y atraparla por fin... por eso el final será triste, y eso lo destruiría—susurra a mi lado con obviedad.
Bajo la mirada. —Me gustaría poder cambiar mis sentimientos, no haber sentido nada por él... ¿pero que puedo hacer, mamá?—preguntó con desesperación.
Ella niega con la cabeza. —Lo peor es que te comprendo. Pobre chico, está enamorado de la chica que volverá de su vida un infierno—arquea su ceja. —Da igual, volvamos de nuevo a nuestras vidas de familia feliz—sonríe de oreja a oreja.
Me quedo estática de pie, con mi mano en el carrito y a mitad del pasillo. Dos personas pasan por mis costados mientras yo estoy en alto.
Ella voltea. —Andrea...—me habla y me saca de mi mente.
Suspiro y avanzo hacia ella con un poco de pesar en mis pies, esta situación me hace sentir extraña. Quizás son las palabras las que me lastiman, son reales. Y no puedo hacer nada, no creo poder revelarle la verdad a él.
Al final del día, estas semanas en curso de bachillerato ha sido el mismo dilema, me ha molestado en mi mente las mismas preguntas y cuestiones. Incluso, últimamente, imaginando un bello futuro en el que de alguna manera, Edén y yo podemos cumplir lo que visualice en mi sueño, aunque eso se ve cada mes más lejano, y mayor aún eso en cuanto se acerca el día en el que llevaremos a cabo nuestro plan.