Versame. Pensamientos Irreverentes

SORORIDAD

Después de que la tristeza la consumió, se derritió entre las sábanas.

De su rastro solo quedó una gran mancha roja, el color de sus entrañas.

Quizá fue una curandera, quien nostálgica secó bajo el sol las telas.

La luz cálida evaporó los recuerdos.

Ella subió en pequeñas gotas hasta quedar impregnada entre las nubes.

Hombro a hombro se refugió junto a sus hermanas, también diluidas por la nostalgía.

En forma de estructuras gigantes femeninas viajando por los aires tuvo lugar la sanación.

Bajaron con delicadeza, el rocío de una mañana silenciosa mojó sus puntiagudos dedos.

Desnudas entre un prado de margaritas, caminaron hasta tener la luna llena sobre sus cabezas.

Al momento de la transformación, cada una acarició la cicatriz ubicada entre sus senos,

curada pero no olvidada.

En el acto de un parpadeo crecieron como fuertes robles entre el prado y la mañana.

Bajo la tierra permanecieron unidas,

palpitando un corazonar,

siempre atentas para levantar a una nueva hermana.



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En el texto hay: memorias, prosa, cotidianidad

Editado: 08.08.2024

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