Viaje a las estrellas

❤ CAPÍTULO XIV ❤

Las horas se fueron volando luego de ese momento, fue muy difícil tratar de mantenernos enfocados en lo que veníamos a hacer, pero finalmente lo conseguimos.

Cuando llegó la hora, Iván me acompañó hasta la parada del autobus. Para camuflarse y que no lo reconocieran, se había puesto una gorra de su banda favorita y unos lentes oscuros, pero aunque en cierta forma se disimulara un poco su rostro, él terminaba llamando mucho la atención.

Debíamos ser muy cuidadosos cuando no estábamos los dos solos, es por eso que antes de partir nos habíamos despedido correctamente, pero estar junto a él y no poder estar más cerca como quisiera era algo en verdad tortuoso.

—Ahí viene el bus —lo escucho que dice, lo observo, él rápidamente deposita un beso en la comisura de mis labios—Hablamos luego —me dice y yo asiento aún con las mejillas sonrojadas.

Antes de que subiera al autobus Ivan sujeta disimuladamente mi mano y le propicia una caricia. Sonrió, y antes de que las puertas se cierren le lanzo un pequeño beso con los labios.

Durante todo el trayecto no dejaba de sonreír. Era la primera vez que me sentía de esta forma. Necesitaba volver a verlo. Anhelaba que la semana pasara volando para volver a sentir aquella sensación cálida de su aliento, quería volver a sentir su perfume, y por sobre todo, perderme en esos profundos ojos.

Siento mi teléfono vibrar en el interior de la mochila, introduzco la mano, al tomarlo la pantalla se ilumina.

3 llamadas perdidas de Caro

3 mensajes nuevos de CaroBoo

Introduzco el patrón para poder desbloquear el teléfono y abro los mensajes.

Caro: Zoey, mi nena preciosa, luz de mis ojos.

Cuando puedas contéstame que estoy a punto de hacer un hueco de tanto caminar de un lado al otro.

NECESITO SABER QUE TE FUE BIEN Y QUE IVAN TE TRATÓ COMO LA REINA QUE ERES.

Marco su número y comienzo a llamarla.

—¡Dime que todo salió bien! —contesta prácticamente a los milisegundos y grita, me veo obligada a alejar un poco el teléfono para no quedarme sorda.

—Todo salió de maravilla, Caro, tengo tanto que contarte.

—Ay dios mio —la escucho que corre por todo el cuarto y luego vuelve a pegarse el teléfono a la oreja— ¿Te bajarás en mi casa?

—Tengo que, no puedo entrar con ropa diferente a la que salí por la mañana.

—Cierto, mala mía, entonces te espero, y necesito todo con muchos detalles —y cuelga tan rápido como cuando me contestó al inicio.

Al llegar a la parada me bajo del autobus, me aseguro de que mis padres no estén cerca de la ventana y camino rápidamente a la puerta trasera de la casa de Caro, vuelvo a sacar mi celular para poder marcarle, pero antes de que si quiera presione el botón la puerta se abre y ella me hace pegar un susto de muerte.

—¡Caro! —la reprendo, ella se rie y me toma de la muñeca para introducirme dentro de su casa.
—¡Lo siento! Es que te vi desde la ventana del frente y fui corriendo a abrir.

Al llegar a la planta superior ella me da mi ropa y veo como las ansias la carcomen porque estoy dilatando el tiempo y no digo absolutamente nada. Al terminar la miro y podría jurar que está morada por aguantar la respiración, termino riendo y ella no puede más y me toma para que me siente a su lado.

Comienzo a explicarle lo que pasó, Caro es la persona más expresiva que puedo conocer y su rostro va cambiando a medida que avanza mi relato, al finalizar, veo que se da la vuelta y se frota los ojos mientras respira dificultosamente.

—¿Pero por qué lloras? —le pregunto sin entender que estaba pasando.

Es decir, creí que cuando terminara ella gritaría o algo, pero que se pusiera a llorar de golpe me descuadró completamente. Tomé su mano, ella me pidió que la dejara un momento en ese estado y cuando estuvo más calmada, tomó un poco de papel que tenía en el tocador.

—Lo si... lo siento —me dice y yo sigo sin entender que le pasa—. Es solo que, Zoey, es la primera vez en mucho tiempo que has podido cantar frente a otra persona, que ahora sea tu novio es un plus adicional —rio luego de escucharla—, pero no sabes cuán feliz me hace volver a ver ese brillo en tus ojos cuando hablas de algo que amas, la música.

Ella se acerca y me abraza, yo le correspondo.

Era demasiado afortunada por tener a alguien como Caro en mi vida.

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—Zoey, corazón, la cena está lista.

Al escuchar la voz de mi madre desde la entrada no pude evitar sentirme nerviosa. Respiré profundo, dejé las llaves sobre la mesa del recibidor y comencé a caminar en dirección a la sala. En cuanto asomé el rostro únicamente los vi a ellos sentados, mamá había puesto un plato adicional para Eliot, pero este brillaba por su ausencia.

—¿Cómo fue todo, cariño? —pregunta mi padre, no puedo evitar sentirme nerviosa.

—Bien, como siempre —contesto fingiendo naturalidad y ellos no se dan cuenta de que algo me pasa.

Terminamos de cenar, la cara de decepción de mi madre puede distinguirse a medida que levanta las cosas de la mesa. Se iba a cumplir una semana desde que Eliot había venido a vivir con nosotros, pero prácticamente parecía un fantasma.

Casi nunca estaba en casa, mamá me decía que se iba muy temprano por la mañana y que le avisaba que no iría a almorzar o a cenar, pero más allá de eso no teníamos mayor interacción. Él simplemente parecía que no quería tener nada que ver con nosotros, y a pesar de que mis padres trataban de no tomarle importancia y respetar su espacio, yo podía darme cuenta de que si les afectaba el trato distante que él tenía con ellos.

Luego de hacer mis deberes y hablar un poco con Ivan me fui a la cama, pero a eso de las dos de la mañana escuché la puerta abrirse y eso me despertó. Eliot siempre era muy cuidadoso al momento de regresar por la madrugada y no hacía ruido, pero yo siempre había sido de sueño ligero y si lograba darme cuenta cuando él llegaba.




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