—¡Que carajos, Zoey! —grita Caro, y la maestra de ciencias sociales que acababa de pasar por nuestro lado la reprende por su vocabulario—. Lo siento.
La maestra se detiene un momento en nuestra mesa y nos da a ambas un sermón por expresarnos de esa forma en público siendo dos señoritas. Caro finge remordimiento y le da la razón en todo, pero en cuanto la maestra se da la espalda aprovecha en sacarle la lengua mientras blanquea los ojos.
—Vieja amargada —susurra a medida que la profesora sale del comedor—. Volviendo a lo nuestro: Zoey, lo que me cuentas es horrendo, Eliot no solo pasó por algo traumatizante si no que tuvo que leer esos comentarios de mierda plagados por internet.
—Me sentí de la misma forma que tú —tras decir esto un bostezo involuntario escapó de mis labios.
Después de leer los primeros artículos no pude parar, comencé a investigar un poco más acerca de la noticia y para mi mala suerte, encontré una cantidad indigesta y repudiable de páginas en Facebook donde atacaban a Eliot por todo lo que había pasado.
El acoso que él había recibido fue enorme, yo no hubiera podido con tanta presión.
—¿Lo viste esta mañana? —pregunta Caro mientras da un sorbo al restante de su té verde, yo niego con la cabeza.
—Se fue a la misma hora de siempre.
—¿Has intentado llamarlo?
—No tengo su número.
—Espera, ¿cómo que no tienes su número? —Caro es la más indignada con lo que acabo de decirle— Ya deberías de haberlo pedido, imagínate que pase algo malo, papito lindo no lo quiera —añade mientras mira al cielo—, pero es importante que al menos tengan el contacto del otro.
—Mamá lo tiene, con eso bastaría… supongo.
—Zoey, Eliot nunca le diría a tu madre que algo le pasa —ella rueda los ojos.
—¿Y que te hace pensar que si me llamaría a mí?
—Pues… lo conoces desde que te brotó el primer diente —añade mientras ordena sus cosas en la bandeja—, por mucho que ambos hayan cambiado, esas cosas no se olvidan tan fácilmente.
En parte Caro tenía razón, por lo poco que conocía a este nuevo Eliot podía intuir que él jamás pediría ayuda a mis padres si lo necesitaba, no porque los odiara, sino porque simplemente se notaba que era bastante receloso con sus cosas y no quería involucrar a más gente, aunque claro, eso también me dejaba en una posición extraña a mí, que la noche anterior hubiera tenido la intención de dejar que me acerque probablemente era porque necesitaba conversar con alguien, y yo había sido el único ser vivo más disponible en ese momento.
—Bueno, tu primera tarea del día de hoy al llegar es pedirle su número —dice ella mientras se pone de pie con su bandeja, yo la imito, pero la observo con el ceño fruncido.
—Caro, no creo que quiera que lo moleste, ya lo hice ayer, dudo mucho que me deje hacerlo hoy.
—Vamos Zoey, no pierdes nada intentando —Caro dirige su mirada suavemente hacia mí y sonríe— ¡Tu puedes! —y diciendo esto ella aprieta mis mejillas provocando que casi se resbale mi bandeja.
Al dejar las cosas en su lugar salimos de la cafetería, todavía teníamos algunos minutos libres antes de la siguiente clase, por lo que ambas subimos las escaleras hasta llegar a la puerta que da para la azotea. Ese era nuestro lugar especial ya que siempre matábamos el tiempo allí.
—¿Y que me dices de Victor? —pregunto y puedo ver como sus mejillas se encienden.
—Ay Zoey, si esto es el cielo quiero no despertar —me dice y yo no puedo evitar sonreír.
Caro me había contado con lujo de detalles como venía siendo su acercamiento con Victor y yo no podía estar más feliz por ella, era la primera vez que veía que sentía interés romántico por alguien, y que fuera igual de correspondida me ponía contenta.
—Me invitó a ver una de sus películas el jueves por la tarde.
—¿Me das una copia para entrar a cambiarme cuando regrese de ver a Ivan?
—La pregunta me ofende —contesta ella mientras introduce la mano dentro de su bolsillo—. De hecho, ayer había sacado una solo que me olvidé comentártelo, la prueba que tendremos hoy para literatura terminó de quemar mi cerebro.
—Gracias —le digo luego de guardar la llave— Entonces ¿te pasará a buscar?
—No, me iré al centro de la ciudad, su chofer pasará a recogerme y luego me llevará a su casa. Ya sabes como es mamá con el tema de los chicos, no quiero que me de una larga e innecesaria charla acerca de los cuidados que debo de tener.
—¿Es seguro, tiene su número, sabes al menos la ruta? —comencé a lanza preguntas una tras otra y ella alza las manos para que me detenga.
—Zoey, basta, ya te pareces a mi madre.
—Caro, tu mamá y yo te amamos, que me preocupe es lo menos que puedo hacer —contesto—. Si él te pasara a buscar me sentiría un poco más tranquila, pero que mande a su chofer… no sé, me da un poco de miedo que algo te pase.
—Despreocúpate, su chofer lo viene transportando desde que hizo su primer protagónico hace ya seis años, es alguien de confianza.
—Bien, pero al menos quiero que me mandes un mensaje cuando hayas llegado.
—Sí mamá, no lo olvidaré —dice ella y yo comienzo a reír.
Para cuando el timbre suena ambas nos ponemos de pie para ir a rendir el examen de Literatura. Estaba demasiado nerviosa, pese a que Literatura era una clase que me gustaba, y había estudiado durante la semana, la trasnochada del día anterior había dejado mi cerebro hecho papilla.
Conforme vamos bajando las escaleras siento mi celular vibrar en el bolsillo de mi pantalón con insistencia, lo tomo e inmediatamente una sonrisa se dibuja en mi rostro, Caro sonríe mientras camina unos pasos más adelante para que tuviera algo de privacidad mientras abro el mensaje de Ivan.
Ivan: Ricitos ❤
Tendré a Benjamin todo el día cerca así que no podré usar mi teléfono ):
Pero sé que tienes un examen ahora y quería darte suerte, aunque sé que lo harás de maravilla porque eres estupenda 😘
Te quiero mucho, hermosa ❤