La sensación de algo pesado sobre mi cuerpo terminó despertándome. Al abrir los ojos pude ver el rostro de Eliot muy cerca del mío, tuve que parpadear varias veces para entender que estaba haciendo él en mi habitación, pero tras despertar correctamente recordé lo que había pasado la noche anterior.
Comencé a sentirme nerviosa. Es decir, de niños hubo varias veces donde dormimos juntos ya que hacíamos pijamadas, pero la situación era diferente ahora, y aunque tratara de ver al niño que conocí me era imposible hacerlo.
Eliot era demasiado apuesto. Tenía unas pestañas largas y envidiables, su piel era tersa, sus labios eran carnosos, y su físico era envidiable. Tal vez cualquiera en mi situación hubiera buscado llevar las cosas a otro peldaño, pero la simple idea de que estas tonterías estuvieran rondando mi mente me descuadraban por completo. Tenía novio. Lo amaba, y Eliot solo era un muy querido amigo de la infancia…
—Duérmete —lo escucho que dice aún con los ojos cerrados.
—Pe… pensé que dormías —respondo sintiendo mi rostro arder.
—Lo hacía, pero cuando desperté y me di cuenta que me observabas fijamente, quería ver que es lo que hacías.
Blanqueé los ojos luego de oírlo, él rio pero aún mantuvo su brazo alrededor de mi cuerpo.
—Y… yo debo irme.
—¿No me darás un beso de buenos días? —suelta de pronto.
—No seas payaso —susurré mientras observaba a otro lado.
Esta vez logré deslizarle hasta el borde, aunque le estaba dando la espalda a Eliot podía sentir su mirada sobre mí y eso generaba que mi corazón latiera con prisa. Su teléfono que estaba sobre el escritorio comenzó a sonar, Eliot me pidió que lo tomara y al hacerlo vi el nombre de Ivan en la pantalla.
Sentí como una espina se clavó en mi corazón.
No había pasado nada entre nosotros, pero dormir con un chico que no es tu novio era algo que jamás imaginé que haría.
—¿Qué quieres? —lo escucho que dice cuando finalmente contesta— Son las… ocho —completa luego de ver la hora en su celular—. Ivan, que te piensas ¿Qué soy tu groupie? —Eliot voltea a observarme y luego sonríe— Bueno, como entenderás, estoy algo adolorido así que, patrón, me tomaré el día de hoy si no te molesta. Voy a colgar, adiós.
Tras finalizar la llamada Eliot se sienta encima de la cama, todavía me observaba, y a diferencia de otras veces, no lograba descifrar que es lo que buscaba transmitirme.
—Zoey, ¿me ayudas con algo?
—¿Con qué?
—Pues con la férula no tengo demasiada movilidad —añade mientras alza el brazo— ¿Me ayudas a cambiarme?
—¿Disculpa?
Eliot comenzó a reírse con fuerza ya que mi cara debió de ser todo un poema. Ahí me di cuenta que solo me estaba molestando, aunque lo dijo con tanta seriedad en sus palabras que de ser alguien más hubiera malinterpretado toda la situación.
—Iré a ayudar a mamá —anuncié antes de salir corriendo del cuarto.
Cuando estuve al otro lado me permití respirar con normalidad, Eliot siempre tenía esa capacidad de hacer que mi mente volara a otros lugares, pero algo que debería entender es que todas las personas podrían malinterpretarlo si se jugaba de esa manera.
Antes de ir a la cocina me puse un buzo para estar más cómoda, busqué mi celular pero no lo encontré por ningún lado, y ahí fue cuando recordé que lo había olvidado en la mesa de la cocina. Era sábado así que papá estaba en casa, al llegar a la cocina los saludé, tomé mi teléfono, revisé las notificaciones, pero el último mensaje que tenía era de Caro que me estaba contando la cita que había tenido con Victor.
Una mueca de desilusión se formó en mi rostro, por suerte le estaba dando la espalda a mis padres ya que había ido al refrigerador a tomar la caja del jugo de naranja.
Al girar el cuerpo me senté y mi padre comenzó a aclararse la garganta, mi madre ni siquiera le prestaba atención, ella estaba ocupada terminando de servir el desayuno, aunque cada tanto veía que le dedicaba una mirada.
Sin embargo, antes de que él comenzara a decir lo que quería el timbre de la puerta sonó, los tres nos miramos confusos, no esperábamos ninguna visita, menos un sábado por la mañana. Mamá fue en dirección a la puerta, la oímos conversar con alguien y al cabo de unos segundos ella volvió mientras sostenía un ramo de flores, luego el siguiente en llegar fue Ivan que traía otro ramo entre sus brazos.
—Buenos días, Señores Walker.
Comencé a toser, el jugo que había tomado se desvió de su camino, mi padre hizo lo mismo, ya que justo acababa de tomar un sorbo de su café.
—¿Ivan? —él me observó y luego caminó en mi dirección para entregarme el otro ramo de rosas rojas que se veía ligeramente más elaborado.
—Perdonen la interrupción, sé que es temprano, pero vine a buscar a Eliot para que me acompañe al set, yo me encargaré luego de llevarlo a la clínica para su chequeo.
—¿Y las flores que? —pregunta mi padre con el ceño fruncido mientras me observa como diciendo que las aleje de mí.
—Quería agradecerles lo que han hecho por Eliot —dice y luego introduce una mano dentro de sus jeans—. Le traje esto Sr. Walker, es una entrada VIP para usted y su familia en el resort Heaven para que puedan disfrutar de una tarde agradable.
—¡Que detalle! —chilla mi madre prácticamente arrebatándole las entradas a mi padre— Pero siéntate querido, no puedes ir a trabajar con el estómago vacío.
Sin hacer caso a las miradas que mi padre le proporcionaba Ivan tomó asiento a mi lado, de forma disimulada acarició mi pierna con uno de sus dedos, pero bastaba con que la distancia fuera así de corta para que mi padre quisiera sacarlo a patadas de la casa. No había algo que él odiara más que los músicos, crecí escuchando que jamás debía de estar con uno, y había hecho exactamente lo contrario.
Las pisadas en las escaleras llamaron mi atención, al desviar el rostro vi Eliot entrando, este al darse cuenta de que Ivan estaba allí suspiró de cansancio y luego me observó y sonrió. Él pasó por detrás y tomó la otra silla para sentarse a mi lado izquierdo.