Observé que traía puesta un pijama de Caro y supuse que ella me había cambiado cuando llegamos. Traté de levantarme, pero la cabeza me daba vueltas así que mi cuerpo cedió hacia atrás, el movimiento hizo que Caro despertara de golpe. Traía los ojos hinchados de tanto llorar, me miró, y prácticamente se abalanzó sobre mí para abrazarme. No dejaba de pedirme perdón.
Mi cuerpo se sentía todavía aletargado, pero la rodeé como pude con mis brazos. En ese instante comencé a recordar lo que había pasado la noche anterior y sentí mucho miedo. Vi mi muñeca y las marcas de la mano de Dylan todavía estaban allí. Comencé a llorar. Si no hubiera sido capaz de gritar, Caro nunca hubiera salido y no quiero ni imaginar lo que ese imbécil me hubiera hecho de haberme logrado encerrar dentro del cuarto.
Temblaba y mi respiración se volvió agitada, Caro se separó y me tomó de las manos mientras me ayudaba con las respiraciones. Pasaron varios minutos, finalmente pude calmarme.
—Lo siento tanto —susurró ella mientras me abrazaba—. Perdóname, Zoey. Dios, entenderé si no quieres volver a hablarme y me odias, pero, mierda, no tienes idea de lo mal que me siento de que estuvo a punto de pasarte algo horrible por mi culpa.
Caro se veía en verdad mortificada por todo lo que había pasado, me sujetaba como si fuera algo tan frágil que estuviera a punto de romperse.
—Caro —le dije, ella se separó para observarme—. Estoy bien —traté de calmarme, pero temblaba tanto que ella solo me observó.
Estuvo apunto de hablar pero su celular comenzó a sonar, ambas dirigimos nuestra mirada a la pantalla, Victor la estaba llamando, Caro frunció el ceño, tomó el teléfono y lo apagó sin más, la observé y ella volvió a enfocarse en mí.
—Lo lamento, Zoey —me dijo con la voz quebrada—. Te prometo que haré lo que me haga falta con tal de enmendar este terrible error.
—Caro, está b…
—No, no está bien —me corta mientras frunce el ceño—. No trates de hacerme sentir mejor. Fui una imbécil, puse a la persona que más amo en todo el mundo en peligro por un idiota. No volverá a pasar, te lo juro Zoey, no volveré a dejar que algo así vuelva a pasar.
Caro me acompañó al baño y me ayudó a lavarme la cara, sentía que todo me daba vueltas y las luces eran demasiado estridentes. Le pregunté que había pasado con Eliot, ya que recordaba haberlo visto antes de perder el conocimiento, pero me dio una respuesta vaga, aunque se veía que había algo más que me estaba ocultando, pero por más que le insistí no me quiso decir que era.
Me dio una aspirina y para el medio día ya me sentía un poco más repuesta. De regreso a la habitación escuchamos las llaves de la entrada, su mamá pasó por el cuarto y observó a Caro muy molesta. Era momento de que me marchara.
—Zoey déjame me cambio, te acompañaré a casa —me dice mientras toma una sudadera de la silla.
—Oye, tranquila, puedo ir sola, además… creo que tu mamá necesita hablar contigo.
Caro se veía muy incómoda, no sabía a que hora habíamos llegado, pero lo que si recordaba a la perfección antes de prácticamente desmayarme era el sonido del teléfono repicando una y otra vez sin descanso.
—Te llamaré más tarde para saber como te encuentras ¿sí?
—Está bien.
Al tomar mi celular vi la hora, era casi el medio día, me metí al chat de mi mamá y vi que Caro o Eliot le habían enviado un mensaje por la noche diciéndole que acababa de llegar e iba a dormir.
En cuanto puse un pie fuera de su casa comencé a oír como Eliana comenzó a discutir con Caro aunque no entendía nada de lo que le estaba diciendo.
Al llegar al portón de mi casa abrí la cerradura con miedo, entré despacio a la puerta y escuché a mis padres conversando en la sala mientras miraban las noticias, los saludé rápidamente, dejé las llaves en la entrada y comencé a dirigirme escaleras arriba, quería hablar con Eliot, necesitaba darle las gracias por lo que había hecho por mí la noche anterior, pero cuando llegué a su cuarto no vi a nadie.
Comencé a llamarlo, no me respondía. Le envié un mensaje de texto, pero solo aparecía un check así que posiblemente donde estaba no tenía señal.
Me sentía demasiado mal. Tuve que sentarme en el suelo ya que sentía que iba a tener un ataque y el frío el suelo sería lo único que lograría distraer mi mente en ese punto. Necesitaba hablar, al observar mi muñeca con las marcas podía jurar que todavía sentía la mano de Dylan apretándola con fuerza, y podía jurar que su aliento todavía se sentía en mi oreja.
El timbre comenzó a sonar con desesperación, luego oí como las pisadas de las escaleras resonaron por el pasadizo y la puerta de mi habitación no tardó en abrirse. Ivan entró con la respiración agitada y caminó directamente hasta donde estaba, tapé mi muñeca por inercia y enseguida quitó mi mano para ver la marca.
—¿Te hizo algo ese hijo de puta? —pregunta mientras me observa, es la primera vez que lo veía así de enojado.
—¿Qué… qué haces aquí?
—¡Contesta! —aprieta los dientes— ¿El mal nacido de Dylan Klein te hizo algo? —niego con la cabeza temblando.
—Caro no dejó que pasara —respondo—, y Eliot… me salvó.
—Es todo lo que necesitaba escuchar.
Diciendo esto dio media vuelta y se fue, Ivan se subió rápidamente al auto y pisó el acelerador, mis padres se habían asustado por la forma brusca en la que se fue, pero en cuanto bajé detrás de él prácticamente corriendo, alcancé a oír la noticia que estaban pasando en la televisión.
—¡Noticia de última hora! —comenta el reportero— Hace algunos minutos nos llegaron videos de una pelea que se llevó a cabo en el lujoso barrio de St. Richard, la policía acaba de llevarse detenido a Eliot Brown, hijo del famoso compositor Theo Brown, luego de golpear brutalmente a Dylan Klein, el vocalista de Angel’s.
Observé la pantalla y vi las grabaciones que habían hecho los residentes, Eliot tenía contra el suelo a Dylan y lo golpeaba sin descanso una y otra vez, Dylan había tratado de defenderse, pero no podía hacer nada al respecto.