Llevaba tanto tiempo apretando el libreto que este estaba a punto de deformarse. Traté de calmarme, pero que el auto avanzara tan lento solo incrementaba mi ansiedad. Ya había perdido la cuenta de cuantas veces le pregunté a Agustin cuanto faltaba para llegar, y aunque siempre me contestaba de forma cordial, otro en su situación ya me hubiera mandado a callar, o peor aún, ya me hubiera bajado del auto y me hubiera dejado a mi suerte.
El director nos había dado una semana para poder prepararnos, pero entre la nueva escuela, las tareas y los ensayos en Golden, me sentía tan agotada y estresada que hasta el ojo me palpitaba.
—Llegamos —escucho que dice Agustin mientras estaciona.
Al bajar me topo con el enorme estudio, era el mismo que se utilizó para la película donde tuve una pequeña participación, pero ahora todo había sido adaptado para la nueva película.
Los miembros del staff me saludaron, pero aunque trataran de disimularlo, sabía que estaban hablando acerca de Ivan, Camille y de mí por el supuesto escándalo que dijo Ursula en televisión nacional.
Desde que se había anunciado nuestra participación en la televisión las redes estallaron, Golden aprovechó el momento para citarnos a una sesión de fotos, y como era lógico, a mi siempre me colocaban en medio de ellos. Me sentía demasiado incómoda con toda la situación, pero no quería darle el lujo a los demás de que me vieran renunciar a esta gran oportunidad.
—¡Zoey, bienvenida! —gritó Corbin mientras terminaba de dar unas indicaciones.
Lo saludé, él comenzó a contarme acerca del itinerario, aparentemente hoy se grabarían las escenas de Camille y de Ivan durante la mañana, y por la tarde, se grabarían las mías. Agustin anotaba todo lo que él decía, se notaba que quería dar lo mejor de si, pero antes de que Corbin terminara de darnos las indicaciones, el chillido de algunas chicas se escuchó a lo lejos y no necesitaba ser adivina para saber quien acababa de llegar.
Volteé hacia la entrada, Ivan estaba llegando de la mano con Camille, y atrás venían sus respectivos representantes, por unos breves segundos nuestras miradas se cruzaron, pero él rompió rápidamente el contacto entre nosotros. Benjamin, que iba unos pasos más atrás me observó a detalle, y como últimamente hacía, todo su lenguaje corporal gritaba que me consideraba una molestia.
—Director Corbin, un placer volver a verlo —dice Benjamin, quien pasa por mi lado y termina dándome la espalda—. Sepan disculpar la tardanza, Ivan y la señorita Reinolds tuvieron sesión de fotos y el cambio de vestuario demoró más de lo planeado.
—Pierdan cuidado —añade—, por suerte estamos a tiempo. Ahora, Benjamin, Marck —diciendo esto observa al representante de Camille—, mi asistente guiará a los jóvenes a los camerinos, por favor acompáñenme.
Las tres puertas de los camerinos fueron visibles tras dar algunos pasos, la de Ivan quedaba justo a la izquierda, un poco más lejos que el de nosotras, y la de Camille y la mía estaban prácticamente una a lado de la otra.
Cuando estuvimos lejos ambos se soltaron las manos, el asistente nos indicó que dentro ya nos estaba esperando el estilista así que no teníamos que preocuparnos por nada. Camille fue la primera en entrar sin mirar atrás, me quedé observando la estrella que tenía mi nombre sin todavía procesar todo esto, pero la mirada que me proporcionaba Ivan en ese momento me forzó a entrar con prisa.
Del otro lado una muchacha comenzó a alistarme, era joven, probablemente era apenas unos cinco años mayor que yo, pero el profesionalismo con el que trabajaba era algo admirable.
Cuando terminamos me dirigí detrás de las cámaras y tomé asiento en una se las sillas que tenían mi nombre, sujeté el libreto y comencé a releerlo una y otra vez para aprenderme las escenas que se grabarían por la tarde.
Ivan y Camille llegaron y se posicionaron en medio del escenario, las luces los apuntaban directamente y tras darle unos retoques a Camille, finalmente el director dio inicio con la grabación.
Aunque odiara aceptarlo, Ivan y Camille eran increíbles, la capacidad que tenía ella de cambiar de personalidad cuando la cámara estaba encendida era demasiado intimidante, por momentos uno no sabía cual era la verdadera persona, hasta podía jurar que el persona fue diseñado exclusivamente para ella.
Ivan por el contrario no se quedaba atrás, era relativamente nuevo en el mundo de las actuaciones pero las correcciones que tenía por parte del director eran mínimas, y en su mayoría, era pedidos de que pusiera más énfasis en alguna de las oraciones que estaba interpretando.
—Lo harás estupendo —escuché a Agustin colocarse a mi lado, le sonreí, y luego devolví mi vista al libreto.
—¿Todo bien con el dúo terrible? —pregunto, él rie por mi ocurrencia.
—Bien para tratarse de ellos.
Agustin me había contado lo que pasó el día que nos reunimos todos, aparentemente Benjamin y Marck lo estaban tratando de convencer, o mejor dicho forzar, a que yo renunciara al protagónico, él por supuesto se había mantenido firme, pero también era consciente de que acababa de firmar su sentencia. Nadie le decía que no a Benjamin Moore y tenerlo como enemigo en sus palabras, era algo que jamás hubiera pensado en todos los años que llevaba dentro de Golden.
Para cuando nos dimos cuenta ya era momento de que yo comenzara a grabar mis escenas, tuve que volver al camerino para que me dieran los otros accesorios que faltaban. No tarde demasiado, mi idea era ir y salir rápido para no cruzarme a ninguno de ellos, pero no se incluyó el paquete de buena suerte en mi nacimiento así que al salir me topé con Ivan.
Caminé serena, debía mostrar profesionalismo. Sería desastroso ponerme a correr como si tuviera algún tipo de peste contagiosa. Ambos estábamos en silencio, él no dijo nada, pero comenzó a caminar a mi lado. Mi teléfono vibró, lo tomé y leí el mensaje de Eliot que acababa de llegarme, sonreí, y fue en ese instante donde él me tomó de la muñeca y me llevó a un lado contrario.