La tensión en la mesa seguía palpable mientras Thomas intentaba calmarla, quien no estaba dispuesta a tolerar más imposiciones por parte del abuelo de su esposo. Con gestos de frustración, Alma se levantó de la mesa, decidida a enfrentar la situación de una vez por todas.
—No puedo seguir tolerando estas órdenes sin sentido. Voy a hablar con tu abuelo y poner las cosas claras de una vez por todas —declaró con determinación, ignorando las miradas curiosas de los demás comensales en el restaurante. Thomas la siguió, tratando de calmarla.
—Espera. No sabemos qué puede estar pasando. Mi abuelo siempre tiene sus razones.
Pero ella estaba decidida. Caminaron juntos hacia la salida del restaurante, donde un vehículo los esperaba para llevarlos hacia la mansión de la familia Hall. El trayecto transcurrió en un incómodo silencio, interrumpido solo por el suave murmullo del motor del automóvil.
Al llegar a la mansión, fueron recibidos por el abuelo, quien los esperaba en el vestíbulo con una expresión seria en el rostro. Sin preámbulos, el anciano se dirigió a ellos.
—Thomas, Alma, necesito hablar con ustedes sobre un asunto urgente que concierne a la familia. Por favor, síganme —indicó con voz firme. Sin darles tiempo para responder, el abuelo los condujo hacia una sala de estar lujosamente decorada, donde los esperaba un grupo de personas serias y bien vestidas. Los recién llegados intercambiaron miradas nerviosas, preguntándose qué podía estar sucediendo.
El patriarca de los Halls tomó asiento en un sillón y les indicó que hicieran lo mismo.
—Hace unos días, recibí una carta anónima que contenía información delicada sobre un asunto que concierne a nuestra familia. Al principio, no le di mucha importancia, pero después de realizar algunas investigaciones, descubrí que había algo de verdad en lo que decía. —Con solemnidad comenzó a explicar lo que sucedía. La pareja se miró, desconcertada por la revelación. El abuelo continuó—. El contenido de la carta sugiere que alguien está intentando socavar el buen nombre de la familia Hall y poner en peligro nuestros intereses comerciales. Necesito su ayuda para investigar este asunto y descubrir quién está detrás de todo esto. Además, necesito que tú, Alma, te pongas al frente de las empresas. He intentado que mi nieto se conduzca responsablemente, pero hasta hoy no ha dado indicios de un cambio, solo le interesa continuar la vida que lleva hasta ahora. Alma asintió mirando a su ahora esposo de modo retador, comprendiendo la gravedad de la situación. Aunque su matrimonio había comenzado como un acuerdo de conveniencia, ahora se encontraban unidos y ahora le estaban dando la responsabilidad de proteger el legado de la familia Hall y descubrir la verdad detrás de las sombras que amenazaban con destruirlo todo.
El anciano les entregó una copia de la carta anónima, cuyo contenido detallaba acusaciones serias sobre corrupción y malversación de fondos dentro de la empresa familiar.
Alma leyó el documento con atención, sintiendo cómo la gravedad de la situación se apoderaba de ella. Thomas, por su parte, frunció el ceño, tratando de procesar la información y discernir quién podría estar detrás de tan infames acusaciones.
El abuelo continuó su explicación, detallando las implicaciones legales y financieras de las acusaciones y la necesidad urgente de encontrar al culpable para evitar un escándalo público que pudiera dañar irreparablemente la reputación de la familia Hall.
—Cuente conmigo —pronunció ella, en un tono serio—, pero necesito hablar, a solas, con usted. —Se acomodó en los sofás frente al abuelo, expectante ante la grave situación que se le presentaba.
—Necesito que trabajen juntos para investigar este asunto —dijo el abuelo con solemnidad—. Conozco las circunstancias inusuales de su matrimonio, pero confío en que, unidos, podrán desentrañar este misterio y proteger el legado de nuestra familia y que, al fin, Thomas asuma las riendas de su vida.
Después de una breve reunión para discutir estrategias, Thomas se retiró a su habitación en la mansión. Las demás personas también salieron de la estancia, dejando al anciano y a la joven solos.
El abuelo de Thomas, un hombre de semblante serio y penetrantes ojos azules, se quedó a solas con Alma y la invitó a acompañarlo a su despacho privado. La joven se sentía nerviosa ante la perspectiva de enfrentarse a él, sabiendo que estaba a punto de recibir explicaciones que podrían cambiar su percepción de todo lo que había sucedido hasta ese momento.
—Alma, sé que estás aquí para obtener respuestas, y estoy dispuesto a dártelas —comentó el anciano. Su voz resonaba con autoridad en la habitación silenciosa. Ella asintió, reuniendo todo su coraje para escuchar lo que el abuelo de su esposo tenía que decirle—. Entiendo que te sientas confundida y tal vez incluso molesta por las circunstancias en las que te has visto envuelta —continuó el abuelo—. Pero necesito que comprendas que todo lo que he hecho ha sido con la intención de asegurar el futuro de la familia.
—Lo que no sé es, ¿por qué yo? —cuestionó mientras fruncía el ceño, sintiéndose intrigada por las palabras del anciano—. ¿Qué tenía que ver ella en todo esto?
—Cuando propuse el matrimonio entre tú y Thomas, lo hice con la esperanza de que pudieras influir en él de una manera que yo no he logrado hacerlo —explicó el abuelo—. Thomas ha demostrado ser un joven obstinado, más interesado en los placeres mundanos que en sus responsabilidades como futuro líder de la empresa. Pensé que si tenías un papel importante en su vida, podrías ayudarlo a ver las cosas de manera diferente. —Ella se quedó sin palabras, sorprendida por la revelación. Nunca había considerado que su matrimonio pudiera ser parte de un plan tan elaborado por parte de su abuelo suegro—. La fusión de nuestras empresas es una oportunidad única para ambas familias. Sin embargo, he decidido ofrecerte una compensación adicional por tu participación en este matrimonio.